"Quién dijo que escuchar al corazón es fácil nunca amó realmente. Quién no tuvo miedo por entregarlo, confundió emociones. El amor siempre significará riesgo."
🔥 Kintsugi 🔥
Grietas sobre el rostro, las manos y el corazón. Grietas rellenas de oro, juntando de nuevo la esencia del ser que se rompió tiempo atrás. Los dos hombres brillaban ahora, más el brillo era todavía tenue. Demasiado reciente era aquella noche. Demasiadas emociones.
¿Puede romperse un alma humana?
Hannibal lo había descubierto al clavarle el cuchillo a Will. Will dudaba siquiera que él mismo tuviese alma.
- ¿Otra oportunidad?
- ¿Nos la merecemos? - responde Will.
Sí, piensa Hannibal. Porque no llegamos a disfrutarla, querido. Jamás pude saber qué se siente al sentir tus labios en los míos. Cómo habría sido tenerte a mi lado.
- Kintsugi, Will. Oro sobre lo que quedó hecho añicos. Oro para borrar los pedazos y para enfatizarlos a su vez, brillantes, recordando que las cicatrices cuentan historser que no debemos olvidar.
- Ya tengo demasiadas cicatrices, no quería tener ninguna más.
Hannibal se acerca a él, decidido, el mundo entero bajo sus pies y el futuro de nuevo siendo posible a su lado.
- Podemos seguir adelante. Podemos.. - calla unos segundos, su corazón empujandole a continuar - podemos conseguirlo. Recuerdo esa noche, Will, recuerdo tu mirada. De haber llegado primero habrías huido con nosotros.
Nosotros. Abigail. La sangre brotando de su cuello y Hannibal siendo el causante de la desgracia. Quizá el oro pueda rescatar los pedazos de lo visible pero Will sabe que aquellos que no son palpables nunca volverían a ser uno otra vez.
- Quizá - Will agacha la mirada - quería hacerlo, Hannibal. Quería...
- Ya lo sé, mylimasis - Hannibal apoya su mano en la cara de Will - sé que merezco todo el odio que guardas.
- No te odio. Tenía miedo, no pude ganar esa vez.
El oro sobre el rostro de Will, más brillante ahora al estar en contacto con las lágrimas que caen, sus ojos llenos de palabras que Hannibal lee a la perfección.
- ¿Podrás perdonarme?
Will asiente. No ha olvidado lo que pasó, pesca junto a Abigail todas las noches. No ha olvidado que la quiso como el padre que él mismo le arrebató y que, en el dolor que les unía a ambos, había encontrado un lugar donde poder hablar sin temor a ser juzgado. Por Abigail, que le esperó queriendo formar una familia. Por Hannibal, que lo había amado desde el principio y era el autor de gran parte de las historias en su cuerpo. Por ellos Will había decidido que quería dejar de huir.
- Ya lo he hecho - responde.
El abrazo, al fin, que debió ser. ¿Pueden recomponerse las almas humanas? Hannibal siente que con los brazos de Will a su alrededor es capaz de todo lo que tenga que venir.
- Te quise desde el momento que te cruzaste en mi camino. Le llamé curiosidad. Le llamé muchas cosas. Eres la única persona que tengo cerca del corazón, Will. La única que quiero.
Will sonríe en los labios de Hannibal aferrándose a él como quien va a la deriva y sabe que se hundirá de no hacerlo.
- Vamos - dice, tocándose la cara - el oro en nuestra piel nos invita a intentarlo.
Porque volver a caminar nunca es fácil y hacerlo de una manera diferente a la que se conoce menos todavía. Una vida por otra y los recuerdos de cómo era todo. La añoranza por lo que se deja atrás y la incertidumbre por lo que será. Hannibal sabe perfectamente lo que está arriesgando Will, y lo ama aún más por ello.
Kintsugi.
Pasado, presente y futuro en sus manos entrelazadas, y la historia que los dos deciden continuar porque así ha de ser.
