129. El diario de James (y la verdad de Stefan)

39 10 15
                                    

Llegamos a la fábrica. No me cambié en el camino, no sentí ganas. Aún cuando todo salió muy bien, me sentía cansado, sobre todo mentalmente. Sin embargo no era tiempo de tomarme un descanso. Debía planear mi siguiente paso. Scott Campbell era mi próximo objetivo. Cuando salí del auto y fui al lugar donde estaba Botitas, decidí llamar a Gerald para fingir que tenía interés por él (y para saber si me descubrió). En efecto, todo funcionó tan perfectamente que asustaba. Le expliqué a Bran lo que pasó. No podía creerlo. Pero mucho más allá de pensar en que no debí hacer algo tan peligroso, adoró la idea. Stefan por otro lado, la odió. Él y los demás regresaron en algún momento. Clint también pero se fue con Jack para revisar algo así que no pudo verme siquiera.

A Rocky le pareció que me veía muy bien vestido de mujer. Stefan me gritó y me dio un sermón sobre por qué yo era la persona más estúpida en la historia de la humanidad. Pero cuando estuvimos solos, porque enfrente de los demás jamás me gritaría así.

— Amor, exageras— le dije—. No fue tan difícil realmente. No hice gran cosa. Sin embargo funcionó. Gerald debió enloquecer después de que me fui.
— Debiste decirme.
— Habrías evitado que fuera— dije—. Tenía que hacerlo o Gerald en algún momento haría algo en contra de Clint. Ahora estará muy ocupado pensando que están tratando de matarlo. Por un tiempo no molestará.
— ¿Y si algo hubiera fallado? ¿Y si alguna variante de tu plan no salía como tú querías? ¿Qué habrías hecho?
— No pasó.
— Simplemente si él nunca te hubiera dejado solo, todo tu plan habría fracasado.
— Es cierto— dije—. Pero también pensé en eso. Me conoces, soy muy obsesivo con mis planes. Hay muchas alternativas por si algo no sale. Y pasó, yo contaba con que nos reuniríamos cerca del almacén pero fue en el segundo piso. Tuve que trepar por las paredes para escapar. Lo resolví.
— Y fue peligroso. También muy estúpido. ¿Y si no hubieras tenido oportunidad de escapar de él, qué habría pasado?
— Abortaba el plan y lo hacía otro día— dije.
— Pero ya estabas ahí con él vestido así, ¿Crees que te habría dejado ir?
— Probablemente habría intentado hacerme algo— dije—. Eso hubiera sido malo. Para él, no para mí.
— No puedes hablar en serio.
— Cariño, parece que no me conoces. Tú me enseñaste casi todo lo que sé. Defenderme de él no hubiera sido difícil.
— ¿Y después qué? ¿Qué crees que haría Gerald?
— Se enojaría. Pero ya no me importaría. Lo acusaría con mi adorado prometido y él me creería. Entonces se deshacería de él. No hay nada que Clint no haría por mí.
— ¿Y crearías toda una guerra sólo porque no mediste las consecuencias de tus actos?
— Quizá— dije—. Lo haría. Así que el mundo tiene suerte de que todo haya salido como yo quería.
— No siempre será así.
— Entonces pídele a dios que eso no pase porque si debo llegar a las últimas consecuencias de lo que sea, lo haré sin pensarlo. Soy una buena persona... pero también tengo mis límites. Esperemos no llegar a eso.

Me observó fijamente como si me detestara. Le sonreí.

— Amor, no me mires como si yo fuera un monstruo— dije—. Sobre todo cuando me veo como si fuera un angelito. Mírame, ¿No me veo increíble? Como un sueño. ¿Quieres venir para abrazarme?

No dijo nada. Sólo miró a otra parte.

— Bien— dije—. Tú te lo pierdes. Encontraré alguien que no quiera desaprovechar este hermoso conjunto. Apuesto a que a Clint le gustará.
— ¿Y qué dirá él si te ve vestido así?
— No le daré tiempo de preguntar nada— dije.
— Lo primero que hará será preguntar.
— Lo conozco mejor que tú— dije—. Y lo primero que hará será desnudarme con los ojos. Después lo hará de verdad. Si pregunta inventaré algo. Es Clint de quién estamos hablando y él me adora. No me molestará.

Y sí pasó. Clint en algún momento entró al lugar probablemente para verme. Stefan ya se había ido. Me vio y recorrió mi figura con sus ojos. Me acerqué tratando de parecer tímido. Le pregunté si me veía bien. No dijo nada, simplemente se acercó a mí y estrechó mi cuerpo contra el suyo. Lo sabía. Me deseaba más que cualquier otra cosa. Y por suerte ese vestido era muy práctico porque no tuve que quitármelo para tener sexo. Las faldas eran además de cómodas muy convenientes. Sólo debían levantarlas y ya. Como me sentía muy excitado y él también, lo disfrutamos mucho. No había un lugar donde acostarse así que me levantó y lo hicimos mientras me recargaba contra la pared. Fue increíble. Clint se estaba volviendo muy bueno. O yo estaba comenzando a disfrutarlo de verdad. Ambas cosas eran muy buenas. Después dijo que tenía que hacer cosas mientras yo acomodaba mis ropas. Le dije que quería ir a casa. Y me dejó irme. Stefan me llevó aunque no se veía feliz.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora