Arrepentimiento

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Cada vez que Will roza con la yema de sus dedos la marca que Hannibal tiene entre sus omoplatos, algo dentro de él se rompe un poco.

Retrocede en el tiempo y no puede evitarlo. Mason Verger y su sádica forma de ver el mundo, y Hannibal marcado como uno de sus cerdos mientras Will nada pudo hacer. Dolor y luego un profundo sueño, es lo único que recuerda de aquel día.

Después, una habitación, y Hannibal curándole no sólo las heridas físicas sino también las del alma. Hay personas que hacen esto, curarte por completo. Hannibal había sido eso para él, todavía seguía siéndolo. Will no tiene las palabras suficientes para decirle lo que significa para él. Pero tiene su cuerpo, a merced de Hannibal, latiendo por y para él, intentando demostrarle en qué se había convertido.

- Will, ¿qué pasa?

Hannibal sobre él, sus cejas juntas, preocupado, mientras se mueve lentamente en su interior. La mirada de Will escondida en el hombro de Hannibal, los ojos fuertemente apretados para que no le delaten. Pocas veces puede ocultarle nada, todo un poeta, Hannibal.

- Mírame - se detiene en sus movimientos, pero no se aleja de Will.

Will respira y su aliento resbala en la piel de Hannibal, brillante por el sudor. Jadea un poco. Nota la mano de Hannibal sobre su cara, acariciandole, y ese dolor se multiplica.

- Will, por favor. Dime qué piensas.

La visión de Will borrosa, descentrada, mientras Hannibal le besa la barbilla. Las lágrimas acumuladas y una culpabilidad que ha perseguido a Will desde entonces,  tomando el control.

- No te preocupes. Continúa, por favor, Hannibal.

- ¿Es por mi culpa?

Su culpa. De lo único que tiene culpa Hannibal es de que Will lo ame demasiado. Posesivamente, obsesivamente, una extensión de sí mismo de la que no quiere separarse. El amor de Hannibal se había extendido de tal manera que Will ya no recordaba si él había sido el precursor de esa intensidad, o había sido al revés.

Todo se difumina cuando se trata de ellos dos.

- No... No...

- Háblame.

- Es... - Will pasa sus dedos a través de la marca - es por esto, Hannibal. No puedo soportarlo.

Hannibal sonríe tristemente.

- No significa nada. Hace tiempo que he olvidado que está ahí. Sólo es un recuerdo de lo mucho que te amo.

- No para mí. No pude ayudarte.

El labio de Will tiembla y Hannibal lo atrapa en un beso dulce.

- Lo hiciste días antes. Me buscaste, me encontraste. Me hiciste muy feliz, Will. Estaba perdido, mi vida en Florencia estaba vacía. Y apareciste, llenándola.

Will asiente, entiende la sensación.

- De haber sido más fuerte, habría evitado que ese cerdo te marcase.

- Lo sé. Eres el hombre más fuerte que conozco, mi mangosta. No debes preocuparte más por esto, sino pensar en esta marca como lo que es: un recordatorio de lo que tenemos, Will. El pasado nos moldea, pero nosotros elegimos el presente al margen de él. ¿Lo entiendes?

Will abraza a Hannibal evitando la marca. Esconde su cara en su hombro y Hannibal le acaricia el pelo. Sabe lo mucho que adora sus rizos. Haría lo que fuera por él. Cualquier cosa.

- Te amo, Hannibal. Ojalá pudiese volver atrás y evitarlo.

- Querido, no hay nada de nuestro pasado que cambiaría. Ni una coma. Mira dónde nos ha traído.

Hannibal sonríe, pero esta vez es una sonrisa alegre. Se mueve dentro de Will, su polla tocando su próstata, que había descansado este tiempo. Will le mira y no puede sentirse más afortunado. Gime el nombre de Hannibal en su oído, y Hannibal empuja más fuerte haciendo que Will olvide todo lo demás hasta que el orgasmo les alcanza a ambos.

En el vaivén de las caderas, en el choque de la carne, el sudor de sus cuerpos y los nombres del uno en los labios del otro, Will encuentra la paz. Esa paz que debería ser suya para siempre, y no sólo en momentos como este.

Porque Will no puede evitarlo. Algo dentro de él se rompe un poco cuando las yemas de sus dedos rozan la marca de Hannibal. Un recordatorio de su inutilidad. La culpabilidad tatuada en la piel de la persona que más cerca está de su corazón.

Ojalá pudiese volver atrás, él sí cambiaría eso.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now