Penitencia

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#Hannibal #relatocorto #WillGraham #hanniballecter

🔥 Penitencia 🔥

El alma a sus pies, negra, porque para Hannibal la ofrenda no era suficiente. Tal vez por eso también había entregado conscientemente su corazón. En qué lugar lo había colocado Will no le importaba.

Susurros arrodillado. Mírame, mira en lo que te he convertido. Estoy orgulloso, estás imponente en el altar que construí para ti.

Alimentaba el ego del joven - ¿o era el suyo propio? - mientras el zapato de Will, lustroso y brillante, levantaba su barbilla porque a veces Dios tiene en consideración a los mortales.

- Will..

- ¿Por qué hablas? No he dicho que puedas hacerlo.

Hannibal agacha la cabeza, no demasiado, lo suficiente para honrar al perfilador que, desde arriba, le mira como se miran a quienes sabes están a tu merced por propia elección. Porque nada hace al hombre más fuerte que el amor y, también, nada lo vuelve más vulnerable.

Will lo había descubierto, Hannibal lo sabía desde su existencia.

- Sírveme otra. Se me está acabando - dice, levantando ligeramente la copa.

Hannibal lo hace, había hecho tantas cosas que nunca imaginó que haría.
Los ojos de Will sobre sus manos, esos que tiempo atrás se negaban a mirarle porque hacerlo era un riesgo que Will no estaba dispuesto a asumir.
Qué ha sido de esa faceta Hannibal lo recuerda: él mismo se había encargado de hacerla desaparecer el día que alzó a Will por encima incluso de sí mismo.

- ¿Sonríes?

Hannibal asiente, cómo no iba a hacerlo. Su pequeño Dios, cruel cuando así lo deseaba, dulce y siempre deseoso. Quemaba y Hannibal ardía con él.

- Quiero...

- ¿Quieres? No, Hannibal, a no ser que coincida con lo que quiero yo.

Will era su penitencia a tantos años de pura oscuridad. Jugó a ser divino y en su juego había creado un ser que era idéntico a él, pero también mucho más. Porque en Will anidaba un tipo de maldad que él no poseía, y también una bondad que sólo conocía a través de él.
Qué poder, el suyo.

- Necesito... - mira a Will buscando una aprobación que por mucho que odie, anhela -. Te necesito a ti, como sea Will, pero desnudo.

Una risa suave acompañada de una sonrisa que ilumina más que el sol, mientras la mano de Will acaricia su mejilla y se inclina para besarle. Había momentos en los que Hannibal olvidaba quién era porque más importante que quién fue era en quién se había convertido.

- Quitatelo todo.

De nuevo, Will sobre él, piel con piel ahora, mientras se sujeta a sus muslos. Cada movimiento es poesía, inacabada, que va añadiendo párrafos a medida que el orgasmo llega.

- Te deseo - se escucha decir, como si Will no lo supiera.

- Voy a llegar.

Lo entregaba todo. Porque Will era su creación, y porque antes de cada palabra dicha, cada taza rota y cada caída, había existido un quizá. Y los quizá estaban hechos de esperanza, de sueños, y de esa fe de la que Hannibal se había reído siempre.
Sabía exactamente qué precio estaba pagando, y lo afortunado de tener la oportunidad de poder hacerlo.

- Te quiero - el amor, siempre impulsivo, valiente si le fabricas alas -. Te quiero, mylimasis.

Hilos de semen les unen. El alma negra de Hannibal se desdibujaba con la gris de Will, sus corazones latían cada uno a su ritmo pero hacia la misma dirección.

- Yo también a ti.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now