Llamada telefónica

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#Hannigram

Llamada telefónica

- Quiero que cuando no se encuentre bien, me llame, Will.

- ¿A qué se refiere con bien?

Hannibal le mira y una media sonrisa aparece en sus labios.

- Deberíamos dejar caer el velo, usted y yo, pues ambos sabemos lo que somos.

- No sé de qué me habla... - Will aparta la mirada.

- Sólo hágalo. No es una obligación, tan sólo en caso de... necesidad. Una vía de escape.

Will asiente. Mira a Hannibal y una punzada en su bajo vientre le sobreviene. Sabe lo que significa, como mucho en dos días deberá encerrarse en casa. En cuanto salga de la consulta pasará a comprar lo que necesita y no tiene.

- Gracias, Will. Ahora, ¿por dónde íbamos?

Como Will ya sabía, varios días más tarde le sobreviene el calor. La incomodidad. La insatisfacción por sentirse lleno. Sus perros están preocupados, se ha encerrado en su habitación y sólo sale cuando la fiebre se lo permite y su cuerpo está lo suficientemente estable como para abrirles la puerta de casa y que salgan a hacer sus necesidades. No quiere llamar a Alana, no después de haber sido rechazado. Si Beverly estuviera viva....la echa de menos.
Will se abraza a sí mismo, sudando desnudo en la cama, cuando el calor le golpea una y otra vez. Ningún juguete está sirviendo, es tan sólo una calma momentánea.

¿De qué le serviría llamarle?

Las palabras. La voz de Hannibal. Ese maldito Alfa engreído que cree que puede ayudarle por teléfono.

¿Y si puede? ¿Qué puede perder?

Hannibal es su psiquiatra. Un hombre de cincuenta años demasiado orgulloso, la antítesis de Will en cuanto a gustos se refiere. A veces se sorprende mirándole de reojo - pues intenta mirar a los ojos casi siempre - y se pregunta cómo alguien como él no tiene un Omega ya. Debe de haber cola.

Quizá sí la tiene y Will lo desconoce. Pero de tenerla, no se habría ofrecido. De haber alguien ya en su vida, no habría propuesto que le llame en caso de necesidad.

Joder, lo necesito tanto.

Will mancha la cama, no puede evitarlo. Lleva odiando ser Omega desde que empezó este calvario. También se culpa porque de querer, podría satisfacer estos días con cualquier Alfa dispuesto. Y, la verdad, cualquiera lo está con un Omega en celo. Ellos no hacen miramientos, pero Will sí.

Mierda. Mierda.

Más humedad, más dedos que acompañan al juguete más grande. No vale de nada. De nada.

- ¿Doctor.... Lecter?

Ya ha llamado y ni siquiera se acuerda de haberlo hecho. ¿Antes o después de morder la almohada?

- ¿Qué pasa Will? - Hannibal, al otro lado, su voz lo más firme que puede.

- Me dijo... ya sabe...

- ¿Está en un lugar cómodo?

- En mi cama... esto es un desastre - responde Will.

Hannibal suspira.

- Necesito que se concentre en mi voz, ¿podrá hacerlo, Will?

- No sé.. Yo... No me encuentro bien..

- Quiero que cierre los ojos y se tumbe en la cama, de espaldas.

Will aparta sus manos de sí mismo y tira el juguete al suelo. Se tumba y cierra los ojos, el teléfono apoyado en la almohada en manos libres.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now