Trazos

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#Hannigram #Hannibal #relatocorto

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#Hannigram #Hannibal #relatocorto

🎨 Trazos 🎨

Que Hannibal se expresaba a través del dibujo era algo que llevaba haciendo desde que era joven y que, entonces, le había valido una beca en una buena Universidad, pudiendo estudiar la carrera de Medicina. Hannibal era en parte quien era gracias al don que plasmaba con sus manos. Sin él, quien sabe, quizá habría sido otra cosa.

Que Hannibal lo hacía y, cuando eso pasaba, el mundo a su alrededor se desvanecía, quedando sólo él y su boceto, era algo que sólo si podías verlo, vislumbrabas. Hannibal depositaba todos sus sentidos entre sus dedos y, también, las pocas emociones humanas que todavía poseía.

Hannibal sujetaba un lápiz y ese corazón solitario empezaba a trazar líneas hasta convertirlas en una obra de arte. Si Hannibal lo hubiese permitido, habrías podido ver cada emoción sentida en unas hojas que guardaba con recelo, sabiendo que en ellas no sólo estaba plasmado su éxito, sino también esos momentos donde había caído como cualquier otro ser humano.

Trazos rápidos, lentos, duros si el día había sido extenuante. Trazos dulces y trazos que gritaban. El qué era algo que sólo Hannibal sabía. ¿A quién llamaban ahora, esos trazos? Hannibal sonríe mientras sujeta entre sus dedos el lápiz, descansando unos segundos.

¿Quién es el joven de su dibujo? Últimamente aparecía en todos y cada uno de sus bocetos. En todos ellos, bajo otra personalidad, escondido al mundo, perteneciendole sólo a él. Hannibal guardaba al joven con recelo, el universo no merecía siquiera saber su nombre. Quizá, lo que pasaba, era que tenía miedo y lo sabía. Tal vez lo que ocurría es que era consciente y se negaba en rotundo a sentirse así.

Y dibujaba, un trazo tras otro, con rabia. ¿Era ese el único sentimiento plasmado en cuanto al joven se refiere? No, había otro más, golpeando suavemente la mesa donde se apoyaba. Estoy aquí, existo. No puedes evitarme, pues soy. Y, siendo, consigo que seas tú, esa parte de ti que estaba dormida.

Mírame.

Cuando Hannibal dibujaba al joven Will algo dentro de él sonreía. Ardía, destrozaba y renacía solo para volver a arder de nuevo. Will Graham tras el océano de su mirada, Will Graham en su bote a la deriva, y Hannibal como única ancla capaz de hacerle regresar a tierra. Cuando Will Graham miraba a Hannibal a través del papel en el que vivía ahora, algo dentro de él se disculpaba ante un mundo que no merecía disculpa alguna. Y Hannibal se encogia un poco, solo porque cuando Will Graham susurraba su nombre desde la hoja en la que descansaba, el mundo de Hannibal se hacía grande, pequeño, un círculo vicioso en el que caía constante.

Y seguía dibujando al joven, y seguía anhelando. Porque cuando Will le miraba con sus preciosos ojos azules desde la desnudez de su dibujo, el interior de Hannibal era un fuego capaz de arrasarlo todo a su paso. Incluso a él mismo.
Las yemas de sus dedos por cada rincón del cuerpo de Will que sabía de memoria, que su imaginación había creado para así poder seguir adelante.

¿Quién eres esta vez, Will?

Cuando Hannibal dibujaba a Will lo hacía desde la convicción de la curiosidad. Y Will reía desde esas hojas que ahora eran su hogar, sabiendo la mentira tan grande que Hannibal intentaba contar.

¿Me deseas, Hannibal?

Porque nada oculta más al artista que su obra y, a su vez, nada lo muestra más que ella. Es el espejo de su alma, y Hannibal no iba a ser diferente. Porque cuando Hannibal dibujaba a Will Graham se dibujaba a sí mismo, sus miedos, su recién descubierta soledad, sus nuevos sueños y ese corazón al que negaba su existencia. Porque cuando Hannibal dibujaba a Will Graham, no era más que amor lo que se escapaba entre sus dedos. Y, con él, la débil esperanza de un quizá.

¿Me amas, Hannibal?

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now