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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto
"Quizá en mí haya ya una parte de ti y, quien sabe, tal vez en ti una de mí haya hecho hogar"
🔥 Ahora caminarás conmigo 🔥
- Dime por qué debería creerte, Hannibal.
- Ya sabes por qué.
En la semi oscuridad de la habitación del motel en el que Will se aloja, Hannibal observa cada pequeño movimiento del perfilador. Cómo una tímida sonrisa intenta salir a la luz del Sol, cómo una ligera gota de sudor cae tras su nuca. Hannibal hasta puede olerla. Hasta puede recogerla con la lengua.
- Pensaba que estaba enfermo. Que había algo malo en mí. ¿Todo para atraerme a tu lado? ¿Qué clase de locura es esa?
- Los métodos para llegar a un fin se pierden en el camino una vez alcanzado éste. ¿Acaso algún libro de historia recuerda a las víctimas caídas en batalla? No, querido Will, sólo al vencedor - Hannibal calla -. Habría hecho cualquier cosa que hiciese falta para que leyeses quién soy y lo que significas para mí.
Will se pasea lentamente, hace calor. Quizá sea la rabia que poco a poco se acumula en su interior. Se desabrocha la camisa que lleva puesta, ya empapada.
- No había batalla, maldito egoísta. Si tan sólo te hubieses expresado...
- ¿Y perderme esto? - Hannibal mueve las manos tras su espalda, esposadas. Siente el metal en sus muñecas, incómodo, un recordatorio de que está vivo.
Will pasa su mano por los rizos de su frente y Hannibal se pregunta cómo se sentirá hacerlo. La excitación en aumento y sin poder hacer nada para evitar esa mirada glaciar que en breve se posará en sus pantalones.
- Debería entregarte a la policía, debería confesar quién eres.
- Hazlo y no volverás a verme, Will. Nunca.
Hannibal ve un ligero temblor en el labio del más joven. Duda. Lo tiene.
- O - continúa diciendo - puedes hacer lo que esa parte de ti, semi dormida, anhela. Tu yo real, no el ideal, no el que a tientas va por la vida. ¿Acaso no escuchas cómo te pide nacer?
- Sé quién soy. Sé quién eres tú.
- No sabes nada. Tienes demasiado miedo.
Will coge las llaves de las esposas y las hace bailar entre sus dedos. Hannibal piensa en lo que serán capaces de hacer esas manos en su cuerpo, hasta donde sería capaz de llegar Will, si dirá basta.
- No tengo miedo. Despertar nunca es fácil... - lanza las llaves al otro lado de la habitación.
- Pero no estás solo. Estoy contigo, Will.
Will se sienta a su lado, Hannibal se inunda de ese nefasto olor a aftershave que tanto le gusta. Los ojos azules de Will, casi negros, le miran detenidamente, deseosos.
- ¿Qué vas a hacer?
Manos ásperas desabrochan su camisa y aprietan su pecho mientras sonríe abiertamente, sabiéndose ganador de lo que meses lleva persiguiendo.
- Tienes demasiadas esperanzas puestas en mí, Hannibal. Cuanto antes caiga de donde sea que me hayas colocado, mejor.
Hannibal asiente porque es lo que debe hacer. El lugar donde ha colocado a Will no es más que el que está a su lado, como cree que merece. Estando ahí podrá sujetarlo si acaso un día duda del mundo que le rodea, de él mismo, de lo que hayan construido hasta ese instante. No permitirá que se aleje y volver al punto de partida.
- ¿Qué vas a hacer conmigo? - matiza.
Will se pone en pie y se quita los pantalones quedando en ropa interior. Se arrodilla delante de Hannibal y hace lo mismo con los suyos, quedando expuesta la dureza de su polla en sus bóxers.
- ¿Quieres que escuche quién soy? ¿Me quieres a mí por completo? Date la vuelta, Hannibal. Caminarás conmigo lo quieras o no.
Hannibal quiere decirle que está deseando hacerlo. Que esto es lo que ha querido desde que le conoce. Que lo ama. En su lugar calla, feliz, expectante ante todas las posibilidades que se abren como una nueva flor que sonríe al mundo por sentirse viva. Ahora descubrirá de qué son capaces esas manos.
