"¿Qué hay más puro que ser conocedor de lo que provocas en otro ser humano? Eres luz, eres fuego, eres todo lo bonito que significa la palabra amor"
🔥 Humanidad 🔥
Will nunca había creído en nada que se asemejase a cualquier tipo de religión. Pensaba que aquello que no había sido científicamente probado no era digno siquiera de ser mencionado. Will Graham creía en sí mismo y en su capacidad de hacer lo que se propusiese. Creía en la calma del lago, al que acudía cada vez menos. En la calidez de sus animales al regresar a casa, su familia no humana. Y creía en Hannibal.
- ¿Qué ves, Will?
Tras él, sonriendo, el hombre que lo había hecho caer para alzarlo después por encima de todos los demás. Con Hannibal Will podía ser él mismo sin temor a ser juzgado. ¿Era amor, admiración, o una reacción a? Quizá, con el tiempo, lo descubriría.
- Veo muerte, pero también vida - responde.
- Bien, querido, muy bien. Ambas están unidas, y la una sin la otra no existirían. Dualidad, Will, equilibrio.
Will se gira, sus manos ensangrentadas, goteando mientras un charco se forma bajo él. ¿Está pasando o es su imaginación?
- ¿Estoy soñando, Hannibal?
- ¿Qué crees tú?
Hannibal apoya suavemente su mano bajo la barbilla de Will y le besa. Nota la sonrisa de Will en la suya y él sonríe a la vez, orgulloso, feliz por poder compartir su mundo.
- Es real, tan real como lo que siento por ti.
Hannibal lo abraza, la sangre ahora en su camisa, el deseo bajo sus pantalones y el fuego ardiendo en su corazón.
- No olvides quién eres, Will. Guarda para ti un pedazo de lo que ahora apenas visitas.
- ¿Por qué?
- ¿Y si un día lo necesitases? Todos deberíamos tener un lugar al que regresar.
Will se aparta del abrazo, la mirada fija, el azul de sus ojos apagado.
- No te marcharás sin mí, Hannibal. No después de todo.
- Mylimasis... - Hannibal recuerda fugazmente a Mischa y su rostro se contrae.
- No soy ella, ni necesito que me protejas.
Porque Will había empezado a creer en algo más que en Hannibal, y era en su humanidad perdida. Esa que le mostraba al despertar, café en mano, mientras le devoraba con los ojos. La misma que en cualquier momento del día escuchaba en sus gemidos, que lo llenaban todo, que decían más de lo que callaban. Porque Will Graham no creía en ninguna religión, pero sí en Hannibal Lecter y su forma de ver el mundo.
- ¿Y si llega el día que decidas no creer? - dice Hannibal, su tono de voz molesto. ¿Y si descubres que no soy lo que realmente quieres?
La mano de Will tiñe los labios de Hannibal que, atónito, ve cómo el ex perfilador lo limpia después con la lengua. Jadea. Will podía ser muchas cosas, e insaciable era una de ellas.
- Demasiado he perdido por el camino para echarme atrás, Dr. Lecter. Demasiado he ganado para huir de nosotros ahora - añade, desabrochando la camisa manchada de Hannibal. Eso no pasará. De terminar, será porque los dos caigamos.
Que Will creía en Hannibal era algo tan real como sentir a su corazón latiendo fuerte y rápido cada vez que sus cuerpos desnudos eran uno. Y tan real como eso era que Hannibal amaba a Will más de lo que era capaz de expresar con las palabras que salían de sus labios. Que sus bocetos se quedaban cortos cuando se trataba de Will, y no había instrumento musical capaz de plasmar las emociones que de nuevo había vuelto a sentir gracias a él, por él.
- Te quiero.
Sí, tal vez Will había encontrado en Hannibal alguien en quién creer además de en sí mismo. Pero Hannibal había nacido, otra vez, con Will Graham en su mundo, su humanidad olvidada, su humanidad perdida.
