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#Hannigram #WillGraham #Hannibal
"Porque en mí encontrarás ese fuego que nos consumirá a ambos y, en ti, el huracán que lo expandirá al mundo" - by me.
🔥 Ofrenda, plegaria y súbdito 🔥
Atado de manos y a su merced, Will disfruta de la sumisión de Hannibal tal y como deseaba que ocurriese desde hace mucho. En su pecho la marca de un mordisco, no sabría decir si ha sido Hannibal hombre o la bestia, cuernos negros, garras y ganas de destrozarle para así hacerlo suyo.
Ya lo soñó una vez. Hannibal, atado a un árbol una soga alrededor de su cuello mientras Will silbaba al caballo donde estaba atado el otro extremo. Qué gran sueño, aunque insatisfecho. Lo que el desea es hacerlo con las manos, sintiendo cómo la vida del psiquiatra se escapa entre sus dedos mientras sus ojos ámbar no se separan de él.
Eres mío, Hannibal. Mío para hacer lo que me plazca.
Ciertamente era así, Will lo sabe, Hannibal estaba enamorado de él. En ese amor, demasiado entre los dos. La sangre les une, la vida y la muerte. Un respeto mutuo que va acompañado del gran descubrimiento que es no sentirse solo en la vida. Will conoce bien ese sentimiento, Hannibal lo descubrió el día que le conoció.
Siempre, mylimasis, soy tan tuyo como tú eres mío.
Porque Will, dormido, disfruta de un Hannibal que entre sus piernas succiona su pecho desnudo sin intentar en ningún momento desatarse. En su sueño Will es ese Dios que Hannibal reza a escondidas y Hannibal, la ofrenda que se hace a sí mismo.
Abre la boca, necesito sentirte.
Quizá la bestia les observa en la oscuridad, pero a Will no le importa. Tal vez se relama viendo que al menos en sueños, el perfilador es él mismo con Hannibal. Que no tiene miedo.
Úsame, querido. Mucho has esperado.
Will asiente en sueños porque es cierto. Agarra ese pelo perfectamente peinado y lo destroza entre sus dedos mientras empuja hasta el Fondo de la garganta de Hannibal, que sonríe con los ojos, aceptando lo que Will quiera darle. Un crujido en las hojas del suelo y la bestia muestra su dentadura, brillante a la luz de la Luna, con los dientes puntiagudos deseando probar.
Muérdeme, piensa Will, y la bestia asiente mientras esos ojos negros como la noche se acercan quedando frente al joven.
De nuevo, la sangre uniendolos a ambos. El hombro de Will gotea un rojo brillante que cae por su pecho y su mano derecha mantiene a Hannibal en su polla porque le gusta sentirlo así mientras eyacula. Y Hannibal, ofrenda, plegaria y súbdito al mismo tiempo, traga absolutamente todo porque hasta en sueños haría cualquier cosa por Will.
Me ves, Will. Ahora ves quién soy.
La bestia abraza a Hannibal y Will sonríe al ver cómo son uno. Hannibal no puede ser sin él, ni él sin Hannibal. La cornamenta se alza victoriosa en la cabeza del psiquiatra y Will jura que es tan alta que no ve el fin. Levanta la mano para tocarla y Hannibal la acerca a él, ronroneando con la dulzura del roce.
Fóllame duro, Hannibal. Es verdad que he esperado mucho tiempo.
Will últimamente soñaba a menudo y también lo hacía demasiado alto. En todos esos sueños dominaba a Hannibal y también en todos ellos encontraba quién era junto a él. Lo que significa, lo sabe. Lo que desea, lo sabe aún más.
- Tengo algo que añadir en la sesión, Dr. Lecter.
Hannibal sonríe, Will de regreso en su consulta. Hoy han sido más de veinte minutos disociado.
- Le escucho, Will. Hábleme de esos sueños.
Will sonríe, y es una sonrisa que ya nada esconde. Ningún sentido tiene. Se levanta y estira las piernas, su mano alargada hacia el psiquiatra.
