Descubriéndose

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

Cuba les había acogido como uno más, y en la cotidianidad del día a día los dos hombres se descubrían de nuevo.

Tal vez fuese la calidez de su clima, la amabilidad de sus gentes o la historia que rezumaba allá donde mirases. Sea como sea, Hannibal había sido testigo del cambio en Will. Sonreía cada vez que veía al joven alimentar a sus nuevos perros, sonreía cada vez que Will le besaba solo por el hecho de existir. Cuando Will despertaba por las noches - en ocasiones, todavía tenía pesadillas - se abrazaba a Hannibal buscando seguridad, aferrándose al ahora.

Hannibal se lo daba, por supuesto, Hannibal le daría a Will todo lo que quisiese.
Nunca le preguntaba por sus pesadillas. Si Will quería hablar de ellas, estaría preparado.

- Te echaba de menos - los brazos de Will rodean su espalda mientras se mira en el espejo del baño.

Monotonía. Todo un descubrimiento para él, con Will a su lado. Su adorado amante, su compañero.

- No llevo más de 10 minutos fuera de la cama - sonríe Hannibal.

- Demasiados. Vuelve.

- ¿No has tenido suficiente? - Hannibal se gira ahogándose de nuevo en los ojos azules de Will.

- Nunca tendré suficiente de ti, doctor. He perdido demasiado tiempo antes, sólo estoy recuperándolo.

Will y su no-vida. Will y Molly. Más de dos años engañándose y engañando a una mujer que nunca habría sido bastante. Porque Will era Hannibal y Hannibal llevaba siendo Will mucho tiempo ha.

- Además - añade Will - me prometiste anoche que me enseñarías algo nuevo. Soy su alumno, profesor, moldee mi joven mente. Haga algo con mi gran curiosidad.

Una carcajada sale directamente del corazón de Hannibal. Últimamente todas ellas provienen de allí. Acaricia a Will y besa sus labios, que tan bien conoce ya.
Antes de Cuba todo era un fino cristal por el que ambos caminaban, después de Cuba  esa capa había desaparecido y sus pasos eran firmes, seguros. Así lo habían decidido.

- Lo recuerdo. Pero también - besa su mejilla - conozco mis límites, joven insaciable.

- Oh, vamos, no eres tan mayor. ¿Acaso he superado ya al maestro? - Will sonríe y el alma de Hannibal, de tener, sonríe a su vez.

- Son diez años....

- Basta. Eres perfecto, eres demasiado. Siempre tan elegante, tan guapo que duele mirarte. Siento mucho no haberme dado cuenta antes de lo mucho que te amo. Amo tu rostro - Will le besa - amo tus hombros, tu pequeña tripa. Amo tu polla y amo todavía más sentirla dentro de mí. Verte todos los días, saber que somos libres, juntos....

Hannibal le abraza. ¿Y si sueña? ¿Y si despierta?

- ¿No tienes miedo de cansarte? - Hannibal nada quiere esconder.

- Nunca. Uno no se cansa de la persona que ama.

Tan simple como eso. Cotidianidad, monotonía. Palabras que asustan y que Will y Hannibal abrazan como a un puerto seguro.

En la monotonía Hannibal cocina para Will: recetas que ya conoce, otras que, por el contrario, ha aprendido aquí. Recetas cuyos ingredientes siguen procediendo, en parte, de la humanidad misma. Will lo sabía. Lo aceptaba. Jamás decía nada.
En la cotidianidad Will era el protagonista de una historia que Hannibal escribía sobre sus pasos. Y se dejaba cuidar, y se dejaba querer. Y adoraba esa atención que a otros espantaría.
Porque en el día a día los dos aprendían no sólo el uno del otro sino también de sí mismos. Aprendían el significado de un amor que tan esquivo se había mostrado, de un deseo que siempre estuvo ahí y que al fin se liberaba. Aprendían a leer entre líneas, a escuchar, a ser.

- Creo que ya estoy listo - le susurra Hannibal, al oído.

- ¿Crees? - Will se sienta sobre uno de los muebles y acerca a Hannibal, girándolo sobre su espalda -. Y luego soy yo el insaciable - añade metiendo su mano bajo el pantalón corto de Hannibal -. Eres el hombre más jodidamente sexy del mundo. No me hagas repetirlo dos veces, Hannibal.

Hannibal sostiene la mano de Will bajo su pantalón, estando cada vez más duro.

- Volvamos a la cama. Te enseñaré lo que te prometí.

De nuevo la sonrisa de Will rivalizando con el sol. Otra vez la sonrisa de Hannibal acompañandole.

Si está dormido, si despierta... a Hannibal le trae sin cuidado. Porque la vida la forman los ahora, el reloj marcando el presente y la firme convicción que si tienes la suerte de estar con quien amas, se puede caminar juntos hacia el incierto futuro.

Hannibal es afortunado, y tiene todo lo que nunca supo que necesitaba.

Fanart Beatricenius

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now