XXXVIII

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— Minki, ¿qué haces despierto a esta hora?

— Estaba leyendo un poco, mamá. —Dijo mientras cerraba el libro en sus manos y se giraba de la ventana hacia su madre.

— Deberías volver a la cama, apenas van a irse tus hermanos a la escuela.

— Yo quiero ir a la escuela.

— No puedes ir hoy, cariño, no olvides que el licenciado Sasaki va a venir más tarde para el ensayo de la ceremonia con Minhyun y, después, vamos a atender los últimos detalles para traer tu traje, tan bonito, a casa ya.

— Sí, mamá. Está bien. —Respondió llevando su vista al libro sobre sus piernas, en partes deseando que las faltas que había tenido en la escuela no le trajeran problemas, sintiendo que su estómago se revolvía agresivamente al punto de sentir el vómito llegar hasta su garganta por los nervios de llevar un traje de bodas a su casa esa misma tarde. Tuvo que tragar fuerte cuando sintió que ese vómito llegaría a su boca y anticipó la llegada de sus hermanos y padre, además de la mirada atenta de su madre.

— ¿Te sientes mal, hijo?

— No. No, papá. —Paseó sus ojos de un extremo de la sala a otro pensando en cómo podría excusarse, en eso, algo volvió a su mente. Coincidencia, suerte o pensamiento rápido; fuera lo que fuera, Minki, lo agradecía, pues, de nuevo, no habían pasado más de 10 segundos antes de que volviera a hablar con la excusa perfecta al sonido que había hecho al resistir las nauseas. — Ayer, llegué cansado y bueno, ustedes preguntaron por todo el viaje, yo les conté y en eso pasaron las horas y ya no alcancé a decirles. —Hizo una pausa buscando entre las hojas de su libro.

— Decirnos ¿qué?

— Minhyun nos regaló estos boletos para ir a su concierto hoy.

— ¿Concierto? —Minki le extendió los boletos a su madre y ella los recibió.

— Sí. Su concierto será a las seis en Kioto. Mañana tendrá otro en Tokio, después de eso se irá de vuelta a Corea y nos invitó a su concierto de hoy. ¿Podemos ir? —Sus padres se miraron.

— ¡Un concierto! ¡Que emoción! —Exclamó su hermana mayor mientras los tres chicos se acercaban para sentarse junto al rubio.

— Podemos ir al de mañana en Tokio, ya que hayamos terminado con esto.

— Tendríamos que salir temprano, y los muchachos no irían a la escuela.

— Yo no quiero faltar mañana. —Intervino el rubio sin mirar a sus padres, más por temor a que lo regañaran por oponerse, que por cualquier otra razón. — Además, Minhyun y su manager fueron muy amables. Minhyun apartó estos boletos para nosotros, y sería grosero dejarlo esperando hoy. —Las miradas de su familia se posaron sobre él.

 —Las miradas de su familia se posaron sobre él

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El anillo de mi dedo anularWhere stories live. Discover now