36. El diario de Alex Harper

75 12 31
                                    

Me sentía muy estresado en esos días. No podía dejar de pensar en lo que pasó al día siguiente de cuando me enfermé y tuve que quedarme solo con Neil porque nadie más podía cuidarme.
Así que como me sentía muy frustrado, fui muy torpe en la escuela y en mis lecciones. La profesora me reprendió un par de veces. Para hacerlo peor, Neil se enfermó con lo mismo que me dio a mí. Porque después de besarnos así hubiera sido imposible no contagiarlo. A Zac le pareció extraño porque no se suponía que fuera algo muy contagioso y no se explicaba cómo es que fue posible. Pensé que si le hubiera dicho que contagié a su padre besándolo apasionadamente probablemente me habría arrojado desde la terraza del edificio. Pero tampoco había sido totalmente mi culpa. Neil correspondió a ese beso.

Después de que casi somos descubiertos en medio de la noche mientras nos besábamos por Zac, me fui a dormir y me desperté muy tarde. Eran alrededor de las 11:00 am. Neil no me despertó porque según él quería dejarme dormir. Tomé un baño, me puse mi ropa y me sentí mejor. Después fui al sofá donde se encontraba él leyendo un libro.

— Te ves mejor. Deberías comer algo— dijo.
— Estoy de acuerdo— dije—, ¿Puedo comerte a ti?
— ¿Qué?— dijo sorprendido.
— Creo que es algo que debo hacer— dije—. Porque si queremos arriesgarnos hay que estar muy seguros. Así que creo que para ver si somos compatibles en todos los aspectos de nuestras vidas deberíamos acostarnos.

Se acercó a mí. Tocó mi frente.

— Qué raro, no tienes fiebre pero sí estás alucinando— dijo.
— Hablo en serio. Y sabes que tiene sentido. Nos queremos pero para tomar la decisión de ser una pareja necesitamos saber si esto funcionará. Yo creo que sí pero para estar más seguros deberíamos acostarnos.
— Escucha, pequeño pervertido— dijo—. No me acostaré contigo así que deja de decirlo.
— Pero quieres hacerlo— dije—. Y no soy un pervertido. Bueno, quizá un poco pero sabes que en esta situación tengo razón.
— No porque no seremos una pareja.
— Ayer dijiste muchas cosas.
— Sí pero que te quiera no significa que vayamos a ser una pareja.
— ¿Entonces de qué serviría todo esto? ¿Qué sentido tendría que yo te quiera y que tú me quieras si no vamos a salir?
— No lo sé, todavía no pienso en eso— dijo.
— ¡Pues apresúrate a pensar!
— No me presiones— dijo—. Es una decisión complicada y lo sabes.
— Pues yo necesito que me digas si estamos en esto juntos. Principalmente para saber cuándo puedo besarte.
— No planeaba volver a besarte— dijo.
— ¿Qué?— dije decepcionado—, ¿Por qué no?
— Porque eso podría nublar mi juicio mientras decido qué debo hacer.
— Quizá tu juicio necesita estar nublado para que tomes la decisión correcta. Puedo quitarme la ropa si eso ayuda.
— No y si lo haces me iré.
— Pensé que querías verme desnudo.
— No, claro que no... o no lo sé, estoy en una situación mental complicada, ¿De acuerdo?

Se veía bastante confundido.

— Hagamos una simulación— dije—. Como si hubiéramos tomado la decisión de pelear por esto. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
— Que Will y Zac se enojen porque esto es moralmente muy cuestionable.
— Sí, posiblemente— dije—. Pero no se enojarían. Sólo se decepcionarían mucho. Principalmente se sentirían muy traicionados. Zac pensaría que lo traicioné al seducir a su padre y Will se sentiría igual contigo porque incluso hasta confió en ti para cuidarme hoy porque piensa que más que el padre de Zac, eres su amigo.

Él me miró aterrado.

— ¡Oh por dios, Will va a odiarme!— dijo con miedo.
— Y no sólo eso— dije—. Porque quizá nunca lo has visto enojado pero la versión furiosa de Will asusta bastante.

Se cubrió la cara con las manos.

— Te estás precipitando— le dije—. No sería tan malo en ese aspecto porque Will me ama. Lo aceptará, él quiere mi felicidad y tecnicamente además de la traición no hay ningún problema. Le importaría nuestra diferencia de edades pero no puede decir nada porque él también es mayor que Zac. El verdadero problema va a ser eso, Zac. Porque evidentemente se sentirá muy traicionado por mí. Lo entiendo, debe ser raro que tu padre de repente empiece a salir con alguien joven de tu edad y que además sea increíblemente atractivo... le va a costar aceptarlo. Pero lo hará cuando vea que somos felices.
— Aunque eso no lo sabemos— dijo—. No hay ninguna certeza de que tú y yo vayamos a ser una buena pareja.
— ¿Por qué no? Tenemos gustos en común, somos hermosos y nos queremos. Solamente hay que descubrir si somos compatibles en la cama y listo, asunto solucionado. Es más simple de lo que parece.
— Ya te dije que eso no va a pasar— afirmó molesto.
— Pues si ayer Zac no hubiera aparecido definitivamente habría pasado algo.
— Claro que no— dijo nervioso.
— Sí, yo sé de esas cosas— dije—. Y está bien, nos queremos y no tiene nada de malo. Lo terrible sería que no nos deseáramos para nada. Por suerte no es así. Te propongo que no perdamos el tiempo. Si nos apresuramos podemos terminar antes de que Zac o Jason lleguen.
— No, ya te dije que eso no pasará y por favor deja de insistir porque no puedo concentrarme. Hay mucho por pensar y no estoy seguro siquiera de si quiero arriesgarme así.
— Puedo ayudarte. Iré a buscar la pijama de ayer que te pareció muy sexy y...

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora