Una terapia diferente

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#Hannigram #relatocorto

🔥 Una terapia diferente 🔥

Cuando Hannibal le propuso que la siguiente sesión no iba a poder hacerse en su consulta, y que tenía que ser en su casa, Will se extrañó..

- Podemos dejarla para otro dia, si le va mal.

- Su salud mental es lo más importante. Retrasarlo no le hará ningún bien, Will.

La mirada que el joven perfilador le regaló era de incredulidad, y Hannibal supo que tenía que incidir un poco más. Convencerle.

- Si lo prefiere, puedo derivarle a otro psiquiatra. Si no está contento conmigo...

Sabía lo que le costaba a Will abrirse con los demás y sabía cuál sería su respuesta.

- ¿Y empezar de cero? Mejor no, Dr.Lecter.

Hannibal sonrió, satisfecho por el control que tenía sobre él. Adoraba a este joven. Sabía que, de darle una oportunidad, Will bien podría convertirse en un compañero que no mirase atrás cuando supiera la verdad.

- Ya sabe dónde vivo - Will había ido a su casa a cenar con el resto del FBI, un par de veces -. Le espero pasado mañana a la misma hora.

Son las 19.30 y Hannibal está tumbado en la cama. Atrás han quedado sus preciosos y costosos trajes de tres piezas. Su pelo tan bien colocado. Con la certeza de quien sabe lo que va a pasar, una camisa de color blanco se ciñe a su cuerpo, algo corta por la parte de abajo,dejando al descubierto parte de su tripa. A sus cincuenta años y con una dieta equilibrada de carne humana - además de la natación - Hannibal espera poder provocar a un joven que tiene veinte años menos que él. Dará la talla.

Son las 19.35 y ya empieza a desesperarse, la impuntualidad es más que una grosería. Tratándose de Will, por supuesto, lo deja estar. El timbre suena un par de minutos después.

- ¡Entre! - grita.

Ha dejado la puerta de su casa abierta, quiere que Will le encuentre exactamente en la posición en la que está.

- ¿Dr. Lecter? - oye que grita.

- ¡Arriba, Will, segunda puerta a la derecha!

Cuando Will entra, Hannibal se excita sólo con el olor que desprende. Ha estado bebiendo cerveza, de las más baratas que, mezclado con el aftershave tan horrible que lleva siempre, evocan en Hannibal las ganas de colocar su nariz directamente en el cuello.
Viste un jersey de cuello alto de color marrón claro y unos vaqueros ajustados. Los ojos azules de Will se dilatan, señal de que le gusta lo que está viendo.
Hannibal sonríe, sin moverse ni un ápice.

- Mejor me voy - dice el perfilador.

- No.

Sin saber si es por la rotundidad de la respuesta, por la fuerza empleada en ella, o porque realmente quiere quedarse, Will se detiene.

- Está estancado, Will - le dice Hannibal -. Y sólo se me ocurre una manera de ayudarle a avanzar.

- Hannibal...

El sonido de su nombre en los labios de Will es la poesía que lleva queriendo escuchar desde hace meses. Los sentimientos hacia él habían aumentado a medida que sus sesiones tenían lugar. Will es la persona más interesante que conoce, además de atractivo, y decidió ya por entonces que o era suyo o no lo sería de nadie. Por suerte para él, Alana Bloom le había rechazado, y nadie más tenía pretensiones sobre el joven perfilador.

Inestable, le llaman. Un adjetivo negativo que para Hannibal significa oportunidad.

- Quítate el jersey, Will. Quiero verte.

Will, con dedos temblorosos, lo hace. Sabe perfectamente dónde se encuentra, no está teniendo una de sus disociaciones.

La mirada de Hannibal se para en los pantalones.

- Ahora, los pantalones - Will lo hace -. También la ropa interior y calzado.

Will se queda de pie, frente a él, tal y como Hannibal imaginó en su mente. Pero la realidad golpea a su imaginación y gana. El cuerpo de Will, al contrario que el suyo, está más marcado. Su abdomen llama al deseo y su miembro... Hannibal no va a saber contenerse.

- Acércate - le pide.

- Nunca he... no sé si...

- Acércate. Como tu psiquiatra, sólo quiero lo mejor para ti.

Will no sabe por qué, pero le cree. Así que sienta al lado de Hannibal, totalmente desnudo, mientras éste no quita ojo a su pene. Le está poniendo nervioso.

- Te he citado aquí, querido Will - la mano de Hannibal baja por su hombro - porque quiero ayudarte. Ayudarnos - va bajando, ahora por su abdomen -. Conocernos.

Con la última palabra su mano descansa sobre la polla de Will, que empieza a cobrar vida. Éste coloca su mano sobre la suya y, cuando Hannibal cree que la va a apartar, lo que hace Will es aleccionarle para que continúe.
Lo desea, igual que él.
Con un movimiento rápido se pone sobre el joven, sus ojos fijos en los de Will, que no es capaz de articular palabra. Hannibal desearía poder saber lo que piensa.

- Te gustará - le dice.

Y empieza a lamerle tan salvajemente que Will por fin dice algo, sus manos agarrando las sábanas y sus pies apretandose por el placer que está recibiendo.

- Hannibal... no aguanto....

Hazlo, le dice a Will con la mirada. Hazlo y marcame. Soy tuyo desde hace mucho.
Sus movimientos son voraces, así es su hambre por él. Todavía está vestido y se arrepiente de por lo menos no haberse quitado los pantalones. Le están causando incomodidad.

Will sufre espasmos que le llevan a un orgasmo y a sujetar el pelo de Hannibal cuando se corre. Hacía demasiado tiempo que no tenía uno así.

Hannibal, por descontado, ha registrado todos y cada unas de las facciones de Will llegando al clímax. Qué grandes recuerdos a los que regresar cada vez que lo desee.

- Will...

- Mmmm

- ¿Qué te parece si...?

- Sería grosero dejarle así, Dr. Lecter - los ojos de Will, traviesos, calientan más a Hannibal que cualquier fuego -. Todo el mundo sabe lo que odia la grosería.

Muchacho inteligente. Dulce, apuesto. La empatía hecha persona.
Hannibal se relame, apartando por fin esos pantalones que eran una tortura.

Si terapia está siendo un éxito, aunque no podría decir exactamente para quién de los dos.
Él, consiguiendo lo que quiere, o Will, consiguiendo lo que no sabía que necesitaba.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now