131. El diario de Zac

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— Hola— le dije a Lou.
— ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?
— Lo estoy. Te preocupas demasiado. Te traje esto.

Le ofrecí otra bolsa de papel.

— Es tarta— dije—. Un poco. También quiero darle su parte a Ben pero no sé en dónde podría estar.
— Yo le doy— dijo—. Apuesto a que en algún momento se pasará por mi oficina.
— Sería muy amable de tu parte porque todavía debo ir a buscar al profesor Charles y...

Recordé a Logan. Me giré. Pero él ya no estaba ahí. Me pareció raro.

— ¿Sucede algo?— me preguntó Lou.
— No— dije un poco confundido—. Debo irme.
— De acuerdo. Con cuidado. Y gracias por esto.
— De nada— dije feliz.

Me alejé de ahí. Traté de buscar a Logan con la mirada pero no lo encontré. Imaginé que tal vez tenía cosas importantes por hacer. Decidí ir a buscar al profesor Charles. Estaba en medio de una clase. Esperé a que terminara. Después me acerqué. Me observó.

— ¿Zac?— dijo sorprendido—, ¿Estás bien?
— Lo estoy— dije—. Tengo algo para usted.

Le entregué su bolsa. Ya era la única que me quedaba. Tanto Will como Madie y Jason se llevaron su porción de tarta.

— Gracias— dijo—. No debías molestarte pero te lo agradezco mucho.
— No es ninguna molestia— dije feliz.
— Al final de tus clases búscame para que te lleve con tu madre.
— Antes de ir a mi turno quería ir a comprar unas cosas— dije—. Me iré por mí mismo.
— De acuerdo— dijo—. Pero con cuidado.

Yo no lo sabía pero que ambos profesores Callahan me dijeran que fuera con cuidado tenía una razón. Quizá sus instintos detectaron el peligro antes que yo. Cosa totalmente normal porque yo parecía ser increíblemente torpe para eso.
Después de clases fui a comprar cosas en una tienda. Me acerqué a un estante para tomar una caja de cereal porque ya se había acabado el que era el favorito de Alex y Neil (uno que tenía una abejita en la caja), pero descubrí que la última caja estaba muy arriba. Así que llamé a alguien que trabajaba ahí. Era un chico. Dijo que me ayudaría así que fue por una escalera.

— ¿No sería más útil si no pusieran las cosas tan altas?— pregunté.
— Hay gente muy alta— dijo él.
— Pero ese es un cereal para niños. Ellos no son altos para nada.
— Sí... hay cosas que se deben arreglar— dijo—. Por cierto... ¿Le temes a las alturas? Porque yo sí.
— Creo que no— dije—. Puedo hacerlo.

Me subí a la escalera. Me estiré y traté de tomar la caja.
Estaba tan concentrado en eso que no me di cuenta que la escalera comenzó a tambalearse. Cuando ese chico me dijo que estaba por caerme, me sujeté del estante. En esa acción moví todo ese mueble y las cajas de arriba comenzaron a caer.
Como me negaba a usar mi mano izquierda por temor a volver a lastimarla y tener que usar esas molestas férulas de nuevo, me sostuve con la derecha. La madera del estante estaba lisa así que mis dedos se resbalaron. Y caí.
Por suerte alguien me atrapó. Miré. Era Logan. Nos quedamos mirándonos muy sorprendidos.

— Hola— le dije bastante confundido.
— ¿Qué crees que estabas haciendo?— dijo preocupado.
— Yo... quería esa caja de cereal— dije—. Y el empleado le temía a las alturas.

Logan miró al chico, que sólo se dedicó a mirar el desastre a su alrededor. Habían personas que se acercaron por el ruido.

— Eso fue peligroso y muy estúpido— me dijo Logan.
— Quizá pero apareciste a salvarme— dije feliz—. Tengo mucha suerte.
— Definitivamente. Porque hubiera sido una fea caída— dijo mientras me ponía suavemente en el suelo.
— Trataré de no subirme en cosas— dije—. Siempre me caigo. Una vez subí en un árbol y caí. Alguien me salvó. Pero el otro día caí de una silla y me rompí dos dedos.
— ¿Entonces por eso tus dedos tenían férulas aquella vez que te conocí en el parque?
— Así es— dije—. Estaba tratando de limpiar una lámpara colgante. Entonces apareció una araña y me asusté mucho.
— ¿Una araña te rompió dos dedos? Eres más frágil de lo que pareces. También más ligero.
— Es que no quiero causarle más problemas a las personas que tengan que cargarme en el futuro.
— Espero que caer no se vuelva un hábito para ti— dijo—. No porque seas una molestia, sino porque es peligroso.
— Trataré de ser mas cuidadoso.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora