Sumisión

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

🔥 Sumisión 🔥

- No se te está permitido hablar, Will. Ese era el trato, ¿recuerdas?

Sentado en la silla de su consulta y sobre sus rodillas, Will Graham, el magnífico perfilador del FBI. En su joven y blanco cuello una Correa y, sujetandola con suficiencia, Hannibal.

- Acordamos que querías someterte a mí - gira la cabeza del joven, perdiéndose en sus ojos azules -. Aceptaste que eres solo mío y, para demostrarlo, aceptaste esto.

Will asiente, sus ojos llenos de deseo. Desde que conoce a Hannibal ha fantaseado en ser sometido por él, atado, privado de la vista, del gusto. De todos los sentidos que nos hacen humanos y animales al mismo tiempo.

- Sabes que hay una palabra de Seguridad - Will asiente -. Bien. Dila si quieres que pare.

Will vuelve a asentir diciéndose a sí mismo que ni aunque Hannibal coja el bisturí con el que afila sus lápices y se lo clave, dirá la dichosa palabra de Seguridad.

- Tengo que trabajar. Y tú vas a calentarme la polla todo el tiempo que crea necesario. Desabróchame los pantalones y cómetela.

Los ojos azules del joven, deseosos y también asustados. Nunca se ha comido la polla de nadie. Nunca ha hecho esto. Pero si algo tiene Will es valor, se enfrenta al miedo desde bien joven y eso conlleva ser valiente. Hace lo que le pide Hannibal sin rechistar, notando como su propia polla empieza a gotear en su ropa interior.

- Abre esa preciosa boca tuya, querido Will. Sé que vas a calentarme como nadie.

Lo que Hannibal no añade es lo desesperado que está por Will Graham. Lo que calla es que ni en un millón de años habría imaginado que su primera vez con Will sería así. Adoraba al joven y llevaba haciéndolo desde que le conoció.

Cuando Will ve la polla de Hannibal instintivamente se echa hacia atrás, solo un poco. Es demasiado grande. Hannibal da un tirón de la Correa, acercando la cabeza del joven a su miembro.

- Hazlo.

Will traga saliva y hace lo que se espera de él. Tiene arcadas, y Hannibal lo ve. Sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas en un acto reflejo, y a Hannibal no le importa. Will quería esto, y él se lo dará.

- Más abajo, hasta la base - jadea, empujando la cabeza de Will en esa dirección. Lucha contra sí mismo y la necesidad de follarse la garganta de Will empujando -. Bien, respira. Voy a atender pacientes desde aquí y quiero que te quedes callado. Hazlo y te compensaré.

Will se acomoda sentado sobre sus rodillas en el suelo, bajo el escritorio. Hannibal apoya la Correa en un lado de la silla, confía en que no saldrá corriendo. La polla del psiquiatra late dentro de su garganta y la saliva empieza a acumularse lentamente en la carne dura.

- Adelante - escucha decir a Hannibal. Si no le importa, siéntese ahí. Haremos la sesión aquí.

Ahí es la silla frente al escritorio. Ahí es la silla desde la que, si te agachas lo suficiente, ves que bajo la mesa hay alguien. Ahí es el detonante de la excitación de los dos hombres y el motivo por el que Will desea hacer esto. No es sólo la sumisión ante el mayor, es también el hecho de ser descubierto, de no serlo y estar burlando al mundo.

Durante las dos horas que Hannibal trabaja, Will emite gruñidos cuando no hay nadie. De vez en cuando recibe una palmada en la cabeza, una caricia en sus rizos, y cuando eso pasa aprieta con los dedos los muslos de Hannibal porque otra cosa no, pero Will quiere ser un buen chico para él. Su boca está entumecida, no siente sus rodillas ni sus piernas. Pero es feliz, Hannibal acariciando el nacimiento de su pelo, justo en su cuello.

- Lo has hecho bien - escucha sin moverse -. Muy bien.

Toma a Will por los hombros y lo aparta, un rastro enorme de saliva que une la boca del perfilador con su polla. Sonríe y con el pulgar recoge esa saliva mezclada con líquido preseminal, se lo lleva a los labios.

- Exquisito. Hoy llegarás tarde a casa, Will. Me perteneces.

Todavía arrodillado y a la espera de se ordenado, Will asiente. Está algo mareado, pero no va a decir lo que Hannibal espera que diga. Jamás. Su boca sigue desencajada y sus piernas, débiles.

- En pie - los brazos fuertes de Hannibal lo levantan, sujetándolo sobre el escritorio . Le separa las piernas con las suyas, y Will cede. Haría lo que fuese por esto, por él, y si Hannibal quiere utilizarlo aceptará gustoso ese uso.

- ¿Has follado alguna vez con un hombre?

Will, la mano de Hannibal en su nuca contra la mesa, la mueve indicando que no. ¿Y qué, si es así mi primera vez? ¿Y qué si es dolor lo que necesito para sentirme vivo?

- ¿Quieres usar tu palabra de Seguridad? Estás a tiempo ahora, querido.

Will vuelve a decir que no.

- Bien. Buen chico. Estoy muy satisfecho contigo, Will. Y más lo estaré después de que haga trizas tu precioso y apretado agujero - dice, bajando de una el pantalón y ropa interior del perfilador.

Ya no hay marcha atrás. La Correa alrededor de su cuello lo ata al presente, a Hannibal, y le hacen ser muy consciente de lo que está apunto de pasar.

- Hazlo - se concede decir -. Hasta la empuñadura, fóllame duro, Dr. Lecter. Te necesito.

Hannibal sonríe. Cómo no acceder si lo que más desea en la vida, es complacerle.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now