"Y que lo único que deseo sea arder contigo, una y otra vez, hasta que cuerpo y corazón sean uno solo, y toda palabra dicha sea tan real como sabíamos acabaría siendo"
🔥 Condenados 🔥
Las manos manchadas de sangre aunque ésta no se vea. Un cuerpo inerte sobre la mesa, los ojos vacíos mirando a la nada. El pecado no lo es por haber caído en él: lo es por el deseo de hacerlo. Will es consciente y Hannibal todavía más.
- Quieres hacerlo - susurra -. Deja de luchar, querido. Sé conmigo.
Will mira la mano de Hannibal. La manzana, brillante, apetecible. Ve su reflejo en ella.
- Ya estamos condenados - continúa -. Créeme, no es tan horrible como el mundo piensa.
La serpiente de la cristalera les observa sabiendo lo que pasará. Cada hilo ha sido movido para que así sea. La serpiente con la boca abierta mostrando sus colmillos, apunto de atacar, mientras Will cierra los ojos no sabe si por miedo o por aceptación.
- Hannibal..
- Mylimasis, hace tanto que te espero.
La mirada de Will, de la manzana a los ojos de Hannibal. Su respiración a mil por hora y la sonrisa del psiquiatra mientras asiente. Estaba cansado. Demasiadas veces había nadado contracorriente.
- Soy como has hecho que sea - dice, sus dedos sobre ella.
- Eres tú, y seguirias siendo sin mí. Mis palabras solo han servido para despertar lo que dormía, pero ya existía en ti, Will.
- Un monstruo...
- Puro arte. Eres mi inspiración. No he amado a nadie como te amo a ti.
El oleaje contra el que luchaba lo engulle. Abre su mano, toma la ofrenda y del cuerpo inerte nace una enredadera que los envuelve a los dos. Ya no necesita nadar, sino fluir, dejando que todos sus sentidos sean uno.
- Siempre hemos estado unidos. Soy tan feliz de que al fin lo hayas aceptado - Hannibal contiene las lágrimas, no puede haber nadie más dichoso.
Will muerde la manzana hecha de sangre y fuego y, al hacerlo, una cornamenta crece en su cabeza, firme, sellando el Pacto firmado. Hannibal lo abraza consciente del sacrificio que ha hecho, pegando su cuerpo contra el suyo porque ya nada es necesario ocultar.
- No me dejes - dice Will, llorando.
- Nunca. Te quiero.
El sabor del mar en los labios cuando los dos se besan. La rabia contenida, mezclada con el deseo, cuando bajo la mirada de la Serpiente se desnudan y lamen cada rincón de sus respectivos cuerpos. El clímax sobre Hannibal y Will olvidando que tuvo miedo, sonriendo a la serpiente, mientras Hannibal lo sujeta de la cadera para que los movimientos sean más certeros.
Tal vez estén condenados. Quizá el mundo que conocía Will sea a partir de ahora diferente. Pero Hannibal, con paciencia, había construido uno que era solo de los dos. Donde primaba la libertad de ser juntos y el pasado era el eco de lo que estaba escrito.
