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🔥 El silencio de Will 🔥
Casi todas las veces se encontraban en los brazos del otro. Quizá era su forma de expresar aquello que sus labios todavía no habían pronunciado. Hannibal lo desconocía. En ocasiones dudaba, y se lamentaba por ello. Había otras formas, otros movimientos, otros momentos. Pero seguían faltando las palabras.
En el cuerpo de Will depositaba cada beso guardado. En los dibujos que a menudo le regalaba, todo lo que su corazón gritaba. Las palabras para Hannibal eran tan necesarias como las melodías que sacaba del clavicordio pensando en él. Las palabras llevaban toda la sabiduría del mundo.
- Te quiero.
Will siempre sonreía no sólo con la boca sino también con esos preciosos ojos azules que un día alguien le regaló. Y callaba. Y, haciéndolo, Hannibal se preguntaba si acaso el perfilador lo había dicho alguna vez.
- Déjame mirarte, querido.
Porque en su reflejo en esos maravillosos ojos Hannibal se desarmaba para renacer de nuevo, un círculo vicioso del que no quería salir jamás. En la lengua de Will recorriendo cada rincón de su ser se juraba que no se preguntaría más dónde quedó el amor que les pertenecía. Estaba ahí, constante entre los dos, aunque nada dijese.
- Hannibal...
Will rozando sus labios es más de lo que puede soportar. Will mirándole sin ningún miedo es lo que había perseguido todos estos años.
- No irás a marcharte, ¿no?
Odiaba decirlo en voz alta. Odiaba sentir esa debilidad y que Will fuese consciente. Pero también sabía que, de no hacerlo visible, Will podría olvidar cuánto significaba para él.
- ¿Por qué dices eso?
Le besa, Hannibal saborea esos segundos de paz ante lo que bien podría ser tormenta.
- Podrías irte. Dejarme con todo.
- ¿Qué es todo?
- Esto - Hannibal sonríe, triste -. Lo que siento. Lo que crece a diario.
Will se lleva el pulgar de Hannibal a sus labios.
- ¿Qué debo hacer para que te des cuenta? Dime, ¿qué necesitas?
Hannibal calla porque sabe que realmente no necesita nada. Solo es el miedo hablando a través de él.
- Estoy aquí, ¿no? ¿No dice eso ya lo suficiente?
- Te quiero.
Will lo tumba en la cama, se coloca sobre él y entierra su cara en el cuello de Hannibal.
- Fóllame ahora. Siempre tengo ganas de ti.
Quizá, un día, lo escuche. En los gemidos de Will muchas respuestas, en el agarre de sus manos otras que se arremolinan alrededor. Sí, tal vez Will lo diga en voz alta un día. O no. Y deba seguir descifrando sus sentimientos con la misma vehemencia con la que, en estos momentos, embiste al joven sobre él.
