"Somos más que piel que anhela ser tocada. Más que dos corazones que se sienten cerca sin estarlo y que dos cuerpos que se reconocerían enn cualquier lugar. Somos certeza, preciosa, My oportunidad"
🔥 Humo invisible 🔥
Se había extendido rápido. Una enfermedad que Will había aceptado porque a través de Hannibal había conocido lo que era el deseo.
El humo, invisible, de boca en boca. Will tragaba, aspiraba, seguía tragando y se preguntaba por qué no era capaz de decir que no. Su corazón, firme, respondía. Quieres ser como él. Estar con él. Descubrir hasta qué punto sois uno.
- No caerás, confía - la voz de Hannibal, lejana, le insta a continuar -. Te tengo, querido Will. Te tengo.
Nota una mano sobre su nuca y el olor de Hannibal. Café amargo, la primera nieve de la temporada, el frío que recorre tus sentidos y te coloca firme sobre la tierra. Hannibal era hogar donde Will sabía que era caos. No me sueltes, piensa, no me sueltes y seré tuyo.
- Dame más - le pide, ladeando la cabeza.
- Todo lo que tengo te espera, si lo quieres. Sé libre de alcanzarlo, mylimasis.
Se había extendido rápido. Una enfermedad que Will había deseado porque a través de Hannibal había conocido lo que es el amor. ¿Has olvidado quien fuiste? La parte de él que todavía es consciente se lo pregunta a menudo. Jamás contesta.
El humo, invisible, entre lenguas que hablan silenciosas. Chocan, se saborean y se recorren transitando un camino que las dos conocen bien. Will pega su cuerpo al de Hannibal, ardiendo, suplicando más.
- Eres insaciable - dice Hannibal, y Will siente su sonrisa en sus labios -. Demasiado de golpe podría ser fatal, Will.
- Lo deseo. Dámelo todo, Hannibal. No tengo miedo.
El psiquiatra acaricia su pelo entrelazando su dedo índice en los rizos de Will. Cada suspiro había merecido la pena. Cada acto involuntario de Will que él mismo había auspiciado. Se había sentido tan sólo que en la soledad había imperado la voluntad de tenerlo a su lado a cualquier precio. Hannibal sabía que, de tener, su alma se perdió con Mischa. No estaba dispuesto a perder también el corazón.
- Si continúas perderás lo que conoces.
- Lo sé. Lo quiero. Así lo he decidido.
Choques de carne desnuda y el sonido tan particular que hacen en cada embestida llenandolo todo. La mano de Hannibal alrededor del cuello de Will, a su merced, mientras lo sujeta y le da lo que desea inclinado sobre él. Gemidos mientras traga, gemidos mientras repite su nombre. La cúspide de la unión en el orgasmo casi compartido y Will, al fin, tan suyo como nunca antes nadie lo ha sido.
- Gracias, Hannibal.
Hannibal quiere decirle muchas cosas. Que antes de él estaba dormido. Que con él es capaz de demasiado. Que la poesía es polvo en estos momentos y que la música de su corazón lleva su nombre. Le abraza, apoya la cara en el cuello de Will y aspira llenándose de él.
- Descansa. Eres todo lo que está bien en el mundo para mí, Will.
Se había extendido por completo. Como un fuego que todo se lleva a su paso y que se detiene cuando ha finalizado de sembrar el horror. No era una enfermedad, Will sabía que no lo era. Era mucho más que eso.
- Te quiero - le dice por primera vez, sus ojos cerrándose. Tengo miedo, pero sé que estarás a mi lado.
