65. El diario de Zac (y la presentación del libro)

43 16 21
                                    

Las personas siguieron llegando al evento en el transcurso de los minutos. Me sentía muy extraño ahí pero no más que mi mamá. Sin embargo ella lo compensaba con su gran alegría y encontró rápidamente alguien con quién hablar. Neil y Alex parecían más unidos de lo normal y eso me gustó. Alex había pasado por un mal momento recientemente por culpa de un amigo suyo y lo único que deseaba era que se relajara un poco y fuera feliz.

Lucille llegó junto a George. Le ayudé con su corbata. Después se dedicó a quejarse sobre que no entendía nada del libro. Se fue a buscar a Lou para que le explicara. Yo ya quería ver a Will. Así que salí del lugar para buscarlo. Afuera del sitio habían muchas escaleras que permitían llegar a él. Me senté ahí para esperarlo. El día era hermoso, soleado y sin nubes. Me encontraba pensando en eso cuando alguien se sentó a mi lado. Era el profesor Charles. Lo observé atentamente. Me sorprendió verlo ahí.

— ¿No debería estar adentro con todas esas personas que quieren hablar con usted?— pregunté.
— Debería pero... es un poco abrumador— dijo—. Jamás me he sentido cómodo en eventos como este.
— ¿De verdad? No lo parecía. Le habla a todo el mundo— dije.
— Lo hago pero no lo disfruto. Por más que pasa el tiempo no logro acostumbrarme nunca a tanta atención, ¿Y tú por qué estás afuera?
— Espero a Will— dije feliz—. Ya no debe tardar.
— ¿Es por eso? Pensé que no te sentías cómodo ahí adentro.
— Estoy bien. Aunque no lo parezca tengo mucha experiencia en eventos de este tipo. Papá siempre me llevaba a las fiestas y reuniones de políticos antes.
— Suena un poco aburrido.
— Lo era— dije—. Mucho peor de lo que suena. Pero me gustaba ir con él y verlo relacionarse con otros. Les hablaba con mucha confianza. Era admirable.
— Debes extrañarlo mucho.

No se equivocaba en eso.

— Era mi padre después de todo— dije un poco triste.
— Creo que él también te extraña. Te buscará un día. No te preocupes. Eres un buen hijo. Simplemente necesita más tiempo... pero te buscará para solucionar las cosas.
— ¿Por qué está tan seguro?

Nos miramos.

— Porque en algún momento descubrirá que nada es peor que estar solo— dijo—. Y cuando eso pase te buscará.
— No creo que se sienta solo— dije—. Está rodeado de muchas personas.
— Pero no todas son tan importantes. Puedes estar junto a mucha gente y aún así sentirte muy solo... no es una buena sensación.
— Creo que la entiendo— dije—. Antes vivía así.
— Yo también— dijo—. Pero gracias a ti y a tu madre, las cosas han cambiado mucho.
— Sí, principalmente el ruido— dije—. Somos muy escandalosos.

Ambos nos reímos.

— Es que tu madre tiene mucha energía— dijo él.
— Siempre ha sido así. Antes a mí me molestaba. Pero era porque yo no me sentía feliz. La felicidad de los demás me parecía irritante... desperdicie mucho tiempo siendo miserable.
— Entiendo absolutamente eso— dijo—. Creo que tú y yo nos parecemos mucho.
— Más de lo que piensa— dije—. Al parecer también se quejan de usted por ser tan perfeccionista.
— Pero no es un problema— dijo él—. Lo sé porque me preocupaba y le pregunté al doctor Hayworth.
— Yo también le pregunté— dije.

Nos miramos.

— Sí, somos más parecidos de lo que creíamos— dijo él.

Eso me hizo feliz.

— Probablemente vamos a terminar volviendo loca a tu madre— dijo.
— No se preocupe, ella tiene mucha experiencia lidiando con gente difícil.
— Eso espero.

Entonces tuve una idea.

— Yo... creo que deberíamos hacer algo todos juntos— dije—. Como familia. Porque no hemos tenido mucho tiempo para convivir. Quizá no pronto pero... podríamos.
— Concuerdo contigo. Han pasado muchas cosas que han impedido que nos conozcamos más.
— Probablemente son mi culpa— dije—. Soy un hijo complicado.
— Yo creo que eres un buen hijo— dijo.
— Pero míreme, me veo terrible... si fuera un buen hijo no causaría tantos problemas.
— Eso es sólo mala suerte.
— Pues la mala suerte pica mucho—me quejé—, odio este cabestrillo...
— Creo que es porque no te lo pusiste bien— dijo—. Espera, te ayudaré a acomodarlo.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora