159. El diario de James

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Fuimos a una habitación pequeña que se encontraba cerca de esa fábrica. Cerramos la puerta y seguimos besándonos. Él no era como Stefan que solía ser muy cuidadoso cuando me acariciaba porque no quería lastimarme. Mich me tocaba como si estuviera desesperado, como si necesitara hacerlo. No estaba acostumbrado a que alguien me deseara de ese modo. Se apresuró a desvestirme. Sentir sus manos en mí fue muy extraño. Él era... demasiado tosco y torpe pero eso no me disgustaba. Era como la definición de lo que un hombre masculino debía ser. Olía a pura testosterona y me encantaba. Además la forma en la que planeaba hacer las cosas también era bastante interesante. Porque generalmente las personas debían querer someterme y tener todo el control pero él me sentó sobre sus piernas y de ese modo era como si yo manejara la situación. Era lindo saber hasta él podía ser amable en situaciones así.
No me sentía muy excitado pero después de que me acarició un poco me urgía poder sentirlo dentro de mí así que no perdí el tiempo. Usamos condón y no se opuso a eso, nuevamente me sorprendió. Fue muy bueno. Primero nos movíamos lentamente pero después subió el ritmo y el placer era tanto que hasta contener mi voz fue difícil. Terminé totalmente cansado. Me recargué en su pecho tratando de recuperar el aliento. Nos quedamos así un rato.

No llevaba casado ni un día y ya le había sido infiel a mi esposo. Descubrí que no servía para el matrimonio definitivamente.

Pero se sentía bien. Muy bien. Yo no era del tipo de persona que pudiera ser exclusivo de alguien, me había quedado claro. Hasta la idea de querer estar con alguien para siempre sonaba ridícula. Entendía por qué existían personas que quería hacer eso pero... no parecía lo mío. Yo quería poder tener sexo con alguien si me daban ganas. No le veía el problema. Era muy fascinante. Esa nueva faceta mía me tenía muy intrigado.

— Majestad, ¿Dónde estás?— escuché que gritó Bran.

Rápidamente nos vestimos y salimos de ahí. Corrí hasta encontrarme con los demás.

— El trabajo está hecho— dijo Gabe—. Nadie lo encontrará nunca. Así que ya podemos irnos.
— ¿Boris está dormido o está muerto?— dijo Bran mientras lo miraba.
— Las intoxicaciones etílicas existen pero no creo que sea eso— dije mientras subía al auto.
— Si no se ha muerto antes por beber, no le pasará nunca— dijo Mich.
— Boris, despierta— le dijo Bran y picó su cara con su dedo pero como no despertó todos subieron al auto.

El vehículo comenzó a avanzar. Nos alejamos de ahí mientras Bran hablaba de los árboles. Boris despertó gracias a eso.

— ¿Dónde estoy?— dijo confundido.
— En el infierno— le dijo Bran—. Moriste y nosotros somos demonios.
— Ya quisiera estar muerto— dijo Boris—. Además apuesto a que en el infierno no hay demonios tan feos.

Eso molestó a Bran y comenzó discutir con él. Verlos así me hizo pensar que tomar el lugar de Clint no estaría tan mal. Confiaba en ellos. Serían mis hombres de confianza. Me divertía a su lado. Además podría tener sexo con Mich siempre que quisiera. Sonaba bastante bien. Se integrarían Jack, Rocky y Stefan al equipo. Probablemente también Paul. Recordé que lo besé. No dijo nada sobre eso. Quizá él también podría volverse uno de mis amantes. Parecía una buena idea. En cuanto a Stefan... él no sería mi amante. Él tenía un lugar muy especial en mi corazón. No tanto como para ser mi novio pero sí para distinguirse de los demás. Lo necesitaba a mi lado. Debía recuperarlo porque no lo había tratado muy bien.
Imaginé que con todas esas personas cerca, mi imperio sería mucho mejor que el de Clint. Llegaría más lejos. Lo tendría todo. Y si alguien se oponía, sólo haría que se deshicieran de él. No había sido tan difícil esa primera vez. Podría hacerlo muchas veces más.
Con todo eso a mi favor, sólo me quedaba deshacerme de mi querido esposo.

Regresé al hotel. Le dije a los demás que se quedaran en la ciudad por si los necesitaba. Los quería cerca. Sobre todo porque planeaba asesinar a Clint esa misma noche. Así podría presentarme al día siguiente frente a sus socios como el nuevo rey. Y ya que estarían todos juntos ahí, aprovecharía para matar a los que se negaran a aceptarme. Inclusive podría deshacerme de Gerald de una buena vez.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora