¿Confías en mí?

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham

🔥 ¿Confías en mí? 🔥

- Cierra los ojos, querido.

Confiar en Hannibal había sido tan sencillo como respirar. Unas palabras, un toque ligero, una sonrisa. Will acudía a su consulta desde hace meses y en cada sesión se maravillaba un poco más de la personalidad del doctor.
Cuando estaba allí absorbía cada segundo. Cuando no, lo rememoraba en su mente. En ocasiones, durmiendo, soñaba con él. Lo que allí acontecía era algo que probablemente ocultara para siempre.

- ¿Por qué? - pregunta.

- ¿Confías en mí?

- Sí, claro que sí. Ya lo sabes.

Porque confiar en Hannibal era confiar en sí mismo y en lo que sentía. Will sabía de los sentimientos del psiquiatra y, más aún, sabía de los suyos propios. Se había enamorado de él a pesar de muchas cosas.

- ¿Alguna vez has estado con un hombre, Will? - le dice tras él.

- Sí. Varios - Will siente cómo se le eriza la piel del cuello ante esas palabras.

- ¿Quieres estar conmigo?

La pregunta queda en el aire mientras Hannibal tapa los ojos de Will con la mano izquierda y, con la derecha, pasa uno de sus dedos por sus labios. La de veces que ha dibujado un beso entre los dos solo lo sabe su Palacio Mental, donde atesora los bocetos.

- No... Sí.

Will no desea otra cosa. Las manos de Hannibal sobre su piel desnuda, ese pelo perfectamente peinado despeinado entre sus dedos. Sentir cómo tiembla bajo su toque y cómo dice su nombre cuando llega al orgasmo, embistiendole hasta el fondo. Will quiere demasiadas cosas.

- No abras los ojos, por favor.

Besa su cuello mientras escucha un jadeo que va directamente a su polla. Abraza al joven desde atrás acercándolo lo máximo a él, y Will siente la dureza clavandose en su culo que mueve instintivamente, llamando a Hannibal.
Porque Will quiere demasiadas cosas. Quiere los buenos días, el café de las mañanas en esa carísima cafetera. Las duchas eternas y tener que correr para no llegar tarde al trabajo.

- Joder, Hannibal...

- Calma, niño. Has dicho que confías en mí.

- No puedo aguantar. Quema.

Hannibal quita la camisa de Will y besa sus hombros, bajando lentamente por su espalda con la lengua. Will lucha para no girarse y tirar a Hannibal al suelo, subiéndose encima de él mientras intenta esconder lo que siente.

- Te he deseado tanto, querido - Hannibal, arrodillado, abre las piernas de Will que todavía tiene los ojos cerrados -. Cada sesión ha sido una prueba que ya no quiero superar.

Confiar en Hannibal le había resultado tan fácil como entrar en una casa cuyas llaves tiene. Un hogar en forma de persona porque Will sabía que podía ser él mismo con él y, siéndolo, aceptaba a Hannibal y lo que escondía del mundo.
Y es que Will quiere demasiado. La ópera, incluso, sólo por complacerle. Los momentos en silencio leyendo, los intentos por llevarle a pescar.

- Por favor, por favor - suplica.

Hannibal baja sus pantalones y empieza a besar sus muslos mientras asciende hasta sus nalgas, que separa para tener mejor acceso.

- Sigue suplicando.

- Te necesito dentro. Me duele. Te quiero dentro, por favor Hannibal.

- Tan necesitado... - lame un momento los pliegues del agujero -. Voy a hacer que ardas conmigo, querido. Porque sé lo que en vano te empeñas en esconder.

Will tiembla mientras Hannibal recorre con la lengua cada rincón de su trasero. Se inclina hacia adelante pidiendo más y Hannibal termina dándoselo porque sabe que Will es el compañero que nunca buscó. Que apareció sin más, y que hizo que en él creciese un sentimiento que no había sentido desde hace mucho.

Y Will, bueno, Will quería demasiado. Follar con Hannibal cada día y abrazarse a él porque no todo va a ser sexo. Quería las cenas sanas cuando él se conformaba con comida basura y quería las malas caras de Hannibal cuando le proponía comerlas por una vez en la vida.

- Mierda.. Dios... Llego, no pares - en el suelo y con las rodillas doloridas, Will empuja hacia atrás mientras Hannibal le golpea rápidamente porque también él está apunto de correrse.

Cuando Hannibal abraza a Will, se pregunta si acaso no debería ser sincero. Y Will, que quiere demasiado, se obliga a que esas palabras que inundan su mente mueran en su lengua porque arriesgarse sería demasiado.

- Mañana, ¿a la misma hora? - los dos, en la puerta, sin saber qué más decir.

Porque a veces la mejor opción es esperar. Callar. Y que el momento adecuado llegue entre los dos.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now