139. El diario de James

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¿Qué es lo que hace que alguien se vuelva un psicópata? Yo tenía la teoría de que te volvías así cuando las voces en tu cabeza comenzaba a dominarte por completo. Por eso yo tenía cuidado con esas voces. O quizá simplemente sucedía cuando te encontrabas con algo que te obsesionaba por completo y de repente ya nada más importaba. Realmente nadie lo sabía. Pero yo lo descubriría cuando Clint cumplió su promesa de pasar conmigo todo el fin de semana.

Stefan me llevó a una ciudad rara junto a los demás en mi nube. El punto de encuentro era un hotel. Uno muy bonito y lujoso, de múltiples pisos que se alzaba hasta el cielo. Cuando llegamos, Jack ya nos estaba esperando. Sólo tuve que verlo una vez para ser feliz. Me acerqué a él. Sonrió y acarició mi cabello.

— ¿Estás bien?— preguntó.

Asentí con la cabeza.

— Me alegra— dijo—. Deberías ir a tu habitación. Clint tardará en llegar. Bran irá contigo.

Al parecer él necesitaba a Stefan y a Rocky para algo. Bran me llevó a una habitación increíblemente grande y espaciosa.

— ¿Clint también es dueño de este lugar?— dije.
— Así es— dijo Bran—. Lo compró hace poco. Se ve... elegante.
— Lo es— dije—, ¿Quieres saltar en la cama conmigo?
— ¡Claro que quiero!— dijo feliz.

Fuimos y comenzamos a saltar. Después tomé una almohada y lo golpeé con eso. Era muy suave.
Él tomó otra y comenzó a golpearme también. Estuvimos así un rato, riéndonos mientras las almohadas perdían sus plumas y volaban por todas partes. Nos cansamos en algún momento.

— Llamaré a alguien para que arregle este desastre— dijo Bran.
— De acuerdo— dije—. Yo iré a explorar el lugar.

Me gustaba el papel tapiz de ese sitio. Tenía florecitas lilas. Y la lámpara que colgaba del techo tenía una forma muy rara. Habían flores por todas partes. Me acerqué a la ventana para recorrer las cortinas. Lo hice. Era poco más del medio día. Quise abrir las ventanas pero todas estaban cerradas muy bien. Llegó una mujer. Fue para limpiar. Le dije a Bran que mientras tanto podríamos ir a dar un paseo por el edificio.

— No creo que debamos salir— dijo él.
— Sólo al pasillo— dije.

Aceptó. Ya ahí, lo recorrí lentamente. Ese sitio sí era muy grande. Me encontraba distraído mirando a mi alrededor sin fijarme bien por dónde iba cuando al girar en un pasillo pasé a empujar a alguien. Caí al suelo.

— ¡Majestad!— dijo Bran mientras se acercaba para ayudarme.

Miré hacia enfrente. Era un hombre alto de traje y cabello perfectamente peinado. Me observaba atentamente.

— ¡Perdóname, no te vi!— dijo y se acercó a mí para ofrecerme su mano.

No la acepté porque Bran me ayudó a levantarme.

— Fue mi culpa— dije—. Perdón, no me fijé por donde iba.
— Está bien, fue un accidente— dijo él—. De ambos.

Entonces ese hombre miró a Bran.

— Tú... ¿No eres uno de los muchachos de Clint?— le dijo.
— Así es— dijo Bran.
— Nos vimos el año pasado— le dijo el hombre—, es bueno ver rostros conocidos...

Después me observó a mí.

— ¿Y quién eres tú, adorable niñito?— me dijo.
— Me llamo James— dije.
— Qué lindo nombre— dijo él.
— A Clint no le gustará vernos aquí— me dijo Bran—. Hay que irnos.
— Está bien— dije.
— Nos vemos— me dijo el hombre.

Nos fuimos por el pasillo hasta mi habitación. Entramos.

— ¿Era un socio de Clint?— dije.
— Así es. Creo que por eso está en esta ciudad. Va a reunirse con él. No deberías hablar con nadie con tanta confianza.
— Sí debo, sobre todo si son socios— dije—. Si voy a ocupar su lugar, me vendría bien que yo les agradara.
— Eso es cierto— dijo Bran—. Aunque podría dar problemas. Clint es muy celoso.

Rupturas de PasilloWhere stories live. Discover now