"Amarnos siendo conscientes de que la perfección no es tal. Que somos humanas, defectuosas, y que en las diferencias encontramos la forma de llegar a nosotras mismas, no soltarnos, y seguir bailando"
🔥 La jaula 🔥
La jaula no tenía barrotes. No era fría, ni estaba alejada de todo. Por no ser ni siquiera era una jaula en sí misma. Will lo llamaba amor, no podía ser otra cosa, pues lo había escogido como hogar desde aquella noche.
Había sido engullido por Hannibal y lo que le quedaba propio desde entonces era bien poco. Lo que había ocurrido con el resto lo sabia: Hannibal le había dado una nueva forma, como si de cera se tratase, conformando un nuevo yo que todavía estaba descubriendo si le era afín o no.
- Te quiero - le decía siempre.
- ¿Por qué? - preguntaba Will.
En cada ocasión obtenía una respuesta diferente. Pensaba, quizá, que tal vez en algún momento una de ellas le satisfaría.
- Mírate, eres todo lo que estabas destinado a ser a mi lado.
Will asentía cada vez, y nada más añadía. Se sentía agusto donde estaba, pero también echaba de menos poder respirar su antigua esencia. Qué habrá sido de sus perros lo desconoce, que Alana se haya hecho cargo de ellos es lo que su corazón le dice para calmarlo.
- ¿Eres feliz, querido?
Will sonreía dando a entender que sí. Todo había sido tan precipitado. El abrazo. La caída. El dolor y el frío a la vez y, después, las ganas de sobrevivir con él. Esa había sido la razón de la existencia de Hannibal, así que Will también la había hecho propia. Los dos lo habían conseguido luchando por lo que creían era el sueño del otro.
- Puedes marchar, si quieres. Nada te ata a mí, mylimasis.
Y Will, con el oxígeno justo en esa jaula inexistente en la que había elegido vivir, aprieta el puño levemente, sabiendo que quizá Hannibal es consciente de todo. Se estaba arriesgando demasiado.
- Todo me ata a ti, Hannibal.
- Explicate.
Estoy más perdido ahora de lo que estuve entonces, quiere decirle. Mi nuevo yo me es indiferente y no sé si un día podré amarlo como lo haces tú.
- Sólo me reconozco porque me veo a traves de tus ojos - responde -. ¿Hasta qué punto soy más tuyo que mío?
Hannibal bebe de la copa de vino que sostiene en su mano, y Will siente como si él mismo estuviese empapándose de él. ¿Lloraba o era el sabor de ese vino en sus labios?
- Siempre has sido un poco de los dos. Es lo mismo ahora. ¿Es por todas las muertes?
Will asiente. No quiere mirarle a la cara porque de hacerlo habrá perdido antes de empezar.
- Will - le sujeta de la barbilla - no eres mi prisionero.
- Podría ser diferente. Podríamos ser diferentes, Hannibal.
- Me pides que no sea yo y, a la vez, me suplicas ser más tú.
- Me lo debes - responde Will -. He estado viviendo en lo que construiste para los dos y apunto he estado de ahogarme. Me lo debes - repite.
Hannibal le abraza y Will siente en el pecho su corazón sobre el suyo. Le devuelve el abrazo y esa jaula que llama amor le envuelve avivando la llama que creía extinta.
- Se hará como deseas. Te quiero. Crea el mundo que anhelas para los dos y haré todo lo que esté en mi mano para ser feliz en él, querido. Te debo al menos intentarlo.
