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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto
"Contigo, mis perversiones más oscuras. Junto a ti, mis más profundos deseos" - Hablemos de Hannibal Lecter -
🔥 Úsame 🔥
Por regla general, él era el sumiso. Sucumbía a los deseos de Hannibal porque así decidía hacerlo, le excitaba. Hannibal lo había esposado, manos a la espalda, aunque también lo había hecho en la propia cama. Un día lo esposó a él mismo, y Will recuerda ese orgasmo tan vívidamente que ahora mismo podría correrse haciéndolo. Hannibal le había puesto un collar y una correa como si de un perro se tratase. Y Will, durante todo el día, fue follado a cuatro patas, correa en mano de Hannibal, mientras le daba fuertes tirones para hacerle entender cuánto le pertenecía.
No hacía falta, Will sabía perfectamente lo suyo que era. La elección estaba hecha y, con ella, la aceptación de un Hannibal loco por marcarlo en cuanto tenía ocasión.
- ¿Palabra de Seguridad?
- No - respondía siempre Will. Sigue.
Porque en el sexo el consentimiento ha de ser mutuo, y así lo habían pactado si en algún momento Hannibal se emocionaba demasiado. Will jamás usaría esa palabra, desviviendose como estaba por el psiquiatra que era ahora su compañero. Lo más doloroso era el látigo. Hannibal tenía unos cuantos de diferentes materiales. Siempre permitía que Will escogiese con cuál quería ser azotado. Y Will, valiente en el deseo que le envolvía como un fuego, elegía aquellos que al día siguiente le dejarían el cuerpo magullando, sangrando incluso. Señales con la firma de Hannibal, símbolos de ese amor que más que amor era obsesión.
- Te deseo, agente Graham.
Y Will sonreía recordando los días donde perseguía a Hannibal sin saberlo y, sobre todo, donde lo buscaba sabiendo exactamente quién era.
- Fóllame con las piernas atadas a la cama. Úsame, joder, Hannibal.
Y Hannibal lo hacía, porque si había algo que adorase más que someter a Will a su voluntad, era hacerlo porque él mismo así lo había pedido.
- Will, un día si quieres podemos cambiar roles.
- No sé, Hannibal.
- Solo déjate llevar. Conmigo puede ser cualquier cosa. Lo que sea, mylimasis, lo haré por ti.
Porque cuando Hannibal acababa con Will había eyaculado tantas veces que a veces pensaba no se recuperaría. Siempre se equivocaba. Will en sí mismo era el deseo personificado para él. Su sola visión mojaba su pantalón y cuando se desnudaba Hannibal salivaba, hambriento, su mundo reducido al joven cuerpo del perfilador. Si por él fuese viviría en ese culo tan perfecto mientras se lo come una y otra vez, haciéndolo suyo porque esa era la realidad de Will ahora. No tenía otra.
- Hannibal....
- ¿Sí?
Will le besa y, al hacerlo, Hannibal olvida que tiempo atrás casi acaba con él porque estaba cansado de esperarle. Un rastro de saliva les une cuando se separan.
- Quiero probar.
- Lo que quieras.
Los complejos sin sentido desaparecen entre los dos. Will quiere saber, quiere aprender, quiere probar. Y Hannibal, que pensaba nada habría más excitante que el culo de Will boca abajo, gritando su nombre mientras le llama, nota cómo su polla se endurece con decenas de visiones de Will sobre él sin poder hacer más que ver lo que hace.
- Escoge látigo.
Hannibal sonríe, otra punzada más en su polla. Tal vez empiece a entender la ilusión de Will por ser sometido, quizá hoy sea el día. Pues nunca había permitido que nadie fuese su dueño. Jamás. A quién quería engañar. Hace tiempo que dejó de pensar en singular.
