Mi compasión por ti es inconveniente

1.5K 174 12
                                    

#Hannigram #relatocorto

Hannibal había dejado su destino en manos de Will desde el momento que le conoció. Supo, de antemano, que los sentimientos acabarían gobernando su entereza y que ésta acabaría rompiéndose.

- Mi compasión por ti es inconveniente, Will.

Sus ojos azules, menos azules ahora en el interior de la cabaña del acantilado, observando cada movimiento de Hannibal esperando un ataque. Un movimiento. Algo.
Will ha escapado junto con él y aunque a oídos del mundo grita que es para atrapar a Francis Dolarhyde, a Hannibal no puede mentirle, ya no. Esa es una verdad a medias, una mentira.

- Tu compasión por mí no te impidió clavarme ese cuchillo, Hannibal.

Se levanta brevemente la camisa, mostrando la sombra de una cicatriz que llevará para siempre. La marca de Hannibal cerró bien físicamente, mentalmente es otra cosa.

- Palabras vacías. Hice lo que debía. Un intercambio justo. Me traicionaste, Will. Nos traicionaste a ambos.

Will bebe un sorbo de la Copa de vino que minutos antes ambos se han servido. Mira más allá de Hannibal, sobre la mesa.

- Es mi botella. La que te regalé hace años - le dice.

- Como decía, mi compasión por ti es inconveniente - Hannibal asiente.

Los dos hombres se estudian. El tiempo ha hecho mella en ellos, sólo un poco. Hannibal, imponente, no aparta los ojos de Will mientras apura su copa. Will, más cerca de lo que ha estado nunca de él, camina hacia la ventana, esperando.

- Te esperamos, Will. Abigail y yo. Habría esperado por ti más de lo necesario - escucha Will tras de sí, los pasos acercándose -. Nos encontramos, nos vimos, teníamos un futuro.

Will calla. Es cierto. Siente a Hannibal tras él como un murmullo, se le eriza la piel del cuello. No quiere darse la vuelta y que sepa cómo se siente. Tampoco es necesario.
Hannibal ya lo sabe.

- Lo hice por nosotros. Todo lo que he hecho ha sido por nosotros. Estabas perdido, tú mismo lo dijiste. Tu casa se alejaba de ti y la veías desde lejos como si tú fueses un barco a la deriva.

- Lo recuerdas - dice Will.

- Respecto a ti, jamás olvido nada. Mi Palacio Mental está marcado con nuestros momentos - Hannibal cierra los ojos -. En las paredes están escritos nuestros diálogos. Cuando camino por él, lo recorro entero, leyendo cada frase, cada palabra.

Hannibal se acerca un poco más, su aliento rozando a Will de la manera más íntima que conoce.

- Tu Palacio Mental puede mentir, Hannibal. Perspectiva. Mis vivencias y las tuyas son diferentes, la verdad depende de las experiencias subjetivas de cada uno de nosotros - dice Will, su mirada fija en la oscuridad de la noche.

- No en esto. Te clavé un cuchillo, esa es la verdad. El añadido que hagamos cada uno de nosotros sí que es subjetivo. Yo me sentí...

- Roto - responde Will por él.

- Ciertamente. Roto. De nuevo, solo. Y tú luchabas todavía contra tus sentimientos hacia mí. Dime, Will, ¿has dejado de luchar?

Su mano derecha asciende hasta el cuello de Will. Pasa dos de sus dedos por la parte de atrás, nota que Will se estremece.

- ¿Todavía no te has decidido? - repite -. Puedo decidir por ti - su cara, apoyada en el hombro de Will, que no lo impide -. Puedo... te sigo esperando, Will Graham. Parece que siempre esperaré por ti.

Todavía sin darse la vuelta, Will lleva su mano libre hacia atrás, ahuecándola en el rostro de Hannibal. El psiquiatra cierra los ojos, todo este tiempo preso le ha llevado a este momento, con Will abriéndose a él, la mariposa batiendo sus alas al salir de la crisálida.
Un dejá vu.
Esto ya lo ha vivido.

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now