121. El diario de Zac

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— Mucho gusto— le dije feliz.
— Igualmente— dijo—, ¿Veniste sólo con tus padres?
— No, mi hermano y su pareja también están aquí— dije—, además de...
— Ah, están en una visita familiar— dijo—. Qué bien. Es un sitio bueno para eso. ¿Son de la ciudad o vienen de otra?
— De otro estado de hecho— dije.
— ¿Es muy lejos?
—  Es la ciudad capital— dije.
— ¿Vienen desde allá? Parece demasiado esfuerzo solo por un parque. Además no pareces estar en condiciones de viajar— dijo y miró mis dedos con las férulas.
— Estoy bien. En realidad vinimos a visitar al abuelo que vive en esta ciudad— dije.
— Y aprovecharon para venir a este parque. Es una buena idea. Aún hay adornos por San Valentín
— ¿Tú estás aquí por eso? ¿Con tu pareja?
— No, vine con unos amigos— dijo—. Pero ellos fueron al destructor y yo no iba a subirme ahí, odio vomitar. Así que decidí dar una vuelta por el parque.
— Yo me subí y efectivamente vomité. Ojalá me hubieran advertido eso antes.
— Es lo que le hace falta a este lugar. Un letrero enorme que diga “El destructor podría hacerlo vomitar hasta su alma, suba bajo su propio riesgo”.

Me reí.

— Antes de subir le di mi teléfono a mi mamá— dije—. Así que no tengo cómo contactarlos. De no ser por ti seguiría ahí muy perdido.
— Hay teléfonos públicos en varias partes del parque— dijo.
— Tampoco sabía eso— dije.
— En algún momento lo hubieras descubierto. Si quieres llamarles podría prestarte el mío.
— Creo que debería. No quiero que se preocupen.

Nos detuvimos. Me dio su teléfono. Marqué el número de mamá. Ella contestó.

— ¿Calabacita?— dijo ella.
— Soy yo— dije.
— ¿Dónde estás?— preguntó.
— Me confundí de señal amarilla y me fui a la que no era. ¿Sabías que hay tres señales amarillas iguales?
— No lo sabía— dijo ella—, ¿Aún sigues ahí? Iremos por ti.
— No hace falta— dije—. Me encontré con alguien muy amable que está ayudándome. Ustedes esperen en donde están, llegaré pronto.

Terminé la llamada. Le regresé su teléfono.

— Muchas gracias— le dije.
— De nada— dijo—. Ahora continuemos.

Lo seguí.

— ¿Y cómo está todo en ciudad capital?— dijo—. Hace mucho que no voy.
— Sigue como siempre— dije—. O eso creo. La verdad es que no hace mucho desde que me fui a vivir ahí.
— ¿No vivías en esa ciudad?
— Fui para estudiar— dije—. Entré a una universidad así que me cambié de ciudad.
— Yo también estudiaba ahí— dijo—. En la universidad pública.
— ¿De verdad?— dije—. Yo estudio en la que está a su lado.
— ¿La que es muy cara?
— Gané una beca especial— dije—. Es un descuento muy bueno.
— Debes ser muy listo entonces— dijo—. Escuché que esas becas son difíciles de conseguir.
— Me esforcé mucho— dije—. ¿Tú te graduarse de esa universidad?
— No, en realidad debería seguir estudiando ahí pero me tomé un descanso— dijo.
— ¿Por qué? ¿Te resultó muy abrumador? Porque si es así lo entiendo completamente. La universidad es difícil. Mi compañero de departamento estudia ahí y suele esforzarse mucho para obtener buenos resultados.
— En realidad no es por eso— dijo—. Tuve algunos problemas personales con unas personas y decidí dejar pasar un tiempo para que todo se tranquilizara.
— Lamento escuchar eso— dije— , pero planeas volver, ¿No?
— Me dijeron que podía siempre y cuando comenzara todo desde donde lo dejé. Generalmente eso no se puede pero yo estaba en un programa especial.
— Yo también estoy en un programa especial en mi universidad. Estudio leyes.
— Yo estudiaba física— dijo él.
— Suena muy bien. Un conocido me ha contado que es muy interesante.
— ¿También estudia física?
— Así es— dije mientras recordaba a Ben.
— La facultad de ciencias es muy buena— dijo él—. Quizá debería regresar. Planeaba especializarme en física experimental después. ¿Tú planeas especializarte en algo?
— En política— dije—. Voy a ser presidente un día así que quiero estar lo mejor preparado posible.
— ¿Presidente? La política suena complicada.
— También es muy fascinante— dije.
— Seguramente sí. Te deseo mucho éxito entonces.
— Y yo a ti— dije—. Apuesto a que cuando vuelvas ya todo estará bien.
— Eso deseo. Las cosas se salieron un poco de control pero... espero que todo se encuentre mejor. Simplemente... quiero empezar de nuevo.
— Parece una gran idea— dije—. Yo lo hice cuando me cambié de ciudad. De alguna manera empecé de nuevo. No sólo porque mi entorno cambió, sino porque también yo lo hice. Siento que mejoré. Cambié algunas cosas de mi actitud y me di cuenta de muchas otras que no sabía que estaban mal, creo que me volví una mejor versión de mí mismo.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now