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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto
🔥 Impulso, instinto, deseo 🔥
- No somos más culpables por seguir los impulsos primitivos que nos gobiernan que el Nilo por sus inundaciones o el mar por sus olas.
Hannibal, citando al Marqués de Sade, sostiene a Will contra la pared mientras este cierra los ojos. Demasiado ha esperado.
- ¿Acaso no somos animales, Will? ¿No tenemos deseos?
Su deseo lleva siendo el perfilador meses. Su cuerpo tras esas horribles camisas, su polla en los pantalones que siempre le marcaban un culo delicioso. ¿Era instinto, motivación, impulso o deseo? ¿O quizá algo más?
- Podemos... - la voz de Will tiembla - controlarlos...
- Podemos pero, ¿queremos?
Su mano derecha lo sujeta fuerte, su izquierda baja hasta sus nalgas y las aprieta.
- Has jugado con fuego, querido. Y quien juega con fuego siempre se quema.
Las últimas semanas Will había estado tentando a Hannibal sabiendo perfectamente lo que estaba haciendo. Corte de pelo nuevo, barba recortada, hasta había empezado a usar perfume. Will rodeaba a Hannibal mientras este sonreía sentado en su sillón, presa que se sabe en realidad cazador. Un pequeño roce un día, un acercamiento en las escaleras otro. Habían construido algo hecho de ardientes llamas y Hannibal quería saber si era mucho más que eso.
- Hannibal...hazlo.
- ¿El qué? Usa las palabras.
Will gime y Hannibal susurra en su oído que le desea. Con sus piernas separa las de Will, dejándole a su merced.
- Me tentaste. Me calentabas hasta un punto indecible y eso nos ha traído hasta aquí.
- Impulso - dice Will.
- Y también deseo. Somos hedonistas, los humanos, buscamos el placer - Hannibal empuja a Will un poco más -. Ahora vas a complacerme como un buen chico.
Will jadea notando su aliento contra la pared. Está tan duro que duele.
- Seré un buen chico para ti.
- Nunca lo he dudado.
La cadera de Will tentádole es más de lo que Hannibal puede soportar. Movimientos nada sutiles hacia atrás como si estuviese montando su polla, que se endurece más, y mancha el pantalón de su carísimo traje.
- Eres un demonio, Will - muerde su cuello -. Te apareces sin avisar y luego pretendes que esto no ocurra.
- Fóllame duro. Entra y márcame.
Las manos de Hannibal son hábiles a la hora de bajar pantalón y ropa interior. Son igual de certeras a la hora de bajar los suyos, arrodillarse y separar las nalgas del perfilador. Entierra la cara en el culo de Will y lame su agujero porque en estos momentos el mundo que conoce no le importa. Solo existe esto, ellos dos, y los gemidos de Will mientras se sujeta en la pared para no caer.
- Exquisito - le dice.
Cuando Will repite que vaya más rápido, que lo folle, que quiere más y que no pare de moverse Hannibal lo tiene sujeto de la cadera y el perfilador está totalmente inclinado. Manchas de líquido pre seminal en el suelo y Hannibal deseando lamerlo en cuanto acabe.
- No te muevas - sostiene a Will contra su pecho, de espaldas, y besa su cuello -. No hemos terminado.
- Instinto - dice el más joven.
- Y también deseo - vuelve a responder Hannibal. Y también algo más.
- ¿Hay algo más que esto? - Will lo desconoce.
- Mylimasis, ¿acaso nunca te has enamorado?
Hannibal sonríe en la espalda de Will y éste lo hace a su vez, sintiendo esa sonrisa. Mostrarse a Will, fluir con Will, y que sea lo que tenga que ser.
