Dominante y dominado

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

"Mira cómo me miras. Quemas. Eres deseo, ganas de comerme el mundo, eres amor. Vuela conmigo, te prometo que será un gran viaje"

🔥 Dominante y dominado 🔥

Dominante y dominado. No sabría decir cuál de las dos opciones le gustaba más. Con Will nunca se sabe. A veces entraba por la puerta de su consulta como un torrente, todo emoción y ganas de hacerle daño. Otras, en cambio, lo hacía tan sumiso que Hannibal no podía hacer más que coger su cinturón, tensarlo entre sus manos, y ser él el que llevase las riendas del tiempo compartido.

Hoy no era ese día.

- Doctor, mire lo duro que está. ¿Va todo bien?

Hannibal sonríe, adora esta faceta del joven. Cómo había llegado hasta ella no era más que el fruto de los susurros tras la crisálida. Will se había entregado por completo a sus palabras, a su forma de ver el mundo alrededor arder, a ser él la llama que lo causaba.

- Will...

- Ni una palabra. Hoy eres mío, Hannibal.

Sus ojos azules, oscurecidos por el deseo, aumentan su pupila al imaginarse lo que va a ocurrir. Hannibal ha grabado en su Palacio Mental cada cambio fisiológico de Will, cada giro de su conducta. No tiene otro modo de revivir lo que cada vez es más asiduo. Nota cómo su polla tiene vida propia, empujando a Will que está sentado sobre él, inmovilizandole.

- Voy a follarte aquí, doctor. En esta alfombra tan cara, llena de polvo, de suciedad, de nosotros ahora.

Hannibal se relame. Seguro que sus pupilas también están al máximo. Su respiración crece a medida que Will le quita la corbata, le da la vuelta sobre la alfombra y la anuda en sus manos, tras su espalda. Duele, pero no las muñecas. Lo que le duele es la polla apretada contra el suelo, queriendo salir, queriendo entrar dentro de Will porque Hannibal, aunque sienta que cualquiera de las dos facetas es idónea, es un cazador. Él acecha. Espera. Y ataca.

- Joder, Hannibal. Eres la imagen del sexo mismo.

Manos rápidas que bajan su pantalón y ropa interior a la vez, esta vez Will tiene prisa. El agua que lo conforma ha sobrepasado el dique que es su persona, y ahora sólo queda fluir con él o ahogarse. Hannibal, por supuesto, elegía ambas. No había mejor manera de llegar al orgasmo que dejándose engullir por ese joven al que no sólo había entregado su corazón, sino que había creado un mundo donde su nombre estaba en cada uno de sus rincones. Will era dueño de algo que desconocía, y era mejor así, no podía darle más poder del que ya tenía.

- Siempre tengo ganas de ti.

La lengua de Will provoca escalofríos en su espalda y más tensión si cabe en su polla. Sabe lo que Will quiere, sabe que cuando esto acabe tendrá que comprar una nueva alfombra. Cómo adoraba esta faceta del perfilador.

- Gime para mí, Hannibal, no merezco menos.

Sus siete palabras, siempre presentes. Hannibal lo hace a pesar de no querer hacerlo, tener para sí un resquicio de su propia esencia y no dársela en bandeja a Will. Imposible, impensable. Su cuerpo se rendía antes que su mente, su corazón directamente ni luchaba.

- Quiero que me sientas - Will dirige la punta de su polla hacia su agujero. Quiero que te duela lo suficiente para que nunca lo olvides.

Dulce e inocente Will. Hannibal nunca olvidaba nada. Cada embestida es un grito que llena la consulta y que le recuerda que, en estos momentos, es más de Will que de sí mismo. El agarre del perfilador sobre sus muñecas atadas mientras sus movimientos se vuelven más salvajes, Hannibal siente un dolor tan placentero que siente cómo bajo él está manchandolo todo. Se ha corrido así y no le importa.

- Joder, mierda. Te deseo.

La tensión en las manos de Will que ahora agarran su cadera, también él lo deseaba a cada instante. Tal vez en un futuro hubiese algún pequeño instante que quedase difuminado, pero el olor del semen de Will sobre él marcandolo porque al fin y al cabo, le pertenecía, no era una de esas cosas. El sabor del mismo en sus labios porque a Will le gustaba que lo probase siempre, tampoco.

- Lamelo. Estoy así por ti.

Y Hannibal lo hace. Cada gota, sin dejar de ahogarse en los ojos de Will. El cielo en el que nunca ha creído debe estar en su cuerpo, piensa, en cada orgasmo y en la promesa de repetirse a los pocos minutos.
Nunca tenían suficiente. Porque si Will era un torrente de emociones, Hannibal era quién canalizaba todas ellas, ardiendo con él.

Hannigram - Cortos -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora