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🔥 La fantasía de Will 🔥
- Vamos, unos bocados más y ya está.
Cuando Will le propuso a Hannibal cumplir una de sus fantasías, éste no se planteó decir que no. Como tampoco imaginó en ningún momento que la fantasía de Will era esto.
Desde que estaban juntos Hannibal se negaba en rotundo a que por las puertas de casa entrase comida basura. En realidad tampoco de puertas para fuera, por eso cada vez que Will comía fuera de casa, a su llegada, lo olía. Nunca hubo indicios de que su joven compañero le fuese infiel en ese sentido.
Porque para Hannibal sería un indulto hacia su persona si Will comía cualquier otra cosa que no fuese lo que él le preparaba y, dentro de la amplia gama culinaria, que además lo hiciese con comida que más que comida son químicos con forma.
- Además, no está tan malo. Se me hace la boca agua a mí, Hannibal.
La boca y la polla, piensa Hannibal mirando el pantalón de Will. Todo sea por la gloria y sentir esa dureza en su boca o maltratando su próstata. Le era indiferente.
- Si te comes la mitad, soltaré tus brazos.
- Will, sabes que esto no lo haría por nadie, ¿no?
- De eso se trata el amor. De hacer en ocasiones cosas por complacer al otro, aunque estén fuera de tus expectativas. Venga hombre, que pones una cara de asco que casi casi me das pena.
Will sonríe acercando lo que él llama hamburguesa y Hannibal bazofia. El olor que desprende le asquea, el sabor es horrible. Está apunto de echarse a llorar.
- Imagina después cómo voy a follarte. Mira cómo me tienes viendote tan vulnerable.
- Quiero tocar, no mirar.
- Y yo que te acabes todo esto. Aquí cada uno debe luchar por lo que quiere.
Otro trago más, una lágrima que cae. Se siente sucio y Will lo sabe, encontrando placer en la humillación.
- Hagamos un trato.
- Nada de tratos. Prometiste cumplir mi fantasía.
- Y tú te guardaste muy mucho de especificar qué era. Qué chico tan travieso eres, mylimasis.
Will apoya su mano sobre el pantalón de Hannibal, y aprieta.
- Tan malo que voy a dejarte las ataduras mientras me toco sentado en tus muslos, y sólo puedas mirar. O quizá me coma tu bonita polla y hago que te corras dentro de una de estas hamburguesas. Lo pensaré.
La polla de Hannibal despierta imaginando las dos cosas. Adora a Will y hacerlo conlleva hacerle feliz.
- Ve más rápido.
- Sí, señor. No vas a morir por comerte esto, tranquilo.
Pero Hannibal ya está en el futuro viendo cómo Will se masturba y llega al orgasmo mirándole a los ojos. Está en el preciso instante en que lo monte, y vea como el sudor pega sus rizos en la frente mientras gime y repite lo que le encanta.
- Patatas y helado y soy tuyo.
- Voy a explotar.
- Lo harás, pero conmigo. Estoy deseando follarte. No me hagas esperar demasiado.
