Drogando a Will

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#Hannigram

[Un día en la vida del Dr. Hannibal Lecter]

Hannibal invitaba constantemente a Will a cenar a su casa. Sus intenciones estaban claras para todos, excepto, por supuesto, para el propio Will. El perfilador llegaba, alababa su comida, se la comía, disfrutaba de una Copa de whisky junto a la chimenea y se iba a su casa.

Era como un ritual.
Y Hannibal lo odiaba.

Al principio era estimulante. La primera vez que Will aceptó, Hannibal sonrió creyendo saber lo que pasaría. Error. Ya van diez veces y NO ha ocurrido absolutamente nada.

- Esto está buenísimo - le alaba Will, otro dia más -. El mejor plato que he probado nunca.

- Dices eso de todos mis platos, Will.

- Es que te superas. De verdad. ¿Qué es?

Hannibal sonríe, su sonrisa siempre es especial.

- Cerdo. Un enorme cerdo que se creía el amo de la piara.

- Pobre de él, creyéndose el rey - añade Will.

- ¿No bebes vino? Si no es de tu agrado...

Hannibal espera, sabiendo que aunque no lo sea, Will lo beberá igual. La Copa de Will no es como la suya, la del perfilador tiene una sustancia especial que te hace decir la verdad. Harto, cansado, Hannibal había decidido drøgar a Will.

- ¡Claro! Mira... - Will bebe - me encanta.

Tres bocados más tarde y haciendo cálculos en su mente, Hannibal pregunta.

- Will, ¿por qué crees que te invito a cenar tantas veces?

Will abre la boca, la cierra, la vuelve a abrir y lo que dice le sorprende.

- Creo que quieres føllarme, Hannibal.

De los labios de Hannibal sale una carcajada, esto se va a poner interesante.

- No sé por qué he dicho eso - Will se lleva la mano a la frente -. Debo estar enfermo, perdona - calla, Hannibal espera -. En realidad lo pienso, retiro mis disculpas.

- Haces bien, disculparse cuando no es sincero se considera grosero. Así que eso piensas.

Will asiente varias veces. Sigue bebiendo.

- Entonces, querido Will, dime. Sabiendo eso, ¿por qué aceptas tú?

- Porque yo quiero lo mismo.

Will se levanta, nervioso por lo que acaba de decir tan fácilmente.

- Will, siéntate. No - le dice mientras se agacha en su asiento - siéntate aquí.

Señala sus rodillas. Will se queda quieto unos segundos, mientras se debate en qué motivo tendrá para ir a sentarse sobre las piernas de Hannibal como si fuera un niño pequeño. La respuesta, la sabe.

- ¿Quieres que te chupe la pølla? Ni siquiera sé cómo se hace - se ríe, se ríe mucho imaginandolo -. Joder, perdona. ¿Me has drøgado o algo?

- Ven, Will - alarga su mano -. Deja que compruebe si tienes fiebre.

Y Will se sienta sobre él, de lado, mientras Hannibal palpa su frente y Will cierra los ojos.

- Drøgado no es la palabra. Más bien te he ayudado, un empujón. Estaba... cansado de esperarte, Will.

Coloca su mano tras el cuello del joven, y lo acerca a él.

- Demasiado cansado.

Le besa apretando su cuerpo. Ya era hora. Will disfruta del beso sin saber muy bien qué hacer.

- Quiero el postre - dice.

- ¿Metafóricamente o literalmente hablando? - Hannibal espera que sea lo primero.

- Metafóricamente. El postre, esto - ahueca su mano en la entrepierna de Hannibal -. Este postre.

- Tuyo es - ya está medio duro -. ¿Te lo quieres comer aquí o... en otro lugar?

- Aquí. Sobre esta mesa. Compláceme, Hannibal.

- Siempre, querido Will.

Se levanta cargando al joven que rodea su cintura con sus piernas, y lo coloca sobre la mesa mientras con el brazo aparta platos y cubiertos, dejando espacio.

- Chocolate.

- ¿Cómo dices?

- Quiero comerme el postre con chocolate - explica Will-. Líquido, con leche. Joder, me siento increíble, Hannibal. Debería enfadarme pero de verdad, no soy capaz.

- Espérate aquí. Voy por él. No te muevas.

- ¿Y perderme el postre? No señor.

Y mientras Hannibal se dirige a la cocina, dolorido ya, se autocomplace dándose la enhorabuena. Si no hubiese sido por la drøga, el patrón se habría repetido.

Hoy no habrá copa de whisky.
No habrá despedida.

Hoy Will tendrá su postre con chocolate, y Hannibal su tan ansiada victoria.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now