Háblame de tus sueños

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto

Los sueños de Will estaban llenos de Hannibal. En ellos la libertad de ser le daba alas y, en ella, Will olvidaba hasta su propio nombre.

Repitiendo solo el suyo.

Meses de terapia solo hacían que empeorar la situación, y cada vez que Will acudía a la consulta de Hannibal, algo dentro de él se recomponía un poco.
¿Cómo será, sentirse deseado por él, amado? Will se lo preguntaba a menudo.

- ¿En qué piensa?

La voz grave de Hannibal atrae a Will de nuevo al mundo. En ti, quiere decirle, en la importancia de mis sueños. En que eres un constante en ellos. En que jamás he estado con ningún hombre pero ese miedo no es más que polvo comparado con lo que siento.

- Jack me ha pedido que me dé un descanso.

Hannibal asiente. Sabe de la inestabilidad de Will.

- ¿Se siente inestable?

- No especialmente.

Hace meses que Will no se disocia. Hace meses que se sabe con los pies firmes en el suelo o, al menos, mucho más firmes de lo que lo han estado nunca. Desde los sueños.

- Hablaré con Jack. Hace tiempo que no veo ningún resquicio de inestabilidad. Si eso es lo que desea, Will.

Te deseo a ti. Will se muerde el labio inferior y mira a su vez los labios de Hannibal. En sus sueños son duros, amables. En sus sueños le pertenecen.

- Gracias.. Dr. Lecter.

- ¿Hace cuánto que nos conocemos? Llámame Hannibal.

Hannibal se levanta de su silla. Will lo sigue con la mirada hasta el escritorio, donde abre uno de los cajones y saca varias hojas. Deja una de ellas sobre la mesa y regresa frente a Will con la otra entre sus manos.

- Quiero enseñarte algo - Hannibal estira el brazo y le da la hoja.

Y el mundo de Will se tambalea un poco, sólo un poco, lo suficiente para que su mente regrese a esos sueños que nunca pensó se harían realidad. Su mano tiembla ligeramente mientras sostiene la hoja, sus ojos brillan felices.
Es uno de los bocetos de Hannibal. En él, el propio Will, desnudo, duerme plácidamente en lo que bien podría ser la cama de Hannibal. Ojalá sea la cama de Hannibal, piensa.

- Quería que lo vieras para aclarar de una vez la situación, Will. No estoy ciego. Aunque - sonríe - parece que tú sí.

- ¿Cómo...? - Will no sabe a qué se refiere, la cabeza le da vueltas.

- Háblame de tus sueños.

- Mis sueños. Háblame de los tuyos, por favor - le pide.

- Yo no sueño, Will. Vivo. Expreso, te elevo más allá del Sol. Eres demasiado importante. ¿Qué es lo que ves, en ese boceto?

Will vuelve a mirarse a sí mismo, tranquilo, en una situación tan convencional que sonríe al comprender que en el corazón de Hannibal también él se ha hecho un hueco.

- Cotidianidad. Paz. Duermo tranquilo como no hago desde que soy un niño. En tu cama, o eso espero que sea. Tus sábanas, quizá acabas de follarme y por eso descanso.

- ¿Es lo que ocurre, en tus sueños?

- Sí - Will alarga el brazo para devolverle el dibujo.

- Consérvalo. Un recuerdo de cómo comenzó todo.

Hannibal se levanta y se coloca delante de Will, levantandolo de la silla por los hombros. Lo siente temblar, desviar la mirada. Su dulce Will. Atrapa el azul de sus ojos en el ámbar que son los suyos y se inclina para besarle. Su adorado Will, su obsesión escondida al mundo.

- Hannibal... yo...

- Confía en mí. Llevo deseando hacer esto el mismo tiempo que tú soñando, querido.

Will rodea el cuello de Hannibal con los brazos mientras le besa. Lo que esconde ese beso es una chispa que provoca un incendio entre los dos, demasiado tiempo intentando dormir una pasión que difícilmente podía ser obviada. La lengua de Hannibal empuja los labios de Will que enseguida se abren para él, mezclándose con la suya, saboreando al hombre que tantas noches ha provocado que se despierte empapado en sudor, con la polla dura.

- Solo tienes que pedirlo, no voy a forzarte a nada.

Hannibal besa a Will en la frente y ese acto es tan íntimo que Will tiene ganas de llorar.

- Llévame hasta allí - responde Will -. Hasta tu dibujo. Esa habitación, esa cama, esas sábanas. Después, fóllame, Hannibal. Sí. Eso es justo lo que quiero.

- Te romperé. Te romperé y juntaré los pedazos solo para volverlos a romper de nuevo.

- No me importa. No tengo miedo.

- Querido Will. Me tienes. Y no tengo claro que eso sea lo apropiado.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now