Grita mi nombre

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal

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#Hannigram #WillGraham #Hannibal

🔥 Grita mi nombre 🔥

- No, Dr. Lecter. Ahora eres mío.

Will tira de la corbata de Hannibal porque sabe que puede hacerlo. No es la primera vez.

- ¿Qué será esta vez, sumisión o dominación? - pregunta.

Hannibal cierra los ojos. Chico astuto. Will sabe perfectamente qué es lo que prefiere, pero le gusta oírselo decir en voz alta. Se excita, y Hannibal siempre le complace. Quiere ser un buen chico para su joven amante. Quiere hacerle ver hasta qué punto le pertenece.

- Sumisión.

- Bien. Voy a follarte sin nada más que esta carísima corbata, Hannibal.

Hannibal asiente mientras Will desabrocha su camisa y la tira al suelo hecha un ovillo. Odia eso y Will lo sabe. Chico insolente. Pero Hannibal nada dice, nunca lo hace. No quiere que Will sea consciente de ello.

- Eres perfecto - dice Will -. A tu edad - Will, irónico, sonríe.

Hannibal levanta una ceja mientras un intento de sonrisa muere en su boca. Entre los dos han creado una dinámica perfecta. Se enfrentan, se ríen el uno del otro hasta ver cuál de los dos se cansa antes. Siempre es Hannibal. Lo que sea por ver reír al perfilador al que desde que le conoce ve como algo más.

- Dicen que a menudo los hombres poderosos son los que más se excitan siendo sometidos por alguien interior - continúa diciendo Will.

- ¿Dicen...? - Hannibal, retorciendose ante la yema de los dedos de Will, que las pasa por su pecho.

- Ya sabes.

- ¿No te gusta ser sometido?

Hannibal respira entrecortado porque los dedos de Will bajan ahora sus pantalones junto con su ropa interior, liberando su polla, que gotea.

- Sólo por ti, doctor. Sólo por ti - Will se arrodilla con Hannibal sentado en el escritorio de su consulta.

Esta es su dinámica. Su diseño. Semanas donde sus cuerpos se han explorado de distintas formas y, en cada una de ellas, descubren algo el uno del otro. Hannibal adoraba que Will se comiese literalmente su polla, llenándola de saliva que se mezclaba por su propio líquido preseminal.
Will, en cambio, tenía más interés en la penetración. Sentir a Hannibal dentro de él era algo de lo que jamás se cansaría. Siempre llegaba al orgasmo, su próstata destrozada y pidiendo más.

- Mírame - le da un tirón a la corbata - dime que quieres que te folle.

Hannibal se muerde la lengua. Will sabe lo poco que le gustan las groserías y, por ese motivo, siempre que tenian sexo era una tónica.

- Quiero que me... folles - responde Hannibal, obligándose.

- Las manos en la mesa. No las muevas. No me toques. No te corras.

Hannibal asiente y antes de que su mente se concentre en una respuesta, Will ya se ha tragado su polla por completo porque así es Will: siempre lo quiere todo de él. Se reclina en la mesa y se agarra a los bordes porque es un buen chico, y Will le ha ordenado que no le toque.
¿En qué momento había cambiado todo?
El plan de Hannibal era hacer que Will llegase hasta él de forma no muy ética, pero tampoco había hecho falta. Ahí donde Hannibal era calculador, lógico y paciente, Will era impulsivo. Sabía lo que quería y, sabiéndolo, le convertía en un hombre libre. Hannibal adoraba esa faceta de él.

- Will... - su nombre, gemido, apunto de llegar al orgasmo. Aprieta sus manos todavía más en la mesa, los dedos le duelen de la fuerza empleada

El sonido de la boca del perfilador al apartarse, los labios enrojecidos, los ojos azules brillando por las lágrimas que instintivamente salen: para Hannibal, todo eso es poesía.

- Date la vuelta. Te has portado bien, doctor.

Hannibal ronronea porque él sabe que es un buen chico, y quiere que Will también lo sepa. Separa sus piernas, suplicando sin palabras, mostrando a Will que está su merced.

- Eres maravilloso. Nunca dices que no. Nunca me pides que haga otra cosa, que cambie - Will, tomando su polla ahora, húmeda por todo el líquido acumulado, se coloca en medio de Hannibal.

- Complacerte es complacerme, mylimasis. Deseo todo lo que quieras darme. Todo.

- Podría llegar a enamorarme de ti, Hannibal.

Hannibal sonríe y su sonrisa muere en la mesa del escritorio, agachado como está, su cara apoyada en la madera. Sonríe porque él se enamoró de Will desde que le vio, todo groserías y malas caras, en la Oficina de Jack. Sonríe porque con Will ha descubierto que es un romántico, y esas siete palabras bien podrían ser las que la humanidad busca como respuesta a muchas cosas.

- Respira - le dice.

Hannibal no lo necesita. Quiere el dolor, el dolor siempre le ata al mundo. Grita cuando Will entra con la punta y permanece quieto.

- Will...

- Suplicame.

Hannibal siente cómo su polla se contrae contra la madera, excitada al escuchar que debe suplicar.

- Fóllame, por favor. Lo necesito, amado.

Porque en la sumisión Hannibal había encontrado una parte de él que desconocía. Rendirse a Will, ser nada ante un todo. Darle a alguien una confianza que ni siquiera sabías que podías dar porque nunca antes nadie la había merecido. Entregarse a otra persona de tal forma que esa lógica, ese sentido común que le caracteriza simplemente no existen.

- Grita mi nombre, Hannibal. Grítalo cuando te corras - se inclina sobre él, los dos cuerpos siendo uno -. Tal vez ya esté enamorado de ti - le dice contra su piel.

Hannibal se mueve, suplica, grita. Se corre cuando Will lo tiene sujeto por la corbata, elevando y tensando su cuello de tal forma que hasta le cuesta respirar.
Porque en la sumisión Hannibal ha descubierto que amar también es eso. Dar todo de ti sin esperar nada a cambio. En Will Hannibal ha construido muchos ojalá y otros tanto tal vez, teniendo fe en una certeza que lentamente los rodea a ambos.
Hannibal lo había entregado todo y aunque Will todavía no lo sepa, parte de él empezaba a ser sólo del psiquiatra.

Quizá sea cierto, y Will se haya enamorado de él.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now