El Hombre-Bestia

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal #relatocorto

🔥 El Hombre-Bestia 🔥

En la espalda de Will todo un firmamento. Estrellas sangrantes que en pleno éxtasis se abrían en forma de heridas para recordarle que él todavía estaba ahí, entre los dos, y que poco podía hacer para cambiarlo.
Porque cuando Hannibal se tumbaba sobre él no lo hacía solo. Cuando el calor de su piel traspasaba la de Will, esa parte que creía desaparecida lo observaba sonriendo a cierta distancia.

Cuernos negros que rozaban el techo.
Existo. Soy él, ¿creías acaso que cambiaría por ti? ¿Que me echaría?

Cada vez que Hannibal dejaba marcas de fuego con su lengua sobre su cuerpo, Will notaba cómo esas heridas brotaban de nuevo. Él callaba, dolorido, sabiendo que sólo estaban en su mente. Y Hannibal, absorto como siempre ante su cuerpo, se rendía al calor de Will entregándose por completo.
En la espalda de Will varias constelaciones que bien podrían haber contado una historia distinta. Will las recordaba todas, esas que Hannibal le susurraba en el oído antes de dormir y aquellas que dibujaba en sus maravillosos bocetos, siendo el propio Will el protagonista de la mayoría.

Di mi nombre. Dilo y podrás formar parte de nosotros.

Porque cuando Will sentía la polla del hombre que amaba dentro de él esas viejas heridas sangraban y manchaban la cama. Hannibal no lo veía, Will esperaba que no lo hiciese nunca. Y el monstruo tras de sí se relamía sabiendo que a cada paso que daba estaba más cerca de atraparle también a él. Will lo intuía y temía perderse en esa oscuridad. Se abrazaba a Hannibal, dentro de él, y durante esos escasos segundos se sentía a salvo.

- Te amo - le decía queriendo decir más.

- Y yo a ti, mylimasis.

Y el Wendigo reía a carcajadas. Y Will llegaba al orgasmo entre ese sonido que le ponía la piel de gallina junto con las caricias de Hannibal, que últimamente apenas sentía.

Un poco más, Will. Un poco más y serás mío.

- Hannibal.

Los ojos ámbar le miran, extrañados por la interrupción. Sobre él, montándolo, el joven perfilador que desde hace meses era al fin su amante. El tiempo que había esperado había merecido la pena.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

Y Will se derrumba sobre su pecho porque las ganas que tiene de llorar tienen las de vencer. Y el Wendigo, su blanca dentadura en la oscuridad, se acerca tanto que Will escucha cómo respira.

- Me pierdo.

Hannibal acaricia su cara y pasa el pulgar por su labio inferior. Will cierra los ojos.

- ¿Quieres que me aparte?

- No. No. Sentirte dentro de mí es lo único que me ata al mundo ahora.

Hannibal apoya el oído derecho en su pecho, y Will acelera sus latidos sin saber muy bien por qué. Lo abraza.

- Tu naturaleza me asusta. El...ese ser que te acompaña está aquí ahora, cada vez que follamos. Me llama, Hannibal.

- Yo no veo a nadie, Will. ¿Es la encefalitis?

- No. Es el miedo a no aceptar quién eres.

Los dos callan. Hannibal creía que era algo que Will había asumido, pues el tema nunca se había hablado. Y Will amaba tanto al psiquiatra que obviaba todo lo demás.

- Quien soy no es algo extraño para ti. Pensaba que habías accedido a venir conmigo porque aceptas todo de mi.

- Es lo que pensaba también yo.

Hannibal besa su pecho, eligiendo cuidadosamente lo que va a decir.

- Permíteselo. No luches. Si lo ves no es sólo porque sea parte de mí, sino porque también lo es tuya. ¿Has olvidado al Dragón Rojo, Will? ¿Lo que hiciste, lo que hicimos?

- No soy un asesino. No soy tú.

Will sabe que tiene razón. Aquella noche se había sentido más vivo que nunca.

- Soy. Y quiero que seas de una vez por todas conmigo.

Will se aparta del abrazo y mira cómo unas manos negras lo agarran de la cintura. Empiezan a moverlo sobre él. Will gime y se mueve, su cuerpo y su corazón traicionando a la razón.

- Hannibal....

- No. Ya no.

Las astas del Wendigo sobre la cabeza de Will, las heridas entre las garras de la bestia que las hace aún más grandes. Will siente cómo las manos lo aferran a una vida que ni siquiera ha decidido si quiere.

- Eres mío - la voz de Hannibal, mezclada con la de la bestia -. No voy a dejarte marchar.

- Joder - el orgasmo en sus entrañas y una culpabilidad que lentamente se despide -. Más, dámelo todo.

- Mi insaciable íncubo. Quédate conmigo.

Will grita palabras ininteligibles. Grita el nombre de Hannibal y, cuando el semen del hombre-bestia chorrea por sus muslos, susurra otro más.

Seamos uno. Wendigo. Porque nunca me separaré de tu lado.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now