Manos que agarran fuertes

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"Nada hay más valioso que aquel que ve en ti y cree en un vosotros"

🔥 Manos que agarran fuertes 🔥

Quien no supiese de la existencia del amor que se profesaban no vería más que dos hombres desapareciendo lentamente en los brazos del otro.
Quien no viese más allá de lo que los ojos mostraban, hasta sentiría cierta pena.

Ellos, por el contrario, saben exactamente qué es lo que está pasando. Estaban tan cerca y a la vez tan lejos, dos caras de una moneda que llevaba su nombre y que ambos guardaban y protegían porque de eso se trata el amor, de ser y también ser a través del ser amado.

El más joven es impulsivo, en ocasiones se pierde dentro de su propia mente. Las palabras brotan de sus labios saliendo directamente del corazón. A veces hiere, y siempre ama en demasía.

El mayor es calma a pesar de la tormenta. Observa, respira, y espera. Controla sabiamente sus emociones y no olvida en ningún momento quién es.

Entre los dos, manos que agarran fuertes. Que sujetan a pesar de muchas cosas. Deseo, pasión, voluntad por un entendimiento mutuo. Y todos esos sueños compartidos que ninguno dice en voz alta no sea que se rompan de darles forma.

- Te quiero - Will le besa, y Hannibal sabe que lo que dice es cierto.

Porque los dos juntos son fuego y, al serlo, crean poesía en forma de hoguera. Porque en esa paz que es uno y el caos que es el otro consiguen un término medio que sólo las ganas de seguir amando son capaces de crear.

- ¿Estás aquí, conmigo?

- Claro, Hannibal. ¿Por qué?

Hannibal le abraza y siente como poco a poco Will empieza a unirse a él. Siempre es así, cuando están juntos.

- No me gusta cuando te apartas, Will. Duele.

- Hazme el amor, fóllame tan fuerte que no me des opción a nada más que ser contigo.

Hannibal sonríe marcando sus dientes en su hombro. Porque quizá a ojos de un mundo que nada sabe de ellos era un sinsentido que se amasen. Tanta oscuridad alrededor, tantas piedras.

- ¿Dónde queda el amor, mylimasis?

Will se separa. Sus ojos azules suplican.

- En tus piernas aprisionando las mías. En mis labios alrededor de tu polla mientras me sujetas del pelo. Y aquí, Hannibal - dice, con la mano sobre su pecho. El amor siempre vive aquí.

Hannibal lo besa de nuevo y Will, que en ocasiones se pierde un poco, recuerda por qué se enamoró de él. Hannibal era mejor persona de lo que él llegaría a ser jamás.

- Querido...

- Quédate a mi lado. Siempre has sido el viento que me lleva a puerto seguro. Hogar, Hannibal. Y hace tanto que no tengo uno que parece que no haga más que alejarlo.

Hannibal tiene ganas de llorar. Tampoco él recordaba el suyo. Lo había escondido al fondo de su Palacio Mental porque ahí no dolía, no existía.

- Quiero llenarte de mí. Que sientas que no estás solo, que estoy contigo aunque no sea lo mejor.

Will se aparta un poco. ¿Tan mal se le daba esto?

- Cúbreme y mira lo que consigues con tu sola existencia. No, soy yo el que no es más que caos en tu vida.

En el vaivén de las embestidas de Hannibal mientras Will se agarra a la almohada, un mundo que nada sabe de ellos sólo ve cómo dos hombres desaparecen sin sentido.

En las manos de Hannibal en la cadera de Will mientras sus movimientos se hacen más profundos y Will gime de placer, un mundo que desconoce su historia sólo ve cómo dos hombres olvidan quienes son para no ser nada.

Y en la plenitud de sentir a Hannibal dentro de él, en su eyaculación marcando la cama y en las respiraciones agitadas mientras se abrazan exhaustos, Will sabe. Siente, ama, lucha. Y Hannibal, que le observa en silencio recibiéndolo por completo, recuerda. Se permite seguir soñando con ese mundo que a ojos del resto no existe, desapareciendo como están, siendo uno porque el amor puede ser muchas cosas. Y, a través del amado, podemos perfectamente encontrarnos.

Hannigram - Cortos -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora