La Grieta

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto

🔥 La grieta 🔥

A través de la grieta la luz que podría haber sido perfecta lo es un poco menos. Los ojos de Will podrían haber sido más azules, más ámbar los de Hannibal. ¿En qué momento había aparecido? Ninguno de los dos lo sabe.

Los destellos iluminan los rostros de los dos hombres aunque en Will son más sombríos. Su corazón, reflejo de esas manchas negras, empieza a pesar un poco. ¿Se está rompiendo poco a poco? La grieta, que se sabe imparable, se muestra compasiva permitiendo todavía que algo de luz atraviese sus inestables convicciones.

A su lado Hannibal es el Sol mismo, irónico en un hombre que podría rivalizar con un Ángel caído, enfrentado a un Dios en el que nunca creyó. Will se acerca a él, teniendo frío. La mitad de su cara está en sombras, la otra todavía puede sonreír en la calidez de lo que ambos tienen. Una dualidad que en algún momento se inclinará, escogiendo.

- ¿Estás bien, amado?

Hannibal rodea la cintura de Will con el brazo, acercándolo a él. Y Will, algo menos roto que la grieta que le mira desde lo alto de esa ventana, se abraza a él porque en Hannibal encuentra el calor que a él le falta.

- ¿Will?

La cara del perfilador en su hombro, girada. Y Will, cuya mente jamás descansa, viaja sólo unos segundos, suficientes para regresar algo más sombrío que antes de marchar.

- Tengo frío, Hannibal.

- Abrázame, estoy aquí.

A través de la grieta la luz que podría haber sido perfecta lo es un poco menos. El azul y el ámbar no se llenan de ella cerrados como están, disfrutando de un momento que no saben si se volverá a repetir. ¿Por qué ha pasado esto? Hannibal lo desconoce y Will, bueno, Will no quiere perderse de nuevo en la incertidumbre.

- ¿Me has odiado alguna vez?

- Nunca, ¿por qué iba a odiarte?

Will esconde su cara en el hombro de Hannibal porque él sí sabe lo que significa odiarse. La elección tomada, la reacción perpetuada, la repercusión entrando en escena como un huracán. Mira su dedo anular, sin rastro alguno.

- Ni siquiera al saber que estaba casado....

- Ni siquiera ahí, mylimasis. No fue odio lo que sentí, sino dolor.

Will mira hacia la grieta y esa luz que ilumina su rostro es fría ahora, reflejo de las emociones que le envuelven como un manto. Hannibal reafirma su agarre y acerca a Will todavía más.

- No vas a ir a ningún lado, querido. Te tengo.

Will entierra su nariz en el cuello de Hannibal y se llena de lo que para él es el olor del hogar. Quizá, piensa, eso disipe las sombras. Tal vez todo sea como antes. Y Hannibal, que no tiene claro cuál es el motivo del apenas perceptible distanciamiento, intensifica el amor que siente porque con Will ha descubierto las preciosas alas que tiene y que había olvidado. No es que haya aprendido a volar, simplemente había olvidado que sabía hacerlo.

- No dejes que me pierda en las sombras, Hannibal. No quiero volver allí.

Hannibal apoya su mejilla en los rizos de Will, que tantas veces ha intentado colocar de manera uniforme y, en su rebeldía, se han reído de él por su perseverancia.

- Eres mío. Ahora, háblame de esas sombras que te atormentan. Los dos haremos que regresen donde sea que pertenezcan.

Y la grieta, que hasta escasos segundos se creía invencible, tiembla. Su presencia pendiente de un hilo, atrapando a Will entre unas sombras que clarean a pesar de ser algo más grande ahora.
Porque en la mano de Hannibal sobre la mejilla de Will, en el beso que arde comiéndose sus labios, aviva el fuego existente entre los dos.

Si Will se va un día, será bajo sus manos.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now