51. El diario de Zac

45 14 25
                                    

Al parecer la medicina que me dio Madie fue demasiado para mí porque al día siguiente después de mi accidente, tenía recuerdos confusos sobre lo ocurrido esa tarde. Pensé que seguramente no era para tanto así que decidí ignorarlo. Lucille y Jason no me dejaron hacer mucho y aunque no pude hacer nada al respecto sí pude quejarme. Al menos sí pude llamar a Neil y a Alex para que fueran a desayunar con nosotros. Es ahí cuando noté algo extraño: Will estaba más callado que de costumbre. Pensé que era sólo porque estaba muy cansado. Sin embargo su estado de ánimo no cambió durante todo el día.

Imaginé que sólo estaba preocupado por mí. Traté de decirle muchas veces que me encontraba mejor. Pensé que quizá su angustia se iría con el tiempo pero eso no pasó. Los días pasaron y él seguía igual de reservado y hasta un poco distante de mí. Si yo le decía algo me respondía, era increíblemente atento y amable conmigo pero no de la manera normal. Eso me hacía sentir pésimo porque seguramente creía que no debía molestarme por mi estado. Quería hablarle sobre eso pero no sabía cómo. Ya le había causado demasiados problemas y me sentía muy avergonzado por eso. Sentía que no me merecía tener a mi lado a alguien que pasara por todo eso sin quejarse. O quizá él sí quería hacerlo. Me daba miedo que lo hiciera y por eso había decidido quedarme callado.

En la escuela sin embargo todos eran muy amables conmigo. Madie había decidido que usara un cabestrillo para inmovilizar mi brazo puesto que mi muñeca necesitaba recuperarse. A mí me parecía algo muy exagerado pero como Will estuvo de acuerdo, no protesté. En realidad me sentía tan apenado con él que no hubiera podido contradecirlo de ninguna forma.
Mis compañeros de clases eran increíblemente útiles y buenas personas, incluso me ayudaban a llevar mis cosas en el cambio de clases. Imaginé que era por mi brazo. Aún así eso me agradaba mucho, jamás en mi vida imaginé poder llevarme tan bien con tanta gente. Le conté a Jason una vez mientras estudiábamos.

— Es que eres muy popular— me dijo él—. Hasta en mi universidad te conocen. Principalmente porque por alguna razón saben que eres el hermanito del profesor Callahan.
— ¿Lo saben?— dije.
— Tal vez Ben lo contó— dijo Jason—. Realmente no tengo idea. Pero eres como Evan en la escuela hace un año, siendo amado y querido por todo el mundo.
— ¿Soy como Evan?— dije confundido.
— Admítelo, antes solías ser brutalmente honesto con todo el mundo— dijo—, lo que está bien para algunas personas pero no para todas. Por eso más que querer ser tus amigos, te tenían miedo. Sin embargo ahora eres amable con todos, jamás insultarías a nadie.
— No tengo razones para ser así. De hecho antes no sabía que mi honestidad era molesta— dije—. Además todos han sido muy amables conmigo...

Entonces lo pensé mejor. La razón por la que me ayudaban y se acercaban a mí no era por mi brazo, ya lo hacían desde antes. En retrospectiva siempre fui comprensivo y empático con todos porque no quería ofender a nadie... trataba de ser tan agradable como Evan.

— Oh por dios, sí soy Evan— dije sorprendido.
— Una versión mucho más hábil para estudiar que él— me dijo Jason—. Es bueno en mi opinión. Significa que eres más empático que antes. A veces aún eres brutalmente honesto pero eso sólo cuando estás con nosotros y porque nos tienes confianza. Está bien, aprender a considerar los sentimientos de los demás es siempre algo muy bueno. Serás un excelente presidente. Has mejorado mucho aún si no te habías dado cuenta.

Lo miré maravillado.

— ¿Crees que soy una mejor persona?— dije emocionado.
— Eres más sensible y empático— dijo él—. Yo diría que sí.

Lo abracé.

— Suéltame o me voy a enamorar de ti y créeme, no necesitas a más gente así— dijo.
— ¿De qué hablas?— dije—, sólo Will me ama, nadie más.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora