XXIII

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El tiempo seguía pasando, y se acortaba para llegar al día marcado.

Las dos familias habían estado tan ocupadas como para darse cuenta del pasar de los días, pero, por encima de todo, para Minhyun, estaba Minki. Cada día hablaban, y sus conversaciones se hacían más y más largas, más personales y continuas. Minhyun solía enviarle regalos a su prometido y, él, le escribía cartas más y más seguido; en estas confesaba algunos secretos diciéndole a Minhyun que sabía que podía confiar en él, además de detallar cada vez más aquellas hojas con colores, pegatinas, dibujos e incluso con algunos otros detalles escondidos, como pequeñas notas o incluso algunos dulces llegando con las cartas.

Sus padres hacía tiempo que se habían dado cuenta de los pequeños cambios que estaba teniendo el menor de sus hijos, y sus hermanos sólo argumentaban una razón. Amor.

— Buenos días, Ren. —Saludó la menor de sus hermanas cuando lo vio sentado en la sala.

— Buen día, Soo-chan.

— ¿Tienes un momento para hablar con tu one-chan?

— Seguro. —Ella se sentó a su lado y el rubio se apresuró a darle su atención.

— Rennie, te he visto un poco cambiado, ¿estás usando un nuevo perfume? ¿Peinado? ¿Algo que yo no haya notado?

— Eso sería imposible. —Respondió con humor.

— Mj. Entonces ¿mis sospechas son ciertas?

— ¿Qué sospechas?

— Minhyun ya te está conquistando, ¿verdad?

— ¡One-chan! Que cosas dices.

— Rennie, has estado muy atento a él y a sus actividades, y no han sido sólo un par de veces que te he escuchado murmurar lo mucho que lo extrañas y que quieres que ya pueda venir. Te la pasas hablando con él en el teléfono y todos los días le envías cartas.

— No es cierto.

— ¿Para quién es la que estás escribiendo?

— Emm… para Minhyun.

— ¿Ves? Y ayer le escribiste otra. No lo niegues, Minhyun comienza a gustarte.

— One-chan, no hagas esas acusaciones.

— Rennie, te vuelvo a preguntar, ¿qué sientes por él? —El menor sintió un calor en sus mejillas tras la pregunta de su hermana.

— Ah, one-chan, qué cosas preguntas. va a ser mi esposo y yo… le tengo cariño.

— ¿Pero no lo amas? O cuando menos… ¿te gusta? —Se acercó más al menor y tomó sus manos con cariño. — Rennie, tú sabes que puedes confiar en mí, ¿sí? Soy tu hermana mayor y yo sé que te pasa algo. Me gustaría que me lo dijeras porqué yo puedo ayudarte, sé que el primer amor es el más confuso, pero también sé que es el más hermoso, porqué experimentas por primera vez… la sensación y necesidad de extrañar a ese alguien hasta estar en sus brazos y sentir su protección. Puede que yo ahora no tenga novio, pero tú sabes que puedo entenderte y, si no me lo dices ahora, después va a ser más difícil que te ayude.

— One-chan. —Suspiró y miró a los ojos de su hermana. (Costumbre que siempre tuvo al hablar con alguien) — Yo no…

— ¡Minki! ¡Hijo! —Se apresuró a ponerse de pie al escuchar la voz de su madre llamarle. — Adivina quién vino.

— ¡Minhyun? —Se apresuró a suponer sorprendiendo a todos con su emoción.

— No, cariño, pero sí los padres de Minhyun. —Los señores Hwang entraron a la sala detrás del señor Choi.

El anillo de mi dedo anularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora