190. El diario de James (y sus recuerdos)

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Scott pasó por mí muy temprano en una camioneta negra. Neil también estaba ahí. Me despedí de mis padres y subí. Ellos querían acompañarme pero insistí en que no fueran. Si tenía una crisis, no quería que me vieran. Ya era suficiente con que soportaran verme dormir. Desde que regresé a casa las pesadillas no paraban. Papá iba a verme y me despertaba si me veía muy agitado. Odiaba eso. Pero no podía evitarlo. Al menos ya no tenía esas visiones durante el día producto del estrés postraumático. Imaginé que el medicamento que tomaba sí estaba sirviendo. También tenía uno de emergencia en caso de que me diera uno de esos ataques. Debía comer una pequeña pastilla. Llevaba el frasquito que las contenía a todas partes. Neil me lo aconsejó.

Viajamos por unos minutos, Scott conducía y Neil estaba en el asiento de al lado. En la camioneta iban otras dos personas, el mismo policía al que casi le rompo el brazo y una mujer, sentados atrás conmigo. No se veían felices. Pero descubrí que Scott parecía llevarse muy bien con Neil. Hice cuentas y Scott probablemente debía tener un edad similar a la de Neil así que tenía sentido que se agradaran pero... era más que eso. Parecían amigos. Les dije. Neil me contó que estuvo trabajando con Scott desde que yo ingresé al hospital con el propósito de hacer un perfil de Clint así que habían pasado tiempo juntos y se conocían bastante.

— ¿Un perfil?— dije.
— Un perfil psicológico— dijo Neil.
— Creo que si logro descubrir algunas motivaciones de Clint, podría hacer que fuera más fácil predecir qué hará o dónde irá— dijo Scott.
— No tenía motivaciones— dije—. No había algo que quería hacer. Simplemente hacía lo único para lo que era bueno. Lo educaron para liderar y me imagino que eso debe estar haciendo ahora.
— Pero perdió su poder y su dinero— dijo Neil.
— Apuesto a que tenía una reserva— dije—. En otro país en caso de emergencia. Era listo y precavido. Estaba preparado para todo.
— ¿Piensas que está tratando de rehacer su imperio en otro lugar?— me dijo Scott.
— Muy probablemente— dije—. Pero no porque quiera ser rico o poderoso. Eso jamás le importó. Él simplemente lo hará para tener un motivo para seguir vivo. Porque no tiene nada. Necesita aferrarse a algo. Al menos que encuentre otra cosa que le importe lo suficiente como para dejar sus ideas de tener su imperio, seguirá con él.
— ¿Qué cosa podría ser más importante que su imperio?— me dijo el policía al que agredí antes.
— Una vez me sugirió irme con él— dije—. Simplemente escapar e irnos lejos. Él estaba cansado de todo y se encontraba dispuesto a dejar su imperio si yo aceptaba. Obviamente me negué.
— ¿Crees que de verdad hubiera dejado todo por ti?— dijo Scott.
— Lo creo— dije.
— ¿Cómo estás tan seguro?— dijo la mujer.
— Porque estaba absolutamente obsesionado conmigo— dije—. En ese momento además de amarme también se encontraba cansado, frustrado y enojado. Se había vuelto poderoso de la noche a la mañana, manejar todo lo estresaba y la situación lo estaba superando. Al ser más poderoso todos querían matarlo y tenía más trabajo. Convencerlo de que no abandonara todo fue difícil.
— ¿Por qué lo mantuviste en el poder si él no quería?— dijo la mujer.
— Porque era conveniente para mí y para todos. Si huía, me llevaría. No quería irme con él, lo odio. Además alguien más se haría con el poder y probablemente habría sido Gerald. No dejaría que alguien así se volviera dueño de mis amigos. Además mi plan original no era obligar a Clint a huir, era matarlo para ocupar su lugar.
— ¿Y por qué no lo hiciste?— dijo ella.
— Hacerlo implicaba volverme absolutamente como Clint, a quién odio intensamente. Debía decidir entre cruzar la línea o no y no lo hice. Aunque no lo crean, desistir de mi plan fue difícil. Porque tenía todo para hacerlo.
— ¿Entonces debemos creer que no te volviste el lider de ese imperio porque tu consciencia te lo impidió?— dijo el policía—, ¿Simplemente porque sentiste remordimiento?
— No fue simple— dije—. Y no fue remordimiento. Aunque no lo crean no hice cosas de las que pudiera arrepentirme. Le rompí los dedos a un tipo y ordené que muriera otro pero todos eran malas personas. No siento remordimiento por ellos en lo absoluto. Lo hice por mí. Porque me conozco. Sé que poder mentir, manipular a otros y organizar planes no es normal. Me sentía tan enojado, tan hambriento de venganza que deseaba verdaderamente tomar el lugar de Clint. Creía que bajo mi liderazgo no sólo sería dueño de medio país, podría tenerlo todo. Clint era astuto pero... creo que si logré engañarlo es porque soy más astuto que él. Tenía muchas ideas de cómo manejaría todo eso.
— ¿Y qué hubieras hecho?— me dijo ella.
— Para empezar planeaba matar a todo aquel que no me aceptara— dije—. Estoy seguro de que no me hubiera sentido mal por eso. Todos eran sujetos detestables. Habría sido fácil. Ya tenía armado un equipo que me serviría. Bran y Mich se encargarían de matar por mí. Gabe organizaría todo. Boris haría los planes. A comparación con Clint que era odiado por todos y que querían traicionarlo, mi equipo estaba conmigo por lealtad. Jamás me traicionarían. Darían su vida por mí. No eran los únicos. Tenía a muchísima gente dispuesta a todo por mí. Así que no me sorprende si aún ahora han interrogado personas y jamás me han mencionado a pesar de conocerme. Nunca hablarán de mí. Su lealtad está conmigo.
— Y ahora suena aún más increíble que dejaras pasar la oportunidad de ser el lider— me dijo el policía—. Todo estaba a tu favor pero en lugar de eso lo destruiste.
— Lo pensé mucho— dije—. Tomar la decisión fue complicado. Ustedes mejor que nadie deben saber que hacer lo correcto es tan difícil en un mundo que parece enfocado en que el mal gane. Efectivamente, todo estaba de mi lado. Hacer que pasara no fue fácil. Empecé estando en absoluta desventaja. Usé todo lo que tenía para llegar hasta el punto donde las cosas se encontraban a mi favor. Sufrí y perdí más de lo que se imaginan. Con todo ese sacrificio, con el dinero y el poder siendo tentadores, dejarlo parecía una estupidez. Principalmente porque más que desear ser poderoso, quería poder vengarme. Clint me encontró totalmente vulnerable y me lastimó de todas las maneras posibles en las que se puede herir a una persona... me hizo desear tantas veces morir que vengarme era mi principal motivo para vivir. Todo lo demás no me interesaba. No soy alguien ambicioso. Sólo quería regresarle el golpe. Pude hacerlo. Ahora mismo estaría tratando de conquistar este país. Pero como dije antes, me conozco bien. Para ser como Clint debía perder mi humanidad. Mis sentimientos. Mis emociones. Todo. Y eso era lo único que me quedaba. Mi mente. No quería perderla. No quería ser igual a aquel que tanto detesté. Así que cambié mi plan. Ayudé a los que me ayudaron. Destruí lo que los mantenía atados. Hice mi propia justicia. No pude vengarme. Eso me hubiera ayudado a mí pero no a los demás. Elegí hacer lo que pensé que era correcto aún si perdía todo en el proceso. Y eso pasó. No tengo nada.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now