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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto
"Porque los corazones nacieron para impulsarnos a hacer grandes cosas. Y el mío estaba destinado a encontrarse con el tuyo"
🔥 La oportunidad 🔥
Todos hemos oído hablar de los corazones rotos. Esos que, en el pecho, continúan latiendo hechos añicos. Si tienes suerte el paso del tiempo hará que duela menos, tal vez hasta que se regenere. Si no, estás condenado a una vida a medias, pues nadie puede vivir plenamente con unos pocos pedazos de corazón.
- Lo que le pasa, Agente Graham, es que nunca ha tenido la ocasión de usarlo. Y todo aquello que no se utiliza, se pudre. ¿No lo sabía?
Porque nadie habla de estos casos, de esos corazones que nunca han amado, y que conservan ese plástico invisible que tiene todo lo que es nuevo. Sentado en la camilla del Dr. Lecter, Will mira el estetoscopio mientras lo ausculta. Inspira hondo, expira. Está nervioso.
- Está perfectamente sano, por ahora. Su latido es fuerte, y así debería seguir siendo si le da la oportunidad de conocerse. Will, ¿de qué huye?
Porque Hannibal, además de trabajar en urgencias lo hacía también en el departamento de Psiquiatría. Él, que tantos corazones había comido, los conocía bien.
- No huyo. Es sólo que...
- Es perfectamente capaz de amar. Como todos.
Hannibal le acerca la camisa a Will, que se la abrocha enseguida.
- ¿Qué me dice de usted? - le pregunta el joven.
Había oído hablar de su empatía. Se sintió fascinado cuando supo de él y no hizo falta mover muchos hilos para asegurarse que sería el responsable de la salud de Will Graham.
- Preocupese del suyo, Will. Lo necesita.
Will se levanta de la camilla, camina hacia la puerta para marchar pero se detiene.
- ¿Tiene hueco para un paciente más?
Hannibal sonríe sin que Will lo vea. Para él tiene todo el tiempo del mundo.
- ¿Quiere empezar terapia conmigo?
- Quiero darle la oportunidad que nunca le he dado. Al corazón, me refiero. Acudir a su consulta es el principio de ello.
Y, sin dar tiempo a Hannibal a responder, sale. Pocas veces se queda sin palabras. Y su corazón, ese como el de Will que tampoco conoce qué significa estar enamorado, le golpea dentro del pecho. También él quiere tener esa oportunidad, y Hannibal está más que presto a concedersela.
