"No sabes hasta qué punto me tienes. Hasta dónde alcanzas mis pensamientos y lo profundo que vives en ellos además de en mi corazón. Te quiero. Sueño con el día de verme en tus preciosos ojos"
🔥 La ofrenda que no merezco 🔥
Cierta opresión en su cuello, sin dolor, mientras las espinas lo rodean atrapandole en una espiral de la que no quería salir. A su lado, soportando el trance con él, la causa y el por qué de muchas cosas.
Quizá en otro momento habría huido lo más lejos posible. De la sangre, del caos, de Hannibal y de sí mismo. Pero no todos los ángeles son fuertes, ni todos permanecen siempre en el bando que les vio nacer.
- Gracias - dice la voz junto a él.
Will asiente con la cabeza y el mundo a su alrededor se vuelve algo menos claro. Porque en la oscuridad que empezaba a envolverle también había cierto encanto y, lo más importante, en ella estaban juntos como nunca antes habían estado. Dónde quedó su antigua vida Will no quiere saberlo, dónde está ahora el miedo lo sabe bien.
- La sangre...
- Una ofrenda que no merezco - responde Hannibal con su mano Roja y brillante -. Exquisita, como lo eres tú - añade pasando la lengua por ella y probandola.
- Te quiero.
- Nadie elegiría este camino de no ser así, mylimasis. Nadie.
Hannibal tiene ganas de llorar porque en el deseo de haber amado a Will desde hace tantos años y haber conseguido estar a su lado, está también la culpabilidad de no haber hecho las cosas diferentes.
- Abrázame - le pide Will -. Tengo frío.
Hannibal coloca su cabeza encima de sus piernas y se inclina hacia él. Sonríe levemente pensando que si él era capaz de amar todavía había esperanza. Rodea a Will con los brazos y le besa, tiñendo de rojo sus labios.
- Renaces, amado. Un poco más y habrá terminado - acaricia su cara con sus dedos.
Lo que saldrá de la crisálida que con tanto ahínco Hannibal había formado alrededor ambos lo saben bien. Lo que será a partir de entonces, lo desconocen. ¿Qué les quedaba en esa pequeña parte del mundo que buscaba su destrucción? Solo a ellos mismos. Porque hay quien dice que el hogar bien puede ser una persona y, bajo esa premisa, empezar una nueva vida estaba llena de posibilidades.
- Gracias - repite Hannibal.
- Hannibal...
- No hay palabra suficiente que exprese cómo me siento. Nunca nadie se quedó conmigo, ni tampoco quise que lo hiciera. Se siente extraño para mí, Will.
Will cierra los ojos, las espinas más profundas en su cuerpo. El traje de Hannibal lleva su nombre al igual que sus labios manchados con su sangre. Ha pasado tanto tiempo y ha vivido tanto que antes se preguntaba si había merecido la pena. Ahora lo sabía.
- Quiero mostrartelo todo. La poesía entre mis dedos mientras llenas de música la habitación y olvidamos que hubo un día que estuvimos separados. Quiero oirte gritar mi nombre mientras grabas el tuyo en mi piel. Que seas conmigo, Will, y que seamos mientras el mundo continúa girando alrededor ajeno, inocente en su propio egoísmo.
Las lágrimas diluyen la sangre. Los besos todo lo demás.
Cuando Will abre de nuevo los ojos Hannibal está esperandoen
- Vivamos - dice Will, riendo abiertamente.
- Vivamos. Al fin tiempo y espacio son enteramente nuestros.
