Hannigram - Cortos -

Cállame, querido

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😏 Cállame, querido 😏

Atrapar al Dragón Rojo era el motivo por el que Will Graham había convencido al FBI para liberar a Hannibal. Ambos, en su medida, serían el cebo.
Cómo había llegado a colocarse en el asiento trasero del coche policial, con Hannibal esposado y sometido a él, es algo que ronda fugazmente la mente de Will.

- Will - jadea Hannibal - ¿por qué...?

La pregunta flota en el aire mientras Will le embiste por detrás, su polla goteando en el interior de Hannibal, buscando un orgasmo que toca su puerta con un ruido seco, apenas perceptible. Sudor, gemidos, líquido preseminal. Dos cuerpos que ansiaban encontrarse y que lo han hecho quizá no en la mejor de las circunstancias.

¿Por qué? Porque te deseo. Porque he esperado suficiente. Porque no aguanto más. Porque eres un bastardo y aún así te amo. Porque me jodiste la mente y ni sabiendo eso me fui. Porque puedo, joder, porque puedo, y me lo merezco.

- Cállate - Will se inclina hacia adelante, su polla hasta el fondo.

- Cállame, querido. Más duro. Fóllame.

Las esposas no le permiten tocar a Will, ni siquiera sabe si eso es lo que el perfilador querría. Dos años es demasiado tiempo para que cambie una persona. Sus ojos azules, temerosos, son ahora dos torrentes de agua dispuestos a tragarse todo a su paso. Hannibal se perdió en ellos hace tanto que no le importa estar ahogándose.

- Arruinaste mi vida - Will toma del cuello a Hannibal y le obliga a inclinarse sobre el asiento -. Estás en mí lo quiera o no. Mi mente...

Sus embestidas son cada vez más fuertes, y el coche policial se llena de los gemidos de los dos. ¿Es la ira quién habla? Tal vez es una mezcla de muchas emociones.

- Quítame... las...esposas.

- No.

Hannibal asiente, su cara aplastada en el incómodo y sucio asiento. Es degradante. Es excitante. Es Will.

- Will... te amo - le dice, no miente.

Will no quiere oír nada. Molly le espera. Es buena persona. ¿Le quiere? Lo hizo, un tiempo, ahora es cariño. Con ella se siente agusto, una monotonía que Will agradeció en su momento y que le asfixia.
Con ella flota en su Barca como un remanso de paz. Con Hannibal las aguas son turbulentas.

- No.... digas...Nada.

Will coge la camisa de fuerza que todavía tiene puesta Hannibal, en parte. La levanta para dejar al descubierto la marca de Verger, Hannibal siendo un cerdo más de su piara. Pasa los dedos a través de ella.

- Ámame - le pide -. Saca todo, Will, hazlo tan fuerte que duela.

La caricia de Will en su espalda en contraposición a las duras embestidas que hacen que grite el nombre de su amado. Una dualidad que representa a ambos y que Hannibal sabe necesaria para que Will decida.

- Eres... demasiado. Te he...

- Dilo.

- Echado de menos. Mucho. Cada día.

- Siempre - remata Hannibal.

Sudor, gemidos, dos nombres entrelazados y la posible promesa de un futuro juntos. La polla de Will contrayéndose al alcanzar Hannibal el orgasmo, Prieta dentro de él, vaciándose.
La ira. El deseo. El odio. Un amor peligroso. Todo relegado a un segundo plano, una sensación de paz que gobierna el ahora.

- Que Jack se encargue de él - dice Will, sentado desnudo al lado de Hannibal -. Nos marchamos.

- Will...

- Cállate. O vienes o regresas a tu celda. Y al fin sabemos qué ocurre cuando estamos separados.

- Ya has elegido.

- Sí - responde Will -. Te gustará. Es grande, inhóspito, lejano. Un país que nos espera. Podríamos ser felices.

- Estaremos juntos. Es lo único que me importa, Will. Lo único.