Hannigram - Cortos -

Arrepentimiento

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"Quizá un día se pongan de acuerdo, mente y corazón. Y entonces lo entiendas todo"

🔥 Arrepentimiento 🔥

Cuando mente y corazón se disocian, la elección nunca es fácil. Will lo supo entonces, lo sabe ahora con Hannibal bajo su cuerpo, empapado, respirando agitadamente tras la caída. Tuvo que elegir y cuando se elige no siempre es acertado, por mucho que así lo creas. La culpa, el pesar y los cientos de quizás golpean tu ser haciéndote sentir desdichado.

- ¿Estás bien?

Por poco los mata a ambos. Era lo que quería y ahora, bueno, ahora sopesaba si no había sido un impulso sin sentido.
Hannibal asiente y Will pasa su brazo alrededor de su cintura. Tal vez está herido. Qué es lo que ha hecho.

- ¿Podrás perdonarme?

Hannibal lo mira con los ojos húmedos, extraña mezcla dulce y salada de sus propias lágrimas y del agua que le pesa demasiado. Will intenta no llorar pero se derrumba en su pecho y, aunque Hannibal quiere abrazarlo, algo en él lo detiene.
Se lo había dado todo: el bien, el mal, el por qué de su existencia. Había abierto su mundo para Will y había confiado en que lo recibiría con los brazos abiertos, feliz por saberse seguro junto a un igual que era él mismo.

- Hannibal....

Amaba al perfilador. Y, en ese amor, lo había permitido todo. La sangre, el primer contacto de Will, cómo los lanzó a los dos por el acantilado. Quién lo habría imaginado, aceptando cualquier cosa por su amor. Ese era el poder que Will tenía sobre él o, más bien, el poder que el mismo le había concedido.

- Te perdono, Will. Te quiero.

Los ojos azules del perfilador se alzan sobre él lo suficiente para que Hannibal vuelva a decidir ahogarse en ellos una vez más. Haría lo que fuese por él, cualquier cosa. Demasiada había sido la espera, no sólo en su encierro sino años antes. Will le había acompañado en su día a día porque su corazón había decidido que así quería que fuese.
Will en su cocina, desayunando. Will en cada sesión en su consulta. Will en todos sus bocetos y, más aún, en esos sueños que escapaban a su control porque hay quien dice que el único lugar donde podemos ser verdaderamente libres es en ellos.

- Yo también, Hannibal. Quiero...

Hannibal le acaricia la espalda. Lo sabe, también es lo que quiere él. El futuro que siempre imaginó para los dos, convertido en presente, y con todo un mundo que mostrarle a Will porque el mundo siempre se ve diferente a través de los ojos de la persona amada.

- No vuelvas a irte de mi lado, Will.

No quería que sonase como una amenaza. No quería que sonase como una debilidad. Estaba intentando sincerarse sin rodeos, sin miedo ya. Y sabía, en el fondo de su corazón, que si Will lo abandonaba sería lo último que haría en una vida que perdería casi todo su significado.
No, Will jamás se marcharía de su lado. Se aseguraría de ello.

- ¿Puedes levantarte?

Hannibal puede. Se aferra a los hombros de Will porque quiere que haya la mínima separación entre ellos.

- Tíralo - le pide. El anillo.

Will se mira la mano, olvidando completamente que estaba ahí. Se detiene, se lo quita y lo coloca en la palma de Hannibal.

- Haz con él lo que quieras. Nada representa ya.

Hannibal lo lanza al agua. Esa que ha sido testigo de la elección de Will, la misma que casi los ahoga a los dos. Jack, Alana, Margot.... Molly. Todos ellos desapareciendo  bajo el peso de ese maldito anillo, al fin.

- Tengo tanto que mostrarte, Will - sonríe.

Y el mundo es menos hostil de lo que lo era antes. Y el corazón de Hannibal vuela de verdad. Y esta vez no lo hace solo.