Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
#Hannigram #hannibal #WillGraham #relatocorto
🔥 Feliz Cumpleaños, Hannibal 🔥
- ¡Feliz cumpleaños, anciano!
Si había algo que no unía en absoluto a Will y a Hannibal eran los cumpleaños. Hannibal los odiaba o, mejor dicho, odiaba el suyo. Llevaba días pidiéndole a Will que por favor actuase como un día más, y Will por descontado no pensaba hacerle ningún caso. Él amaba los cumpleaños. O, mejor dicho, había empezado a amarlos desde Hannibal. La existencia de uno mismo debería ser importante, pensaba. Así que si Hannibal no amaba su cumpleaños, ya lo haría él por los dos.
- Will...
Tras la caída y meses de recuperación, la relación entre ambos se había afianzado. Si antes de todo eso ya existía esa complicidad que solo tienen los que se sienten iguales, ahora el respeto y la aceptación habían abierto los brazos y dado la bienvenida a un deseo irrefrenable por complacer en todos los sentidos el cuerpo del otro y, cómo no, habían dado también la bienvenida al amor. Ese que Hannibal tanto había esperado, susurrado, dibujado en sus bocetos y compuesto con el clavicordio. Porque con Will había llegado al fin el momento de decir adiós a su traje de persona y, para Will, había creado un mundo que sólo les pertenecía a ellos dos. Su existencia se basaba en cumplir cada petición que Will tuviese, su felicidad era la felicidad del perfilador.
- ¡Hoy es tu gran día! - en la cama, la sonrisa de Will inunda la habitación, animando a Hannibal a sonreír también.
- Te dije que...
- Bla bla bla.
Porque para Will el primer cumpleaños con Hannibal no iba a ser un día más. Porque gracias a él había descubierto esa parte de él que dormía y, también por él, había aceptado un amor que aunque le había acompañado durante todo el proceso, no fue hasta el final que había escuchado su propio corazón, llenándose de él.
- Nunca imaginé que llegarías a los 75, Hannibal, dadas tus aficiones.
- ¿Perdon? Eres un insolente, Will Graham.
Hannibal abraza a Will y éste no hace nada por evitarlo. Adora pinchar al más mayor porque, por regla general, acababan jadeando uno al lado del otro tras no menos de ocho o nueve orgasmos seguidos. Y es que si Hannibal había recordado lo que significaba amar, Will lo había descubierto. Porque en el cuerpo del psiquiatra Will podía perderse tan fácil que no le importaría no regresar jamás y porque, en la pálida piel de Will, Hannibal había repetido su nombre mientras éste lo montaba hasta marcarle como suyo, el semen goteando después por los muslos de Will. Fluidos, lubricante, sudor, gemidos y palabras que significaban una sola cosa: estamos aquí, juntos, ahora. Al fin.
- Castígame - responde Will, sus ojos azules fijos en los labios hambrientos de Hannibal -. Porque voy a ser un chico muy malo hoy... señor.
La carcajada de Hannibal se une a las sonrisas que ya llenaban las paredes de la habitación. Escuchar reír a Hannibal era algo tan escaso y valioso como un pedacito de Luna, esa que un día Will leyó que robaron al conocer su nombre. Ludis. Will no tenía un Palacio Mental como Hannibal, pero guardaba esos pequeños momentos si acaso un día los necesitase. Quizá no fuesen tan detallados como los que el propio Hannibal tendría para sí, pero le servirían para regresar y sentir esa calidez que ahora mismo inundaba su alma.
- Will...espero que no me hayas preparado nada.
- Cállate o te destripo todo lo que te espera en el día.
Hannibal besa al joven recorriendo con la lengua su boca, que tan bien conoce. Sentir la sonrisa de ganador de Will en sus labios le divierte, escuchar los pequeños gemidos de Will mientras le besa, le excita. Baja las manos por la espalda de Will, que, sobre él, empieza a moverse instintivamente como si estuviese dentro de él.
- Hoy eres mío - susurra Will en su oído.
- Desde hace mucho, mylimasis. Desde hace mucho....
Las palabras de Hannibal se ahogan entre las sábanas que ven cómo Will se sienta a horcajadas sobre él y toma entre sus manos las dos pollas, haciendo que los orgasmos y los gritos vayan al unísono con movimientos certeros gracias a la práctica. Porque pocas cosas hay más excitantes como escuchar y sentir el orgasmo del otro acompañando al tuyo y, entre medias, el sonido de la mezcla de los fluidos de los dos.
- Del revés, Hannibal.
Los pensamientos de Hannibal se ahogan en la almohada donde apoya la cabeza y en sus manos que aprietan fuertemente mientras Will le embiste. Qué no haría por él. Los sentimientos de Will, en cambio, fluyen y gritan todo el amor que lleva siempre consigo. Porque a Will no se le dará bien escribir, dibujar o componer, pero había descubierto que se le daba bien esto. Hacer temblar a Hannibal una y otra vez, en todas las posturas posibles, mientras repetía su nombre.
Y es que amar a Hannibal le era a Will tan sencillo como respirar, ¿cómo no se dio cuenta antes? Hannibal era las respuestas a esas preguntas que Will jamás se hizo, pero que supo que estaban ahí solo porque Hannibal existía plenamente en su mundo ahora.
- ¿Me vas a decir qué has preparado?
- Ah, que ahora te interesa - Will besa su hombro, sudado, y en el azul de sus ojos Hannibal encuentra el adiós a la soledad.
- Yo no he dicho eso - responde aguantando una sonrisa.
- Vamos al agua, Hannibal. Que tu día solo acaba de empezar.
Lo que Will le prepara a Hannibal queda entre los dos. Porque quizá Will no tenga el dinero que el psiquiatra tiene, y sus regalos no puedan ser los que merezca. Tal vez Will no tenga el buen gusto de Hannibal a la hora de elegir cualquier cosa.
Pero tiene algo que Hannibal no: unas ganas tremendas por conseguir que el mayor ame su cumpleaños. Y, para ello, es capaz de muchas cosas.
(Feliz cumpleaños, preciosa mía. Quizá un día ames tu cumpleaños 🔥)
