El Hilo Rojo

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

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#Hannigram #Hannibal #WillGraham #relatocorto

🔴 El Hilo Rojo 🔴

«Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».

- ¿Cree en el destino, Will?

En la consulta de Hannibal, el psiquiatra piensa en ello sentado frente al perfilador. ¿Alguna vez se había parado a pensarlo? Cree que no. ¿Por qué, entonces, ahora?

- No lo sé - responde el joven -. No. Creo que no.

Hannibal asiente, anotando en la libreta que está sobre sus rodillas. Apoya el bolígrafo en medio.

- ¿Nunca ha sentido como si algo estuviese escrito?

Will calla. A veces, piensa. Contigo. Se ruboriza un poco, sus ojos azules en sus manos, ahora, nerviosos.

- ¿Como un deja vu? - pregunta.

- No, más bien como una certeza que tenía que ocurrir. Como un arcoiris tras la tormenta.

Will se frota las manos. Quiere, tiene miedo. Cómo decirle que ha ido ocupando sus pensamientos, poco a poco, sesión a sesión, y que ahora todos ellos no le pertenecen. Cómo explicarle que cuando está con él se siente seguro, que es el único que no le juzga y que, en esa confianza, desea más.

- ¿Y usted, Dr. Lecter, cree en el destino?

- ¿En que no hay nada que podamos hacer por voluntad propia? No. Pero creo - se para, mirando a Will aunque éste no le mire - que en algún lugar del mundo todos tenemos una persona, dos, que harán de nuestra vida un espacio seguro. Mejor, si lo prefiere, para vivir. Un hogar.

Will asiente porque quiere creer que él también cree eso. Aunque no haya tenido la suerte de coincidir con alguien así, aunque no crea que él mismo pueda ser esa persona para alguien.

- No me ha pasado - responde -. La gente tiende a evitarme, ya sabe. O tiendo a evitarlos yo.

- ¿También me evita a mí, Will?

- No.... a usted no.

Hannibal piensa en el perfilador, diez años más joven que él. En su empatía, que le hace vulnerable. En sus neuronas espejo, que le hacen voluble y, a su vez, fuerte como las raíces de un árbol bajo tierra. Will Graham bien podría ser el motivo de que su disfraz de persona sea menos disfraz, un día. Un compañero.

- En la Antigua Grecia se creía que Zeus, el padre de todos los dioses, creó a los humanos. Y que, en su creación, nos separó. Pues teníamos dos cabezas, cuatro piernas y cuatro brazos. Decidió que sería divertido dividirnos en dos cuerpos, una cabeza, dos brazos y dos piernas. Pero lo que tal vez no pensó - o sí, los Dioses antiguos eran traicioneros - es que esa separación provocaría un anhelo. Unas ansias, por reunirse de nuevo.

- ¿Por eso buscamos y buscamos?

- No lo sé. Sólo es una historia, Will. Una historia sobre la que hablar en una sesión de terapia - sonríe.

Will piensa entonces en algo que leyó. El Hilo Rojo.

- ¿Conoce la creencia asiática del Hilo Rojo, doctor?

Hannibal asiente, animando al perfilador a continuar. Quiere oír todo lo que tenga que decir sobre el tema.

- Se dice que todos estamos Unidos a diferentes personas por un hilo rojo invisible, que nos atan a ellas, y que no sólo estamos destinados a encontrarnos, sino a que esa union no se rompa nunca, no desaparezca, por muy lejos que estemos el uno del otro.

- ¿Cree en ello?

Will levanta sus ojos azules y lentamente se deja acompañar por los de Hannibal, ámbar, profundos, sonriendole.

- Quizá. Hace poco, de hecho.

- Hábleme de ello.

Will respira profundamente, dudando. Cómo decirle que en lo único que cree es en sus labios sobre los suyos, y sus manos rodeando su cintura mientras le prepara para algo más. Cómo explicarle que quiere ser más que su paciente y que, por ello, está dispuesto a demasiado.

- He estado pensando en esto - señala la distancia entre los dos -. Necesito entender lo que siento por ti, Hannibal.

Su tono de voz, suplicando ser entendido. Su nombre en los labios de Will, duros, apetecibles.

- ¿Soy tu hilo rojo, querido niño?

Hannibal se levanta y Will, nervioso, hace lo mismo. Ninguno de los dos se mueve, a salvo en la distancia que les separa.

- Eres. No sé todavía el qué.

- Déjame conocerte - dice Hannibal -. Déjame ser contigo.

La distancia, menor ahora, en unos pies que no son dueños de nadie. El Hilo Rojo, visible, alrededor del cuello de Hannibal.

- Me perderé - responde Will -. Y los dos sabemos que necesito estabilidad.

Hannibal sujetando el hilo con los dedos en su cuello, evitando ser asfixiado. Will, alargando su mano, temblando, bajandola antes de llegar donde quería.

- Tómalo. La otra mitad es tuya.

Hannibal coge la mano de Will, cálida, dubitativa. Coloca el extremo de ese Hilo Rojo que rodea su cuello. Un regalo, una declaración, una intención en ese acto.

- Hannibal....

Los labios de Hannibal sobre los suyos mientras sostiene ese hilo rojo. Tensandolo sin darse cuenta mientras responde al beso. ¿Es esto, a lo que se refería antes con el hogar? Porque Will se siente en casa ahora.

- Tienes mi confianza, Will. Regálame la tuya y veamos qué tan cierta es la historia.

Will se abraza a él, enterrando su cara en el cuello. Solloza. ¿Por qué? ¿Que tan sólo se ha sentido? ¿Qué tan necesitado de compañia, de Hannibal?
Las manos del mayor alrededor es todo lo que le atan al presente, al ahora. Y ese hilo rojo entre sus dedos, al que le promete intentar entender para así entenderse a sí mismo.

Fanart The Vatican

Hannigram - Cortos -Where stories live. Discover now