182. El diario de James (y Tom)

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Estaba jugando póker con Jason en la sala del departamento de Neil y él ya había perdido su chaqueta así que esperaba poder hacerlo perder su camiseta.

— No sé cómo convenciste a Neil de dejarte hacer esto— dijo.
— A él no le parece algo malo. Excepto si apostamos.
— Pero sí estamos apostando.
— Por eso, no le digas o no le gustará.

Entonces escuchamos voces. Eran como gritos.

— ¿Qué pasa?— dije.
— No sé, quédate aquí— dijo.

Salió del departamento. Decidí acercarme a la puerta. La abrí lentamente para que no hiciera ruido. Entonces escuché la voz de Neil y Alex. Se gritaban cosas. Al principio no entendí qué pasaba, es más, simplemente no podía creerlo. Ellos se querían mucho, iban a casarse. En todo el tiempo que llevaba ahí los miré cuando se encontraban y se notaba que se querían mucho. Por eso era raro que se hablaran así. Hasta que entendí por qué. Dijeron mi nombre. Se peleaban por mi culpa, porque besé a Alex. Cuando lo descubrí me sentí increíblemente herido. Tanto que fue como si acabaran de apuñalarme.
Jason se los llevó para el departamento de Will porque temía que yo escuchara. Quizá porque sabía que iba a sentirme mal. Y así era, no podía ser de otro modo, todo eso pasaba por mi culpa. Salí al pasillo. No había nadie. Eso me alivió un poco. No quería tener que verlos. Me sentía muy avergonzado. Los dos habían sido tan buenos conmigo que no se merecían eso.

Fue horrible escucharlos gritarse así. Entonces una idea llegó a mi cabeza: ¿Y si eso terminaba su compromiso? ¿Y si después ya no iban a querer casarse? Sólo de pensarlo sentí ganas de llorar. Así que por instinto salí corriendo. Simplemente llegué a las escaleras. Las bajé corriendo. No me detuve, quería ponerme a llorar. Llegué a la recepción. Habían personas ahí. Miré hacia afuera porque las puertas eran transparentes. Habían autos y gente. Entré en pánico. No sabía qué haría yo afuera. Además no debía. Así que me di la vuelta y regresé. No muy rápido porque ya estaba cansado y porque recordé que Will me dijo que debía cuidar mi pierna. En el camino pensé en muchas cosas. En la amabilidad de Alex. En la dedicación de Neil. Y en cómo yo destruí lo suyo. Me sentí pésimo. Subí las escaleras con pesar. En algún momento me cansé y me senté en el suelo. Respiré profundamente un par de veces. Después seguí mi camino. Hasta que llegué a un pasillo. No había nada más que una puerta al final. Fui a ella. Abrí. Estaba oscuro. Eran otras escaleras. Las subí. Al final vi una puerta. La abrí. Sentí cómo el viento golpeó mi cara y la luz me cegó. Cuando mis ojos se acostumbraron noté que estaba hasta arriba en el edificio. Ya no había nada. Hacía frío. Salí, cerré la puerta y me senté al lado junto a la pared. Abracé mis piernas.

Sabía que debía volver pero no me sentía listo para enfrentar todo aquello. En realidad no me sentía listo para nada. Simplemente regresar a mi vida parecía imposible. Como si todo hubiera cambiado porque pasaron muchos años aunque sólo eran unos cuantos días. No me sentía como yo mismo. Era otra persona. De por sí antes no tenía muy en claro quién era, en ese momento mi identidad era aún más confusa.
Todo se sentía así, increíblemente confuso y dudoso. Seguía vivo porque otras personas así lo querían. Porque yo me sentía muy cansado y triste. Vacío sobre todo. Aún con voluntad para vivir (sobre todo por esos breves momentos de claridad que tenía en veces) pero eso no me decía tanto, antes también tenía ese instinto de supervivencia aún si Clint me hacía desear morir. Me había dedicado a reflexionar mucho por esos días gracias a Neil y había descubierto que además de unas ganas inexplicables de seguir vivo, también había perdido la perspectiva de mi vida. Mi único motivo para vivir por meses fue sobrevivir. También ayudar a otros pero que no me mataran fue el principal. Lo perdí y me quedé sin nada, sólo con esas pesadillas durante la noche y esas visiones durante el día. Mis medicinas ayudaban porque ya no eran tan frecuentes como en el hospital, donde herí a Alex por error. Recordar eso me hizo sentir peor.

Rupturas de PasilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora