"En mí corazón hay un espacio para que viva el tuyo. Cada palabra escrita te pertenece, también las que aguardan a nacer. El amor, para mí, tiene tu nombre. La forma de tu sonrisa, el sonido de tu risa en mis oídos. Te quiero"
🔥 Sigue bailando conmigo 🔥
Lo sentía entre sus dedos, todavía palpitando, rojo, era fuego vivo: aún fuera de su hábitat luchaba por seguir latiendo. Bajo él, el cuerpo del hombre que amaba. Lienzo sobre papel que lentamente había grabado la historia de los dos.
- Devuélvemelo.
El frío del metal en su rostro, contraste del corazón que era suyo por derecho. Se lo había ganado, había trabajado tanto para llegar hasta él..
- Me pertenece, querido. Tiene mi nombre.
Su vida pendiente de la voluntad de aquel que llamaba amor, deseo, compañero. El movimiento de un solo dedo y sabía que dejaría de respirar. ¿Podía haber algo más excitante que esto? Hannibal sonríe, la sangre en su ropa, sus manos y su alma.
- Me has convertido en quién no sé si deseo ser.
- Te he despertado, mylimasis. Me lo merezco.
Aprieta el corazón levemente y Will se lleva la mano al pecho, vacío ahora, pero más vivo que nunca. La comida alrededor lleva el nombre de ambos, ensangrentada, lista para comer u olvidar que existió siquiera. ¿Cuál fue el momento exacto en el que llegaron donde se encuentran ahora?
- Hannibal, no es justo.
- Hablas de justicia cuando en todo momento bailaste conmigo. Oías mis pasos y me diste la mano. ¿Justicia, Will? Justicia es esto - dice, levantando el corazón a la altura de su boca, lamiéndolo después.
- Dios... - lo ha sentido, no sabe cómo, el calor de esa lengua recorriendolo por completo.
- No lo menciones. No aquí. Entre los dos ese ente jamás tendrá cabida.
La mano de Will intenta alcanzar su propio corazón. Lo roza tiñendo la yema de sus dedos de ese fuego que ya se ha acumulado en sus pantalones. También él saborea ese amor que había aceptado inconsciente desde el principio, consciente después, anhelante por compartirlo el último tiempo.
- ¿Qué harás con él? - pregunta, moviendo la cadera hacia arriba involuntariamente, queriendo embestir a Hannibal.
- Lo que he hecho desde que te conocí: llevarlo conmigo.
- Pero...
- Ten - dice Hannibal, desabrochando su camisa-. Nadie puede vivir ni siquiera con medio corazón.
En el pecho de Will, palpitando fuerte, un corazón que no es el suyo pero que se siente como tal. La calidez humana de Hannibal puesta a sus pies, y las lágrimas de Will que al fin entienden muchas cosas.
- Ahora lo sabes, ahora comprendes que nunca fue un juego - Hannibal le acaricia el rostro -. Todo lo que hice, todo lo que una vez fui...baja el arma, Will. Sigue bailando conmigo.
Sobre la carne teñida de rojo dos cuerpos yacen desnudos, sin esconder nada porque no es necesario ya hacerlo. Ámame, se gritan silenciosos. Sé junto a mí, repiten entre caricias que todo lo dicen.
- ¿Así es cómo me ves? - pregunta Will, blanco y rojo sobre su piel, respirando rápidamente mientras lo abraza.
- Eres más que música en mis oídos y más que los bocetos en cada parte de mi ser. Te quiero. Si me dejas...
De nuevo, lenguas que se encuentran y manos que se sienten escasas al desear más de lo que pueden abarcar. De nuevo, todo lo que tuvo que haber sido.
- Estoy contigo. Bailemos, querido, por supuesto que te dejo.
