Rupturas de Pasillo

64. El diario de Zac (en el cumpleaños de Madie)

El cumpleaños de Madie era a principios de febrero así que decidí organizarle una pequeña fiesta sorpresa. Cuando ella llegara, todos estaríamos ahí en la oscuridad y gritaríamos “sorpresa”. No fue una buena idea porque cuando entró y encendió las luces del departamento, gritamos y la asustamos tanto que lanzó sus cosas al aire. Su bolso golpeó a Jason en la cara. Pero aprendí la lección: no más fiestas sorpresa. Al menos eso le juré cuando apagó las velitas y comenzó a repartir el pastel que hice para ella.

— No soy buena con las sorpresas— dijo—. Creí que alguien se había metido a robar.
— De verdad lo siento— dije.
— Me enojaría pero esto sabe muy bien. No sé por qué quieres ser presidente. Podrías ser un increíble pastelero— dijo mientras comía.
— Podría hacerlo después— dije—. Cuando me retire de la política.
— Sería rarísimo ver a un ex presidente como pastelero— dijo Lucille.
— Pero el negocio prosperaría— me dijo George—. Esto sabe muy bien.
— Me ayudaron. Neil y Alex fueron mis ayudantes hoy. Hasta que se desesperaron y trataron de convencerme de mejor comprar un pastel ya hecho— dije.
— Es que somos torpes para eso— dijo Alex—. Pero valió la pena.
— Sí, hasta me siento tonto por querer comprar uno— dijo Neil.
— Definitivamente este es infinitamente mejor que cualquier otro— dijo Ben feliz.
— No me arrepiento. Aunque me duele un poco la mano.
— ¿Usaste la izquierda?— me dijo Lou.
— Tenía que hacerlo, no soy bueno decorando si no uso ambas manos— dije.
— Además nuestra torpeza no ayudó para nada— dijo Alex.
— Déjame verte— me dijo Will.

Tomó mi mano.

— Es tu muñeca— me dijo—, está un poco inflamada...
— Sí, ya decía yo que no era normal que mi mano hubiera engordado tan rápido— dije.
— Vas a tener que mantenerla inmóvil más tiempo— me dijo Will.
— ¿Otra vez?— dije sorprendido—, ¡Odio usar ese cabestrillo!
— Es tu culpa por no cuidarte— me dijo Jason—. Hay muchas cosas que no deberías hacer pero te niegas a que las hagan otras personas por ti.
— Reposar es muy importante para tu recuperación— me dijo la doctora Hermes.
— Sí niño, relájate más— me dijo el doctor Hermes.
— Lo intentaré— dije.
— Debes hacerlo— me dijo mamá—. Calabacita, no está bien que te sobre esfuerces así... aunque nosotros tampoco ayudamos tanto puesto que ayer nos cocinaste...
— Pero valió la pena, al profesor Charles le encantó— dije feliz.
— Por cierto, ¿Dónde está él?— preguntó George.

Todos intercambiamos miradas. Aunque el profesor había mantenido una comunicación buena con Lou y Ben, aún no arreglaba las cosas del todo con su ex esposa. Sabía que la doctora Hermes estaría ahí así que para evitar problemas decidió no ir al cumpleaños de Madie. A mí eso no me gustaba pero imaginé que quizá él todavía no estaba listo para verla.

— Está trabajando en los últimos detalles para la presentación de su libro junto a su editor— dijo mi mamá—. Ya que será en dos días.
— ¿En dónde lo presentarán?— preguntó la doctora Hermes.
— En la biblioteca de la ciudad— dijo mamá.
— ¿Y por qué no fue en la universidad?— preguntó George.
— Eso deseaba pero la editorial quería un lugar más grande y acorde al evento— dijo mamá—. Aunque concordar con uno fue difícil porque Charles odiaba todos...
— Charles siempre tenía problemas con las editoriales— dijo la doctora Hermes de buen humor.
— ¿De verdad?— dijo mi mamá—. Yo creí que sólo era por este acontecimiento...
— No, pelearse con las editoriales ya es una tradición para papá— dijo Lou.
— Es que es muy perfeccionista— dijo la doctora Hermes.
— Lo sé— dijo mamá—, quiere las cosas tal y como él las desea, es muy escrupuloso con ellas...
— No más que Zac con el pastel— dijo Alex—. Nos hizo batir crema muchas veces porque no quedaba tan esponjada como él deseaba.
— Quería que la decoración se viera perfecta— dije—. Además yo no sé por qué está mal ser un poco selectivo con las cosas.
— Sí pero el profesor Charles y tú son muy extremos— me dijo George.
— No lo somos— dije—. Ya le preguntamos a Neil y él dice que no es un problema.