178. El diario de Zac (y unos dibujos)

42 11 23
                                    

Jimi tuvo una crisis en medio de la noche en el primer día que se quedó con Neil. Will fue a revisar si se había hecho daño. Jimi volvió a lastimar su hombro cuando cayó de la cama aunque según él no le dolía. Tenía la carita muy mojada por sus lágrimas pero no era por el dolor físico. Era por la pesadilla que hizo que se cayera. No quiso hablar sobre eso, parecía muy asustado. Odiaba verlo así. Me daban ganas de llorar yo también. Y lo hice pero no enfrente de él, sino con Will cuando volvimos a nuestro departamento. Él me abrazó y me dijo que confiara en Neil. Lo cuidaría bien y Jimi mejoraría. Decidí creerle. Pero después de unos días simplemente no entendía qué pasaba. Jimi se veía... más triste que antes.

Neil dijo que era efecto del encierro y de la abstinencia a las drogas. Al principio mientras estaba en el hospital su cuerpo no parecía necesitarlas pero en ese momento mientras su estrés aumentaba, comenzaba a desearlas. Neil no iba a darle nada y aunque Jimi no se las pedía, sí se quejaba mucho. Decía que le dolía mucho la cabeza. Y se quedaba mucho tiempo encerrado en sus pensamientos, tanto que en veces no parecía estar ahí. Como si su mente abandonara su cuerpo.
Me preocupaba mucho pero no podía hacer nada para ayudarlo más que prepararle comida y visitarlo. Hablaba muy poco. No me ignoraba porque hasta se veía feliz al verme... pero se distraía fácilmente así que retener su atención no era posible. Todo eso me frustraba mucho pero no podía decirle nada porque Neil decía que presionarlo no estaba bien. Él decía que progresaba mucho con Jimi en terapia pero a mí no me lo parecía. Quería ser de más ayuda. Así que iba a la escuela y regresaba lo más rápido que podía a casa. Aún así no podía verlo cuando quería. Neil había creado horarios para Jimi porque temía que nuestra presencia pudiera resultarle invasiva así que aunque quisiéramos verlo no podíamos. Me sentía muy estresado. Logan se dio cuenta y una vez mientras nos encontramos afuera de la universidad, le conté lo que pasó con Jimi. Me escuchó atentamente.

— Lamento mucho lo que pasó a tu amigo— dijo—. Suena terrible. Como una pesadilla horrible. No puedo imaginarme siquiera lo que debe estar sintiendo. Más allá del daño físico, el emocional parece irreparable...
— Neil dijo que va bien— dije—. Pero a mí... no me lo parece.
— Porque un daño así no se va a reparar en unos días— dijo—. Ese niño fue atormentado por meses. Debe tener traumas bien intensos. Quizá mejore... pero lentamente. No soy psiquiatra pero si tu padre dice que está mejor, es porque así es. Confía más en él.
— Confío en él... pero me preocupa.
— Por supuesto que sí— dijo—. Pero parece que no hay mucho que puedas hacer por él ahora. Yo creo que ya cocinando para él haces mucho. Seguramente valora tu esfuerzo.
— Quiero poder ayudarlo más.
— Lo ayudas estando feliz. Si te ve angustiado podría preocuparse. Así que toma tus pastillas, come bien y cuídate mucho. Cuando te necesite, podrás estar a su lado.

Logan siempre parecía saber qué decir.

— Hay que ir a despejarnos un momento— dijo.
— Debo estar en casa— dije.
— Aún si llegaras rápido, debes esperar para ver a tu amigo. Su horario de visita es dentro de algunas horas. Hagamos algo divertido.

La idea de diversión de Logan fue ir a un basurero.

— ¿Qué hacemos aquí?— dije.
— Romperemos cosas— dijo y me dio una barra de metal—. Comienza a golpear todo lo que quieras.
— No sé si quiero hacer eso.
— Sólo hazlo. Te hará sentir mejor.

Recordé que Jimi dijo que eso era algo que a él le gustaba hacer. Sostuve firmemente la barra y golpeé una ventana. Fue bastante satisfactorio.

— Se... siente bien— dije sorprendido.
— Ayuda con el estrés— dijo—. Así que aprovecha.

Pasamos varias horas golpeando cosas y hablando de Jimi. Terminé muy cansado.

— Me siento mejor— dije.
— Yo no— dijo—. Siento mucho odio por la policía. Son unos incompetentes. Jimi es la víctima obviamente, no puedo creer que quisieran meterlo a prisión. Al que deberían recluir ahí es al sujeto que le hizo todo eso a tu amigo. Pero ni eso saben hacer bien porque se les escapó.
— Al menos no podrá regresar— dije.
— En ese aspecto sí da un poco de alivio— dijo—. Pero yo preferiría verlo en prisión. Quizá Jimi también y gracias a eso no se siente muy seguro.
— Estamos tratando de convencerlo de que todo estará bien— dije.
— Pobrecito. Debe ser muy difícil vivir así.
— Se ve tan triste que me dan ganas de llorar— dije.
— Es que lo quieres mucho. Y eres demasiado empático. Jamás había conocido alguien como tú.
— ¿Y eso es bueno?
— Es... fascinante. Y lindo. También preocupante.
— Sí, soy demasiado sensible algunas veces— dije—. Estoy trabajando en eso.
— En mi opinión lo preocupante no es que seas sensible— dijo, se acercó a mí—, es que hay malas personas allá afuera que no saben cómo tratar a alguien así de especial...

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora