Este relato corto es la primera petición de Ciel Corea. Que lo disfrutes ☺
Recordad que iré escribiendo los fanfic que me habéis pedido por orden.
🔥 Una eternidad sin ti 🔥
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Mil años en la Tierra no significaban nada. No para Hannibal. La sangre apenas le satisfacía más allá de su propia existencia. La caza, el acecho, el juego era lo suyo.
Había conocido, más bien encontrado de casualidad, a un joven cuyo olor había deseado sobremanera. Durante días había seguido a Will, que así se llamaba, porque hubo unos segundos en los que Hannibal se preguntó por qué estaba solo. Por qué no tenía un compañero.
Eso era suficiente para él.
- Disculpe, joven. Creo que me he perdido.
Will no le mira a la cara sino a los pies, y Hannibal comprende. Mejor, se dice, no verá mis ojos.
- A estas horas de la noche es peligroso caminar por sitios que uno no conoce.
- ¿Ah si? - Hannibal sonríe, en su tono de voz reflejada esa sonrisa -. ¿Me acompaña?
- No. ¿Por qué debería?
- Porque si me ocurre algo malo y se entera, su conciencia no le dejará dormir, Will.
Will levanta un poco la vista, lo suficiente para ver cómo va vestido el hombre que le habla como si le conociese. Todos verían que tiene suficiente dinero para permitirse un traje como el que lleva.
- ¿Cómo sabes mi nombre?
- Sé muchas cosas sobre ti, aunque no todo. Y eso me gustaría cambiarlo. Sé que trabajas en el FBI, que no tienes amigos, y que cuando llegas a casa los que te reciben son tus perros.
Hannibal se acerca, lento, no queriendo asustar al joven.
- Sé que no me miras a la cara porque no eres capaz de soportar las emociones ajenas, bastante tienes con soportar las tuyas. Y sé - levanta su mano, acercandola al corazón de Will - que aunque dentro de ti, me pertenece.
Will está paralizado y no lo entiende. ¿Qué le está haciendo?
- No funciona si no me miras, Will. Estás todavía aquí porque parte de ti decide quedarse.
Levanta la barbilla de Will y contempla al fin los preciosos ojos azules que solo veía desde lejos.
- ¿Qué quieres?
- A ti. Y siempre obtengo lo que quiero.
Will ladea su cuello, su instinto respondiendo por él en cuanto a la naturaleza de Hannibal se refiere. Lo desea, nota como la sangre bombea y fluye en su interior y está deseando que el hombre la pruebe.
- Después, querido - Hannibal lo besa, pasando sus dientes afilados por el labio inferior de Will -. Lo que quiero comerme no es tu sangre, precisamente. No lo primero, al menos.
Envuelve a Will en sus brazos y lo siguiente que este recordará siempre es cómo Hannibal bajaba sus pantalones en medio de un callejón sin nombre. Lo único que sabrá a ciencia cierta es como la boca de Hannibal succionaba, lamía, llenaba de saliva su polla y tragaba todo lo que salía de ella.
- ¿Sabes lo que significa vivir para siempre?
- No, no... - Will se agarra al pelo de Hannibal como su salvación.
- Una eternidad sin ti, Will. Una eternidad sin saber que buscaba, y encontrándote.
- Llévame contigo. Llévame..
- Dulce niño. Ni que necesitase tu permiso para hacerlo.
Con la boca llena del semen de Will le muerde el cuello. El sabor inunda sus sentidos y Hannibal bebe hasta dejarlo semi inconsciente, apunto de morir.
- Bebe, Will. Bebe y quédate a mi lado - le acerca su muñeca a los labios y lo que en un principio absorbe tímido, en segundos se vuelve salvaje -. Así, sí. Así.
El mañana será diferente para los dos. Hannibal tiene tantos planes, tanto por mostrar.
- Soy Hannibal, mylimasis - le dice al oído abrazado a él en su ataúd. Ahora soy tan tuyo como eres mío.
