170. El diario de James (y el trato)

42 10 35
                                    

Intenté respirar profundamente un par de veces. Eso iba a ser difícil. Pero entraron. Me sorprendió que sólo fueran Laura, Alex, Jason y Zac. No los miré a los ojos, me sentía muy mal. Nuevamente desvié la mirada. Mis padres salieron para darnos espacio. El jefe los siguió. Pensé que el doctor Hayworth se iría pero no lo hizo. Se quedó a mi lado. Me observaba mucho. Imaginé que algo debía estar pensando. Lo miré. Nuestros ojos se encontraron. Sonrió.

— Iré por la doctora Hermes— dijo—, creo que debería revisar tu hombro.

Salió. Entendí qué pasaba. Eso último que dije acerca de Clint lo descolocó un poco. No debió sonar bien. Estaba pensando en eso cuando Laura habló.

— ¿Te sientes bien?— dijo.

La miré. Se veía muy preocupada. Los demás también. Sinceramente no sabía qué decirles. Así que simplemente asentí brevemente. Después respiré profundamente. No los había visto en mucho tiempo. Se sentían como desconocidos. No había nada que quisiera decirles.
Estaba obligando a mi mente a pensar en algo cuando Scott entró. Nos observó.

— ¿Estoy interrumpiendo?— dijo.

Negué con la cabeza. Se internó un poco en la habitación.

— Quería informarte de algunas cosas que hemos descubierto hasta ahora— dijo mientras miraba unas hojas—. Sólo para ver si podías corroborar la información.

Asentí ligeramente.

— De acuerdo— dijo—. Hemos encontrado muchas propiedades. Sus negocios eran muy variados y extensos... ¿Reconoces algunas de estas fotos?

Me enseñó unas cuantas. Pero Clint jamás me llevó ahí. Negué con la cabeza.

— Están relacionadas con él— dijo—. Aún seguimos encontrando más. Hay por todo el país. Las personas que capturamos siguen revelando cosas nuevas así que tomará tiempo. Hay alguien en especial que dijo muchas cosas y... te mencionó en ellas. No le dimos a entender que te conocíamos pero... sabía de ti al parecer. Se llama Gerald.

Eso me sorprendió mucho.

— ¿No murió?— dije sorprendido.
— No, salió totalmente ileso— dijo—. Dice ser sólo un hombre que trabajaba para los que estaban en esa reunión.
— No, él era un socio de Clint— dije.
— ¿Estás seguro? Eso no es lo que dice él. Además parece muy joven para ser un socio.
— Era su socio— insistí.
— ¿Cuál era precisamente su territorio? ¿Cuál era su negocio?
— No lo sé— dije.
— ¿Entonces no lo conocías?
— Lo conocía— dije—. Pero nunca hablamos sobre sus negocios.
— ¿Entonces de qué hablaban?
— Sobre cosas tontas— dije.
— ¿Y nada más?
— A veces él me contaba sobre lo mucho que odiaba a Clint. Quería que lo ayudara a eliminarlo.
— ¿Lo consideraste?
— ¿Por qué lo ayudaría a destruir a mi esposo?— dije.

Nos miramos fijamente por unos segundos.

— ¿Esposo?— dijo Alex.

Recordé que ellos seguían ahí. Por un momento se me olvidó. Giré la cabeza y los observé. Parecían muy sorprendidos. Seguramente nadie les dijo nada sobre mi matrimonio. Me sentí tan mal que desvíe mi mirada de inmediato.

— Volveré en otro momento— dijo Scott.
— Espera, ¿Qué pasará con él?— dije.
— ¿Con Gerald? Aún no lo sabemos.
— No dejen que salga— dije—. Debe ir a prisión.
— Por ahora no hemos encontrado mucho en su contra, pero con los días...
— Por su culpa murió mucha gente— dije, me sentí repentinamente muy enojado—. No merece vivir siquiera.
— Trataremos de encontrar pruebas— dijo Scott.
— Milton murió por su culpa— dije con seriedad—. No puede estar en libertad. Ojalá yo pudiera matarlo.
— No hablas en serio— me dijo Scott.
— ¿Crees que no lo haría?

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now